José María Plaza/Zenda

BUENOS AIRES

Continuamos con la segunda parte del homenaje a Borges con motivo de los 125 años de su nacimiento, que se conmemoran hoy precisamente. Si durante siete años la familia Borges ha vivido en Suiza y España y ha viajado por el continente, en las cuatro siguientes décadas (de 1921 hasta 1961) el escritor apenas si se mueve de Argentina, salvo un temprano y precipitado viaje a Europa y sus estancias familiares en Montevideo. Son los años del descubrimiento del cuento, de su madurez literaria y de la publicación de sus libros claves, que le harán —lentamente— un autor universal, gracias, en parte, a Roger Caillois. Son tiempos, también, de conflictos políticos y personales, de ideas de suicidio y de la pérdida total de la vista. De grandes luces y mayores sombras interiores. Es cuando el personaje Borges se impone a Jorge Luis (persona). Siempre llevó consigo la cita de Léon Bloy: «Ningún hombre sabe quién es». Los años veinte, sin embargo, serán, como confesó muchas veces, los más felices de su vida.

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IV REGRESO A BUENOS AIRES

1 Descubrimiento de Buenos Aires. Lleva el Ultraísmo a Argentina y lidera un pequeño grupo de jóvenes, que publica Prisma, una revista mural. Pronto renegará de este movimiento. «Borges dejó de ser ultraísta con el primer poema ultraísta que escribió» (Néstor Ibarra).

2 La devoción hacia Cansinos es sustituida en Buenos Aires por Macedonio Fernández, amigo de su padre, un autor más interesante que su obra, con quien aprendió a leer con escepticismo. «Cansinos era la suma del tiempo, y Macedonio la joven eternidad».

3 Tertulias literarias en Tronador 1746, la casa de sus primas Haydée y Norah Lange, cuyo primer libro de poemas, La calle de la tarde, prologa. Un tímido y exaltado Borges intuye la felicidad. Estas reuniones son reflejadas por Leopoldo Marechal en su gran novela Adán Buenosayres, donde Borges está tras el personaje de Luis Pereda.

4 «Me ha temblado el corazón», escribe a los 22 años a su amigo Sureda. «Ella tiene dieciséis años, se llama Concepción Guerrero, padece en un último arrabal la vida orgullosa y dura y monótona y tímida de una niña bien y pobre, es muy hermosa, argentina de padres andaluces… Me limito a decirte que estoy enamorado, totalmente, idiotamente».

5 Comenta a un amigo que está escribiendo un libro «metafísico-lírico-gualichante-confesional» para publicar en Alemania. Se refiere al futuro Fervor de Buenos Aires, editado en 1923, un libro de poemas de amor a la ciudad que le ha abierto su alma.

6 Si en Mallorca llamó la atención por ser un gran nadador, en Buenos Aires emprenderá largos paseos y caminatas para conocer la gran ciudad con la que se siente íntimamente ligado tras tantos años de ausencia.

7 Aprende a bailar la milonga y el tango, y es tanto su entusiasmo que escribe uno titulado Biaba con caldo (lunfardo) con música de Portela Cantilo.

8 «Tu belleza está fuera del destino…» (a Wally Zenner).

9 Tenía fama de ser un frecuentador de boliches. «Buen poeta, este Borges. ¡Lástima que sea un borracho!». Al escuchar esta frase en boca de una joven que le gustaba, se prometió dejar el alcohol.

10 A los 28 años le operan de cataratas. Será la primera de las ocho intervenciones en los ojos antes de quedarse ciego.

11 La amistad de juventud entre Borges y Guillermo de Torre se deteriora a partir del momento en que el teórico del Ultraísmo, a quien conoció en Madrid, se casa con su hermana Norah. Nunca la recuperarán.

12 Silvina Ocampo hace un retrato de Borges para su segundo poemario. «Luna de enfrente fue un libro que se escribió para escribir un libro, que es sin duda el peor motivo para hacerlo. Yo siempre he pensado que los libros deben escribirse solos». La futura esposa de Bioy Casares consideraba que el Borges de finales de los años veinte tenía el corazón de alcachofa, ya que se enamoraba de todas las mujeres.

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V LOS AÑOS TREINTA

1 La década de los veinte es la más feliz en la vida de Borges, y una buena época en Argentina. Los años treinta se inician con los efectos económicos del crack del 29 y el primer golpe de estado en el país. Para Borges serán años convulsos, a pesar de ser los más productivos literariamente: 450 artículos y director de varias publicaciones.

2 Borges era un gran aficionado al cine (fila tres, por favor), y durante diez años hizo crítica de películas que, en su mayor parte, publicó en Sur, la gran revista argentina e internacional creada (1931) por la influyente gran dama Victoria Ocampo.

3 Ejercita su labor de prologar libros (a amigas): Wally Zanner, Gloria Alcorta, Elvira Alvear… «El prólogo, en la triste mayoría de los casos, linda con la oratoria de sobremesa o con los panegíricos fúnebres y abunda en hipérboles irresponsables, que la lectura incrédula acepta como convenciones del género».

4 Tres libros atípicos de tres «amigos» argentinos publicados casi al mismo tiempo: Espantapájaros, poemas vanguardistas de Oliverio Girondo; 45 días y 30 marineros, novela de Norah Lange; e Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges, «el irresponsable juego de un tímido que no se atrevió a escribir cuentos» y se limita a tergiversar historias ajenas.

5 «La misma mano que escribe puede empuñar el arma para volarse la cabeza», dice Borges, quien hacia la mitad de la década acentúa su intención de quitarse la vida. El suicidio es, como afirma Séneca, «el único camino que nos queda para ser libres».

6 Tres grandes autores coinciden en Buenos Aires: Borges, Pablo Neruda, «un excelente poeta y una mala persona», y Lorca, «un andaluz profesional».

7 Se inicia, casi por casualidad, en el cuento. El primero que publica —bajo seudónimo— fue «Hombres», una versión primitiva de lo que luego será «Hombre de la esquina rosada». El «compadrito» Nicolás Paredes será su inspiración.

8 «En contraposición con mi gusto por lo patético, sentencioso y barroco, Bioy me enseñó que eran preferibles la paz y la mesura. Si se me permite una definición pomposa, diría que Bioy me condujo gradualmente hacia el clasicismo». Se estrechan la mano en 1932 —Victoria Ocampo mediante—, se hacen inseparables en 1936 y ya —medio siglo— para siempre.

9 Empieza a colaborar quincenalmente en la revista El Hogar, «Ilustración Semanal Argentina para la mujer, la casa y el niño». Su sección se titula «Libros y autores extranjeros».

10 Historia de la eternidad, que se publicó en abril de 1936, vendió ese año 37 ejemplares.

11 A los 38 años —tras la muerte de su padre— obtiene su primer empleo estable en la Biblioteca Miguel Cané, del barrio de Almagro, como auxiliar de segunda en la hemeroteca. «Éramos unos cincuenta, produciendo lo que se podía haber hecho fácilmente por quince».

12 «Mi padre y mi abuela inglesa murieron ciegos; ciegos, sonrientes y valerosos, como yo espero morir… Se heredan muchas cosas (la ceguera, por ejemplo), pero no se hereda el valor. Sé que ellos fueron valientes».

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AÑOS CUARENTA

1 La invasión de Polonia y la posible guerra total divide a la sociedad argentina. Borges, desde el principio, se mostró radicalmente en contra de Hitler, y escribió en Sur que una victoria alemana sería la ruina, «el envilecimiento del orbe».

2 A comienzos de los años cuarenta empiezan a asentarse dos temas que le habían rondado desde hacía dos décadas: la «irrealidad» del mundo material y la no existencia del yo individual. Schopenhauer y Macedonio se oyen como música de fondo, sin olvidarnos de su padre.

3 Publica «Algunos pareceres de Nietzsche» en el periódico La Nación. Será el principio de una colaboración que mantendrá hasta el final de su vida. Aquí aparecerán sus artículos, poemas y cuentos, como «El Sur».

4 «Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario».

5 La lectura de la Divina Comedia, de Dante, que hizo en su trayecto en tranvía a la biblioteca de barrio, le sirvió para sublimar sus amores frustrados y potenciar su idea de la salvación por la literatura. El personaje se estaba imponiendo a la persona.

6 «Es la primera vez que encuentro a una mujer a la que le gusta Bernard Shaw. ¡Qué extraño!». Ese primer contacto con Estela Canto fue en 1944. Así lo recuerda ella: «Entramos en un bar. Al alejarse el mozo me escudriñó con la mirada y dijo en inglés: ¡La sonrisa de la Gioconda y los movimientos de un caballito de ajedrez!».

7 Estela Canto posiblemente fuese la mujer que más felicidad y sufrimiento le proporcionó. La película Un amor de Borges, intepretada por Inés Sastre, recrea libremente esta historia.

8 Annus horribilis 1946. A la mala salud y el alejamiento de Estela Canto se añade la subida al poder de Juan Antonio Perón, un populista que intentará controlar todos los resortes institucionales y aún más: afiliación al partido, delación obligatoria, odio a los intelectuales, polarizar la sociedad, culto a la imagen… Las actividades de Borges, militante antiperonista, son vigiladas policialmente.

9 Además de su progresiva pérdida de visión, padecía de insomnio y sufría terribles dolores de muelas. Al mismo tiempo se sentía obeso y despreciaba su cuerpo, cuyo aspecto fue mejorando con el tiempo. El Borges ciego de los años setenta resultaba más atractivo que el de los cuarenta.

10 «Borges era regordete, más bien alto y erguido, con una cara pálida y carnosa, pies notablemente chicos y una mano que, al ser estrechada, parecía sin huesos, floja, como molesta por tener que soportar el inevitable contacto. La voz era temblorosa, parecía tantear y pedir permiso. Me llevó tiempo percibir los matices y el encanto de esa voz trémula…» (Estela Canto).

11 Tras sucesivas mudanzas, en 1947 Borges y su madre se establecen en un pequeño departamento cerca de la plaza San Martín, en Maipú 994, sexto piso, que será su hogar definitivo. El dormitorio de Borges es pequeño y casi monacal: cama pegada a la pared, mínima biblioteca y un retrato de Susana Bombal.

12 «Yo había leído que la eternidad no es la suma del ayer, del hoy y del mañana, sino un instante, un instante infinito, en el cual se congregan todos nuestros ayeres… Bueno, yo simplemente apliqué esa idea de la eternidad al espacio. Inventé la historia de El Aleph, le agregué los detalles personales…».

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VII LOS AÑOS CINCUENTA

1 El mundo intelectual descubre a Borges en 1951, cuando Roger Caillois, al que había conocido en casa de Victoria Ocampo, publica en París su versión francesa de Ficciones. Es su primera traducción a otra lengua.

2 «Querida y admirable Ulrike, algún día escribiré una historia, si los dioses lo desean, y trataré de decirte cómo te pienso… No soy feliz ni infeliz: sólo vivo perplejo y activo…». Años después publicó el cuento «Ulrika», sobre su amor alemán.

3 Al ser reelegido Perón, 1951, en una sociedad muy dividida, Bioy y él escribieron historias satíricas en contra del gobernante populista, como «La fiesta del monstruo», que no fueron publicadas. «El Sur» es su cuento antiperonista.

4 Borges, presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en la época más difícil, se convirtió en el símbolo de la oposición intelectual al peronismo.

5 A mediados de los cincuenta empiezan a publicarse los primeros de los incontables libros sobre el autor: Borges y la nueva generación, de Adolfo Prieto; Jorge Luis Borges, de José Luis Ríos Patrón, y muy especialmente, Borges, enigma y clave, de Ruiz Díaz y Marcia Tamayo, el único libro sobre él que confiesa haber leído.

6 Mercedes Levinson, quien le contagió el amor a los gatos, y Borges escribieron juntos el cuento «La hermana de Eloísa». Con Betina Edelberg, de la que se enamoró, el argumento del ballet La imagen perdida.

7 Día de júbilo para la familia Borges: 16 de septiembre de 1955, Perón es derrocado por el general Leocardi en la llamada Revolución Libertaria. Esperanzas ante las nuevas elecciones democráticas. Es nombrado director de la Biblioteca Nacional.

8 Tiempos políticos muy revueltos. La mayoría sigue apoyando a Perón, cuyo partido está prohibido. La gran cuestión de fondo que se plantea Borges: «¿Cómo se crea una democracia cuando el sector mayor del electorado elegirá a un líder totalitario que es ideológicamente hostil a la democracia liberal? ¿Debe uno aceptar la voluntad del pueblo sin tener en cuenta los principios o los valores?».

9 Tras quedarse ciego se intensificó la relación con su madre, quien le leía y le hacía de secretaria en un tiempo de vida tranquila: Biblioteca Nacional, clases en la Universidad, conferencias y giras dando charlas por Argentina.

10 «Me siento tan necesaria que temo a la idea de enfermarme o que la vejez haga de las suyas, ya que ahora soy sus ojos; me parece que mi vida ha vuelto atrás, cuando era los ojos y las manos de mi Jorge…» (Leonor Acevedo sobre su hijo Jorge Luis).

11 La universidad argentina de Cuyo (1956) le ofrece el doctorado honoris causa, el primero de los muchos que recibirá en todo el mundo, el más querido y el único que recordará.

12 «Con los años la crítica ha descubierto que Borges parece más interesado en la trama que en los personajes y se pregunta si la circunstancia no revela una íntima preferencia por el juego argumental sobre los personajes. ¿No correspondería el mismo reparo a los anónimos autores de Las mil y una noches? Yo creo que Borges retoma la tradición de los contadores de cuentos» (Bioy)

(Continuará)

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