“Si tuviera que nombrar a un escritor de lengua española de nuestro tiempo cuya obra vaya a perdurar, a dejar una huella profunda en la literatura, citaría a ese poeta, cuentista y ensayista argentino que le prestó su apellido a Graciela Borges, a Jorge Luis Borges”, escribe Mario Vargas Llosa en una nota publicada este sábado en el diario El País, de España. El artículo reproduce una conversación –hasta ahora inédita– que el Nobel peruano mantuvo con el escritor argentino en 1981 y que formará parte del libro Medio siglo con Borges, editado por Alfaguara y de próxima aparición.De todos modos, desde el 18 de junio, se podrá acceder a la versión digital, a 8,99 euros (325 pesos aproximadamente).
El libro de 112 páginas recopila ensayos, artículos, críticas, entrevistas y conferencias sobre Borges escritas por Vargas Llosa, nacido en Arequipa hace 84 años. La que reproduce en El País, cuenta el propio autor de Conversación en La Catedral, “tuvo lugar en el modesto departamento del centro de Buenos Aires donde vive, acompañado de una empleada que le sirve también de lazarillo, pues Borges perdió la vista hace años, y de un gato de angora al que ha bautizado con el nombre de Beppo porque, nos dijo, así se llamaba el gato de un poeta inglés que admira: Lord Byron”.
En la charla que permanecía desconocida hasta el momento, Vargas Llosa, gran observador, le pregunta a Borges por qué no conserva libros escritos por él en su biblioteca: “Cuido mucho mi biblioteca. Quién soy yo para nombrarme con Schopenhauer…”, alega el autor de El Aleph, de respuestas cortas a lo largo de la conversación.
Borges asegurará que el nacionalismo es “uno de los grandes males de nuestra época” (la entrevista es de 1981), “un mal que corresponde a las derechas y a las izquierdas”. “¿Cuál es el régimen político ideal para usted, Borges?”, indaga Vargas Llosa. “Yo soy un viejo anarquista spenceriano –contesta Borges– y creo que el Estado es un mal, pero por el momento es un mal necesario. Si yo fuera dictador renunciaría a mi cargo y volvería a mi modestísima literatura, porque no tengo ninguna solución que ofrecer. Yo soy una persona desconcertada, descorazonada, como todos mis paisanos”.
Por su parte, El Cultural, la revista cultural del diario El Mundo, también de España, también se hace eco de la inminente publicación del libro de Vargas Llosa, con quien pudo concretar una charla a la distancia debido a la cuarentena por coronavirus. El autor de La fiesta del Chivo habló sobre sus recuerdos de Borges y su importancia en las letras. Incluso lo ubica como el más importante en lengua española: “Creo que Borges es el escritor más importante de nuestra lengua en la actualidad. Figura ya entre los clásicos y tal vez si hay que compararlo con alguien habría que hacerlo con Quevedo, por quien sintió siempre gran admiración y del que hizo una espléndida antología hace muchos años”.
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Vargas Llosa contó que no leyó el Borges, de Adolfo Bioy Casares, libro que le produjo “una gran repugnancia desde que lo vi publicado y no lo he leído ni lo haré. Me parece inmoral que todas las conversaciones privadas que tenía Borges con Bioy Casares, este las grabara o reprodujera posteriormente, pensando en un libro póstumo”.
Sobre los imitadores de Borges, aseguró: “El estilo y los temas de Borges son absolutamente personales y, por eso, Borges no tiene imitadores válidos, a diferencia de Faulkner o Joyce. A sus imitadores, Borges los mata, es decir, los anula y delata como ‘borgesitos’. Muchos autores de distintas generaciones y de distintas lenguas han tratado de imitarlo y, en vez de empujarlos hacia la originalidad, se delataron como imitadores. Es un caso curioso, porque lo general es que los grandes escritores estimulen y orienten a los más jóvenes y les permitan encontrar su propia voz, pero hasta en esto es Borges un caso único”.