La noche del 14 de abril de 1912, mientras navegaba por el Atlántico en su viaje inaugural que partió desde Southampton, Londres hacia Nueva York, el Titanic se impactó contra un iceberg que lo partió literalmente en dos, provocando su hundimiento a una profundidad de 3.8 kilómetros cerca de las costas de Newfoundland, Canadá.

De esa trágica noche, queda la memoria de al menos 1,500 personas fallecidas y el naufragio de una de las embarcaciones más famosas en la historia de la humanidad, que podría desaparecer por completo dentro de los próximos 20 años, según declaraciones de expertos hechas a BBC.

A 106 años de su hundimiento, el Titanic es víctima de la acumulación de bacterias submarinas nombradas Halomonas titanicae, descubiertas en 2010 por un grupo de investigadores encabezados por Henrietta Mann, que consumen poco a poco los restos del naufragio.

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Lori Johnston, ecologista microbiana que ha tenido oportunidad de visitar el naufragio en seis ocasiones, señaló que “ahora, hay más vida en el Titanic de la que estaba flotando en la superficie”.

La inminente desaparición del Titanic, es tema conocido desde 1985 cuando el explorador Robert Ballard junto a su equipo, descubrió el barco. Desde entonces, los rústicos amenazaban con deteriorar la embarcación.

“Los rústicos son únicas porque son una de las especies dominantes ahí abajo”, dice Johnston. La experta señala que es solo cuestión de tiempo para que el naufragio quede irreconocible y eso podría pasar dentro de 20 a 50 años.

Ver al Titanic por última costará más de 90,000 euros

La última vez que se realizó una expedición en la que no participaron expertos ni investigadores, fue en 2005.

Ahora una empresa poseedora de una flota de sumergibles tripulados, ofrecerá la oportunidad a nueve personas de conocer los restos del naufragio, en una aventura con duración de 11 días que se realizará a finales de junio.

Para acceder a esta aventura sumergible, que entre otras cosas ofrece un viaje en helicóptero hasta el punto donde se prepararán para la inmersión, así como acceso láseres sofisticados, sonares y tecnología de imagen para conocer la historia de la nave, los afortunados deberán cubrir el costo de la excursión, valuado en 91,500 euros; el costo equivalente a un pasaje de primera clase en el Titanic en 1912.

Aunque controvertida y muy criticada principalmente por su costo, esta expedición tendrá también fines científicos, pues quienes lideren la expedición utilizarán técnicas innovadoras de modelado en 3D para analizar y preservar lo que queda del Titanic y ofrecer testigos de lo ocurrido a las nuevas generaciones.

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