La pintora Carmen Parra (Ciudad de México, 1944) recibió este domingo la Presea Cervantina 2022 que le otorgó el Festival Internacional Cervantino (FIC) por su labor incansable en la difusión del arte y la preservación del patrimonio cultural mexicano.

“Este premio es un fuego de artificio, una bomba de tiempo que explota en mi vida porque Cervantes está vivo y nunca recibió un premio. Su obra ha traspasado todas las épocas, los mares, los océanos, los ríos. Es la esencia del arte del genio”, expresó la galardonada en voz de la actriz Ofelia Medina, quien le ayudó a leer su texto de agradecimiento, porque estaba muy conmovida y no pudo hacerlo en ese momento.

En el foyer del Teatro Juárez, donde se realizó la ceremonia, la artista compartió que el mundo de imágenes del que se nutre está en Guanajuato, especialmente en La Valenciana, donde vivió con su padre.

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Herederos del Quijote

Recordó que ese lugar “era como un cuento de Rulfo, sólo había muertos y piedras; Guanajuato es ahora patrimonio de la humanidad. A través de mi vida vi su transformación, como el ave fénix que renace de sus cenizas. Mi padre, Manuel Parra, adquirió junto con el licenciado Alcocer la casa de raya de la mina de la Valenciana, que estaba derruida, y la restauraron”.

La pintora también mencionó que La Valenciana fue su inmersión al mundo minero, “un viaje al interior de la tierra, prohibido a las mujeres. El extraordinario paisaje de Guanajuato, la Bufa, los cerros pelones, como paisajes lunares, fueron pintados por Olga Acosta y José Chávez Morado”.

En su intervención, la pintora indicó que en ese estado “somos herederos del Quijote y seguiremos luchando contra los molinos de viento en esta época de cambios inconmensurables”. De manera especial mencionó a los arquitectos restauradores de Guanajuato: Luis Ortiz Macedo, Jaime Ortiz Lajous, Giorgio Belloli, a su padre, el arquitecto Manuel Parra, así como a Juan Ibáñez, hacedor de teatro.

La directora del FIC, Mariana Aymerich, definió a Carmen Parra como una artista “multidisciplinaria que ha expandido sus horizontes de manera admirable; con su trayectoria nos demuestra que la inspiración puede encontrarse en cualquier parte, y que también es posible volar hacia otros lados en busca de ella.

“Para Carmen Parra, las raíces de México son sus propias alas y, en este día tan especial, son estas alas las que la han traído al suelo guanajuatense en el 50 aniversario del FIC, cuyo propósito es reconocer el talento y la originalidad de aquellas personas que hacen que el arte permanezca vivo y latente en nuestro país y también fuera de él”, añadió.

A la ceremonia asistieron Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura; Cecilia Ramos Estrada, secretaria general de la Universidad de Guanajuato, y Adriana Camarena de Obeso, directora general del Instituto Estatal de Cultura, quien sostuvo que “el colorido vibrante y los trazos juguetones de Carmen Parra tienden un puente entre épocas, en el que la atmósfera contemplativa y devocional de los templos novohispanos se transforma en un alud sensorial, alegre y sugerente”.

En charla con los medios de comunicación, Parra recordó cuando participó en la escenografía de una obra en el Cervantino. “Fue un momento muy interesante, porque fue una propuesta muy revolucionaria de poner toda la ópera de Giovanni en voces femeninas porque fue un homenaje a una amiga, Fiona Alexander. Fue una cosa muy revolucionaria que realizó la directora Jesusa Rodríguez con Ofelia Medina, y yo me encargué de la escenografía, que era una cabeza de Santa Teresa de Bernini, representando el Barroco en su máxima expresión”.

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