La cronista mexicana Alma Guillermoprieto, premio Princesa de Asturias de comunicación y humanidades, confesó este jueves que su objetivo como escritora es cautivar a quien la lee más allá de los datos confiables de sus libros.
“Hay quienes escriben como construir un motor que va a echar andar; otros escribimos como si estuviéramos haciendo una receta para una bebida que seduzca. Me importa muchísimo seducir a mis lectores, que al escribir yo divierta, interese, conmueva, enoje; y que si me estas leyendo sientas que estás conmigo”, dijo.
Guillermoprieto, una de las periodistas más reconocidas en idioma español en los últimos 40 años, donó este jueves su obra a la Casa Universitaria del libro de la Universidad Nacional Autónoma de México (Casul) y después compartió por más de una hora con sus lectores.
“La objetividad fría no es mi interés, trato que lo que escriba sea exacto, que corresponda a los que vi, que sea comprobable, pero que el viaje de leer este texto sea un viaje emocional”, insistió la periodista.
Los libros de la autora entraron a la biblioteca Casul en un acto sencillo en el que la directora del centro, Guadalupe Alonso, elogió la trayectoria de la narradora y la invitó a sellar con el cuño de la institución uno de sus libros, entre los cuales Alma eligió “72 migrantes”, sobre una matanza de emigrados en México en el 2010.
“Escogí este libro porque fue escrito en sociedad con 72 escritores y escritoras y por haber participado en un tema tan doloroso”, dijo la autora.
La poeta y ensayista argentina Sandra Lorenzano se confesó lectora de la cronista mexicana y destacó su sensibilidad para escribir las historias desde un punto de vista humano.
“Alma Guillermoprieto es un mito, una de las voces profundas que tiene la literatura de nuestra lengua. No voy a decir la crónica, voy a hablar de literatura porque lo que hace Alma es literatura enfocada, a veces desde la crónica más objetiva, y a veces desde una interioridad conmovedora”, dijo.
Ante una mayoría de jóvenes, Alma contó que entró al periodismo por accidente, luego de abandonar la danza tras una experiencia en Cuba, donde calificaban a los artistas de “comemierdas”. Más adelante habló de sus escritos y defendió el uso de la primera persona en las crónicas.
“En los talleres que impartía me decían, usted usa la primera persona, como si eso fuera una falta terrible. Para mi la clave es usar la primera persona para ayudar a quien me lee a estar en primer lugar y para hacer el ridículo porque yo soy fan de hacer el ridículo; es algo liberador”, observó.
Guadalupe Alonso destacó la capacidad de Guillermoprieto para darle un carácter universal a su escritura.
“Su enfoque en el continente americano, pero sobre todo en Centroamérica nos ha dado una perspectiva a través de la crónica con un estilo narrativo que cautiva y conmueve. Habla desde los datos duros pero también desde la emoción y la sensibilidad”, dijo.
Antes de incorporar la obra de Alma Guillermoprieto, la Biblioteca de Escritoras en Casul se hizo de los libros de la Premio Cervantes Elena Poniatowska y de Margo Glantz, además de integrar la Colección Vindictas y las obras de las autoras Cristina Pacheco y Elsa Cross.