Suculentos tamales, de salsa verde, mole, dulce o de una amplia variedad de sabores, representativos de las diferentes regiones del país o de otras naciones, cada uno con su sazón y presentación particular, se pueden disfrutar en la XXVI Feria del Tamal, que fue abierta hoy en el Museo Nacional de Culturas Populares, donde estará hasta el 4 de febrero.
En la muestra gastronómica internacional participan 50 productores provenientes de las entidades mexicanas de Chiapas, Ciudad de México, Michoacán, Oaxaca, Tabasco, Tlaxcala, Estado de México, Veracruz y Yucatán, así como de Bolivia, Colombia, Guatemala. Honduras, Nicaragua, Panamá y Venezuela.
Rodolfo Rodríguez Castañeda, director del Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), ponderó en entrevista con Notimex que se llegue a 26 ediciones de esta feria, la cual es muy esperada por el público capitalino, lo que cobra mayor valor en estos días de intenso frío en la Ciudad de México.
“Esto es también para cerrar las festividades de la navidad con el Día de la Candelaria, pero también representa la bendición de las semillas y el inicio del ciclo agrícola, que se trata de una fiesta, para lo cual tenemos a 50 productores de muchas regiones del país, así como de otros países”, destacó.
Puntualizó que respecto a la presencia de otras naciones se trata de aquellas con las que México comparte la cultura del maíz, que les da una identidad común, y sobre todo desde la gastronomía, existiendo presencia de una gran diversidad de tamales que caracteriza a cada participante.
“El público tiene que probar muchísimos, tenemos aquí a 50 productores, algunos de ellos traen uno o dos (tipos de) tamales nada más, otros traen entre cinco y seis, por lo que van a encontrar una gran variedad de más de 100 tamales”, resaltó el director del recinto ubicado en Coyoacán.
Una de las productoras, Herlinda Olivo Ramírez, del pueblo de San Pedro Atocpan, en Milpa Alta, Ciudad de México, comentó que además en su caso ofrece al visitante diferentes tipos de atole, como de maracuyá, atole de novia, atole de velo de novia, de guayaba y pinole.
Sin olvidar los ricos tamales de dulce, fresa, maracuyá, chocolate, mole rojo, mole verde, salsa verde, carne de cerdo, carne de pollo y guajolote con mole, “con precios muy accesibles que los visitantes, estoy segura, regresarán para llevar”, aseguró.
Según marca la tradición, el tamal se elabora a base de masa de maíz, del cual se aprovecha su hoja para envolverlo, aunque también se utiliza hoja de plátano, y en casos especiales hierba santa; se cocina al vapor o asado.
Los ingredientes del relleno dependen de la imaginación del cocinero, y van desde chile verde y rojo, pasas, piña, nueces, queso, cacahuate, pollo, cerdo y huitlacoche, hasta chaya, tuna, biznaga, nopales, frijoles, habas, sesos, birria, cazón, rana, conejo y otros ingredientes.
El tamal es un platillo que da identidad a los mexicanos y los identifica a su vez con habitantes de otros países del mundo. La Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas de la Secretaría de Cultura federal, lo celebra con su ya tradicional Feria del Tamal, que llega a su edición 26 en el mencionado espacio museístico del 30 de enero al 4 de febrero.