Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Este domingo 7 de enero de 2017, la liturgia de la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de LA EPIFANÍA DEL SEÑOR. El término Epifanía es una palabra de origen griego que significa manifestación o revelación. Se trata de la manifestación de Jesús a los magos de oriente descrita en el pasaje bíblico de Mt 2,1-12.
Con la Epifanía, Jesús se presenta como el mesías, salvador de todos los hombres representados en aquellos personajes que llegaron desde el oriente, lo reconocieron y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. De esta manera, la Epifanía celebra la universalidad de la salvación; es la fiesta de la llamada a la salvación de todos. En Cristo y por medio de Cristo, Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
El pasaje evangélico que describe el encuentro de los magos de oriente con Jesús, nos enseña cómo se llega a Cristo y se obtiene la salvación: Uno llega a Cristo con la disponibilidad y la apertura de los magos de oriente; con la perseverancia y la búsqueda de su persona, con el deseo firme de querer encontrarse con la verdad y con la disposición de ser capaces de ofrecerle a Dios lo más valioso de nuestra vida.
La tradición bíblica de los magos de oriente que fueron a Belén para adorar al rey de los judíos, dio origen a la tradición popular de LOS REYES MAGOS que traen regalos a los niños la noche del 5 de enero. Año con año se renueva la ilusión de los niños por los presentes que los Reyes magos les traerán.
La figura y presencia de los Reyes Magos en la vida de los niños es fundamental; es abundante e incuestionable todo lo que aportan en el hogar. Reconocemos que son muchos y muy variados los regalos que ofrecen dentro de la familia. Son actitudes, tiempo, valores, testimonio, sacrificios y entrega. No sólo son los regalos de una noche, es toda su vida convertida en don para los demás.
Ciertamente en este año nuevo, seguramente los reyes magos batallaron para llevar a cabo su misión. La cuesta de enero es real, sobre todo después de los gastos que se hacen desde principios del mes de diciembre con la llegada de las fiestas decembrinas, que en México empiezan desde los primeros días del último mes del año.
La llegada del nuevo año con sus desafíos y expectativas propias, se ha presentado con un incremento en los precios de productos de la canasta básica: frijol, azúcar, leche, jitomate, arroz, además del gas LP y las tortillas. Esto representa un gasto muy fuerte y severo para la economía de las familias mexicanas.
De esta manera, a las preocupaciones de los problemas sociales que han traído miedo y dolor a muchas familias, se agrega ahora este injusto flagelo. El salario no alcanza para satisfacer las necesidades básicas en los hogares. Ya no se diga para hacer frente a la escuela, el cuidado de la salud y algunos otros servicios.
Vivimos en un país de altos contrastes, somos una nación con muchos recursos pero mal administrados, la corrupción y la impunidad han creado muchos pobres en México. Es escandaloso e injusto que sólo algunos actores sociales reciban jugosas recompensas, mientras que millones de pobres no cuentan con los servicios básicos. Esta realidad genera cada vez más un resentimiento y malestar sociales que no hacen bien a nadie.
Ojalá que quienes aspiran a gobernar este país, no sólo describan las calamidades que nos distinguen como sociedad sino que presenten también propuestas concretas y viables para salir de ahí y estén dispuestos a llevarlas a cabo si es que llegan al triunfo; que las aspiraciones políticas no sólo busquen adueñarse del poder para seguir con los mismos vicios sino que estén movidas por el afán de servir a este país, para construir el estado de derecho y tener una sociedad más justa con índices de bienestar para todos.
Ojalá mejoren las condiciones de vida y se generen oportunidades para cambiar las circunstancias sociales en las que viven muchas familias; es fundamental promover la participación de los diferentes sectores de la sociedad para que entre todos reconstruyamos el tejido social; Que la celebración de la Epifanía nos llene de luz interior para encontrar caminos de progreso desde la paz y la justicia social.