Fue breve pero intenso. Aunque sólo duró 14 años, esta es la escuela de arquitectura, arte y diseño más relevante del siglo XX. Su influencia ha llegado a muchos rincones del mundo y sus creaciones siguen irradiando modernidad

Todo empezó en abril de 1919 cuando el arquitecto Walter Gropius fundó la Staatliches Bauhaus (casa de construcción estatal) en la ciudad de Weimar, una escuela que integró arquitectura, diseño, arte y artesanía.

De hecho, entre sus creaciones encontramos viviendas y fábricas, pero también muebles, lámparas y hasta juegos de café. La Primera Guerra Mundial había terminado apenas unos meses antes y este grupo de arquitectos, artistas y artesanos se lanzó a diseñar un mundo nuevo.

“La Bauhaus es una experiencia corta en el tiempo pero de una creatividad esplendorosa”, subraya José María Ezquiaga, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid. Ezquiaga explica que la Bauhaus se inspira en la racionalidad y en la idea del hombre como medida de las cosas.

Por su parte, Ulrike Bohnet, directora de la Oficina Nacional Alemana de Turismo para España y Portugal define a la Bauhaus como “un movimiento experimental, transnacional y multifacético, radicalmente contemporáneo”.

“Cuando hablamos de Bauhaus no sólo nos referimos al nombre de una escuela artística, sino a una forma de pensar que ha dado lugar a muchos avances hacia los principios modernos en las diferentes maneras de manifestar el arte”, señala, asimismo, Víctor Calle, arquitecto y codirector de Requitectura, estudio especializado en la rehabilitación de edificios.

“La forma sigue a la función es una de sus máximas”, precisa Calle. De acuerdo a esta idea, “se evitaba ocultar elementos de los edificios por motivos estéticos y se mostraban los materiales y elementos tal y como eran. Se tendía, por lo tanto, hacia un minimalismo racional en el que predominaban las formas lineales y geométricas”, describe el arquitecto.

Tras su fundación en 1919, la Bauhaus se convirtió en un referente en muy poco tiempo. La escuela, dirigida por el arquitecto Walter Gropius y con docentes de gran prestigio como Paul Klee, Wassily Kandinsky o Johannes Itten, acogió a un buen número de estudiantes, hombres y mujeres, de diferentes países y distintos bagajes académicos.

El lugar que albergó esta intensa actividad creativa se mantiene fiel a su pasado, pues la primera sede de esta emblemática escuela hoy es el edificio principal de la Universidad Bauhaus de Weimar y allí se encuentra la Facultad de Arte y Diseño. Pero, además de su propio hogar, la Bauhaus dejó una gran impronta en la ciudad.

La Haus Am Horn, construida en 1923, fue el primer ejemplo de arquitectura puramente Bauhaus. Se trata de una casa funcional, blanca y sin ornamentos que diseñó Georg Muche para la primera exposición de la Bauhaus.

En 1925 la Bauhaus abandonó Weimar para instalarse en la ciudad de Dessau, una urbe industrial en la que realmente se materializó la idea de estos pioneros de que el arte debía llegar a los hogares de los ciudadanos de a pie.

Esto se consiguió gracias a la producción en serie, que convirtió piezas de diseño en objetos asequibles para los consumidores.

Con materiales como vidrio, madera o metal, colores básicos y formas simples como el círculo, el triangulo y el cuadrado crearon un estilo propio que 100 años después sigue inspirando a nuevos creadores.

La Bauhaus también dejó en Dessau un gran legado arquitectónico. El edificio Bauhaus, que fue la sede de la propia escuela, es el más icónico. “Este edificio debe ser visto”, publicaba el diario Berliner Tageblatt el 7 de diciembre de 1926, tres días después de que esta obra de Walter Gropius fuera inaugurada con una multitudinaria celebración.

Además, Gropius construyó en Dessau las conocidas como casas de los maestros, tres viviendas adosadas y una independiente que, junto al edificio Bauhaus de esta misma ciudad y varias construcciones en Weimar, fueron incluidas en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco en 1996.

UN LEGADO POR EL MUNDO.

En 1928, Gropius le cedió el testigo a Hannes Meyer que se convertiría en el segundo director de la Bauhaus. Dos años después, le relevó Ludwig Mies van der Rohe, que sería el último director de la institución.

En 1931, el partido nazi ganó las elecciones municipales en Dessau lo que supuso la última estocada para la escuela, que cerró sus puertas en 1932 y se trasladó a Berlín.

Pero eran tiempos convulsos y la escuela no duró demasiado en su nueva ubicación, ya que el ascenso al poder del partido nazi, en 1933, llevó al cierre definitivo de la Bauhaus.

Sin embargo, su legado sigue en pie en la capital alemana. El Museo Archivo de la Bauhaus, diseñado por Walter Gropius; la Nueva Galería Nacional de Mies van der Rohe; o la casa Lemke, de este mismo arquitecto, son sólo algunos ejemplos.

CELEBRACIÓN

Este año, Berlín vive intensamente el centenario del nacimiento de esta escuela con diferentes actos, entre los que destaca la exposición “Bauhaus original” que abrirá al público el 6 de septiembre en la Berlinische Galerie, o la semana Bauhaus, del 31 de agosto al 8 de septiembre que, según la Oficina de Turismo de Berlín, “será el evento más importante en la ciudad en 2019·.

Weimar, la ciudad que vio nacer esta escuela en abril de 1919, celebra este mes un gran festival, entre otros actos. Dessau también disfrutará de un calendario repleto de eventos como festivales, conferencias y exposiciones. Además, el 8 de septiembre abrirá el Museo Bauhaus en esta ciudad del estado de Sajonia-Anhalt.

Si bien las tres ciudades que sirvieron como sede de la escuela aúnan la mayoría de las actividades, las celebraciones del centenario del nacimiento de la Bauhaus se extienden a distintas urbes del país como Fráncfort, Dresde o Leipzig, entre otras.

No obstante, el influjo de la Bauhaus trasciende las fronteras alemanas, ya que muchos de sus profesores y alumnos se vieron obligados a emigrar y desarrollaron su trabajo en distintas ciudades del mundo.

El mayor ejemplo es Tel Aviv, donde llegó un destacado grupo de arquitectos judíos huyendo del nazismo. De hecho, esta ciudad israelí cuenta con unos 4 mil edificios estilo Bauhaus.

También encontramos la influencia de la Bauhaus en ciudades tan distintas como Rotterdam, Copenhague, Aspen (Colorado) o Chicago, donde Lászlo Moholy-Nagy, que había sido profesor de la escuela en Weimar y Dessau, fundó la Nueva Bauhaus en 1937.

Todos estos lugares conmemoran este año el centenario del nacimiento de la Bauhaus, un movimiento, en palabras de Ulrike Bohnet, “cuyas ideas transgresoras perduran hoy en día”.

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