Jorge Luis Borges fue el primero en reconocer que el escritor mexicano Juan José Arreola (1918-2001) estaba revolucionando e innovando la narrativa latinoamericana, aseguró el crítico colombiano Fabio Jurado.
En Arreola se “reconoce una vertiente que dialogó muy bien con la obra de Jorge Luis Borges”, aseguró a Notimex Jurado, quien tiene un doctorado en literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y es considerado uno de los críticos literarios más destacados en Colombia.
“Borges fue el primero que reconoció en Juan José Arreola al autor que ya estaba revolucionando e innovando la narrativa latinoamericana. Ese vínculo con Borges hace que veamos en Arreola una presencia de la literatura universal”, sostuvo Jurado.
En opinión del académico colombiano, el autor de la novela “La Feria” y del cuento “El guardagujas” logró romper con la literatura anclada en lo local y darle una proyección universal, “que es lo que también vemos en (Juan) Rulfo”.
Arreola y Rulfo no “abandonan los lenguajes de los mexicanos, los relatos históricos, culturales, la tradición literaria, pero las transforman, y es aquí donde se puede ver el principio de la universalidad”.
La literatura universal “habla a través de los cuentos de Arreola”, y en ellos se puede rastrear la obra de Franz Kafka, incluso la literatura más antigua, como es el caso de Homero.
En la obra del escritor mexicano, subrayó Jurado, se encuentran “rastros de los clásicos, de la literatura antigua, que hablan a través de la literatura contemporánea”.
A juicio de Jurado, analizar la obra de Arreola, con motivo del centenario de su natalicio -que se celebrará el 21 de septiembre próximo-, es necesario para ubicar a los autores mexicanos que fueron referentes literarios para la transformación de la narrativa y la crítica en México.
Estos escritores fueron: Arreola, Rulfo, Efrén Hernández y Antonio Alatorre, quienes trabajaron en la narrativa y la crítica literaria, como es el caso de Alatorre, quien como filólogo crea un grupo de estudios con sus amigos.
Este grupo de escritores estaban “muy preocupados por la transformación de la narrativa del realismo, que ocupó la primera mitad del siglo XX como tendencia de la narrativa en México”, que destacó dos grandes corrientes literarias.
Una de estas corrientes le “da un lugar al efecto lírico en el modo de escribir, y allí encontramos a Arreola y Rulfo, y la segunda es una narrativa que se mantuvo dentro del realismo social, sobre todo de la narrativa que se llamó de “la revolución”, explicó Jurado.
Arreola, con su novela “La Feria”, y Rulfo, con “Pedro Páramo”, tienen materiales vinculados o referentes a la época de la Revolución Mexicana, pero con una “intensión de parodiarla”, explicó Jurado, autor de numerosos ensayos y reseñas literarias.
La narrativa de la revolución se caracteriza por el realismo, y su figura principal es Mariano Azuela. Es una “narrativa que mantiene un tono propio, sobre la descripción de los hechos ocurridos en la revolución y da lugar a pasajes propios de la revolución”.
Este tono -aseveró- también “lo encontramos en Arreola, en pasajes en su obra La Feria, pero con un tono distinto. Vincula la parodia, con la ironía y el efecto simbólico”.
Según el profesor Jurado, el escritor mexicano tuvo influencias de todos los escritores de las vanguardias en Europa en los años 40 y 50 del siglo pasado.
Entre esos se destaca el poeta surrealista europeo André Bretón y, en particular, el actor y dramaturgo francés Antonin Artaud, que forma parte de “ese movimiento de vanguardia tardía, sobre todo las teorías, los ensayos y la obra misma de Artaud sobre teatro”.
La entrada fuerte de Arreola a “la literatura se hizo a través del teatro. Fue actor y jugó mucho con el género del teatro, como una manera de construir una simbiosis entre los géneros literarios.
Arreola logra entreverar muy bien el teatro con el cuento, el ensayo y la novela, con los diálogos en esa maravillosa novela: “La Feria”.
“La imagen que tenemos de Arreola como escritor es la del lector experimentado –fue autodidacta, porque renunció tempranamente a la escuela, como le confiesa a Fernando del Paso en Memoria y olvido- y la del intelectual generoso que escucha a los jóvenes escritores”, ahondó.
Arreola les hablaba a los jóvenes “para ayudarles a evitar los errores en los que se incurre en las etapas iniciales del trabajo con la literatura”.
También fue “un conversador elocuente y persuasivo, lo que se revelará en el taller literario que fundara en la década de 1950, paralelo al compromiso establecido en el Centro Mexicano de Escritores, del que fue becario junto con Rulfo”.
Al primer taller asistieron “para iniciarse, escritores como José Emilio Pacheco, quien en 1959 fungirá de amanuense de Arreola para publicar finalmente el maravilloso libro titulado ‘Bestiario’”.
Arreola es “el fundador de los talleres literarios en México, lo cual es un indicio de su vocación educadora más allá de la escuela institucionalizada”, añadió Jurado.
En una segunda etapa de su taller “iniciará a escritores como René Avilés Fabila, Alejandro Aura, José Agustín, José Campbell, Vicente Leñero, José Carlos Becerra y Elsa Cross, entre otros. La revista Mester, fundada en 1964 por Arreola y varios de sus talleristas, dará testimonio de los efectos estéticos del trabajo literario en taller”.
Evocar la figura de Arreola y su obra “conduce inevitablemente a la reconstrucción de los encuentros y la amistad que en Guadalajara, primero, y después en Ciudad de México, sostuviera con Juan Rulfo y Antonio Alatorre”.
“Alatorre dirá que quien lo introdujo en la literatura de la lengua española y de la lengua francesa fue Arreola y quien lo introdujo a la literatura de lengua inglesa, como la norteamericana, fue Rulfo”, señaló el critico colombiano.
Rulfo hacia el año 1945 “reconocerá en Arreola y en Alatorre el espaldarazo recibido como gran cuentista, al publicar en la revista Pan, de Guadalajara, los cuentos “Nos han dado la tierra” y “Macario”.