Daniel López Aguilar/La Jornada

En un país como México, donde la violencia forma parte de la cotidianidad, la poesía logra colarse por cualquier grieta, pues es un género que siempre sobrevivirá, aseguró el poeta Hermann Bellinghausen (Ciudad de México, 1953), quien este sábado presentará su antología Despierto al sol, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).

El también narrador, periodista, cronista y colaborador de La Jornada explicó en entrevista que participar en este encuentro librero representa una oportunidad invaluable para enriquecer el diálogo entre autores y lectores.

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“Este proyecto tiene varias vertientes; hay algunos textos que apelan a mis padres fallecidos hace muchos años. Son parte de un amor y una disputa que, como sucede a todos, no terminan en nuestro tiempo de vida.

“Aunque no necesariamente son temas recurrentes o permanentes en mis obras, me interesan los asuntos del amor y el deseo, la fascinación por el paisaje y los animales silvestres. La sensación física y la experiencia de penetrar el mar, el desierto, la selva, las montañas.

“Un río hermoso supera cualquier poema. Además, la poesía no necesita ser testimonial, ni siquiera decir la verdad. No es una declaración ante el Ministerio Público o ante un jurado literario. Sin embargo, la poesía impone su verdad.

“No pretendo ser descriptivo, ni narrativo; los poemas deciden su camino por sí mismos, y yo sólo los dejo fluir. Trato de enmendarles los descuidos y las palabras mal elegidas. Rara vez decido si debo medir los versos, si debe rimar, así como la extensión, entre otros pormenores.

A veces una voz o mano ajenas tratan de imponerse y el resultado final, si no es negociado por las partes, será absurdo, irracional o inexplicable. Es inherente a la expresión poética. Uno puede ser íntimo, esquizoide, bipolar alucinado, o asumir una voz colectiva.

Coeditado por las universidades autónomas de Sinaloa y la Ciudad de México, la antología poética reúne cinco apartados escritos en los años recientes: A fin de cuentas, Bajo la cicatriz, Despierto al sol, Monólogos del mono y Somos piedras.

En el primer núcleo se abordan las relaciones familiares del poeta desde una perspectiva íntima y emotiva. En Discurso para mi madre y La ventana de mi padre, el autor explora las complejidades y los desafíos que surgen a partir de los antagonismos y complicidades.

La segunda sección refleja un aire de tristeza, desilusión y de pérdida, mientras en Despierto al sol se narran temas eróticos.

En el cuarto núcleo temático, Bellinghausen evidencia la importancia de Chiapas en su vida y en su obra, a partir de su experiencia como cronista durante el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Finalmente, Somos piedras se articula por textos que aluden a distintos protagonistas: los muertos, los jóvenes y las aves.

Para el promotor cultural, las nuevas plataformas o formatos electrónicos “han conmovido y hasta borrado las formas de hacer y crear, sacrificadas por la rapidez, todo ello potenciado a la ene por la flamante inteligencia artificial.

“Sin embargo, la poesía, milenaria y mundial, parece compatible con este nuevo territorio de comunicación. En un mundo amenazado por el analfabetismo funcional más alarmante de la historia, la poesía siempre sobrevivirá.

“En cuanto a las imágenes y las ideas, generalmente no las elijo. Uno se repite, claro, y tiene obsesiones. O bien se presentan ante mí y sólo las retrato. Cuántas veces uno descubre lo que piensa al escribirlo. Y una vez escrito, no sabe cómo explicarlo. Lo mismo da; si el poema es bueno y corre con suerte, vivirá por su cuenta.

Más allá de quién es peor o mejor poeta, a quién pelan los lectores y la crítica, a quién le pagan, lo premian, lo becan o lo adoran, quién esmerila y pule, y quién suelta todo al chingadazo, si te tocó este oficio, a la edad que sea, la poesía te hace hacerla desde el día en que te llega y permanecerá contigo el tiempo que se le pegue la gana, concluyó el autor.

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