La escritora irlandesa, Caroline O’Donoghue, que acaba de publicar en España su última novela, El factor Rachel, una obra que habla de la juventud y de la amistad, ha explicado que antes «intentaba impresionar a un lector hombre que solo existía en mi cabeza», un aspecto que ya no tiene en cuenta.
La novela sitúa a Rachel en la irlandesa ciudad de Cork durante la Gran Recesión, donde trabaja en una librería para pagarse los estudios y donde conoce a James, quien se convertirá en su compañero de piso y mejor amigo.
Estas primeras pinceladas coinciden exactamente con la biografía de O’Donoghue, quien niega que estas sean sus memorias, aunque sí que encuentra «graciosa» la idea de que los lectores busquen su nombre en Google en paralelo a la lectura y encuentren estos puntos en común.
«La novela está inspirada en hechos reales, ya que en esos años viví en Cork con Ryan, mi mejor amigo gay, que en el libro aparece como James, pero alrededor de eso he construido una historia inventada», ha explicado la escritora en un encuentro con periodistas en Barcelona.
Así pues, más allá del relato de una amistad, El factor Rachel (Libros del Asteroide) introduce también cuestiones como la traición o el aborto, lo que constituyen «esos elementos dramáticos» que la autora buscaba para poder hablar de sus recuerdos vividos con 20 años, aunque siempre desde un estilo divertido y certero.
Sobre esto, O’Donoghue admite que su libro pueda ser visto como un ejercicio de nostalgia, aunque ella se desmarca de tal etiqueta, ya que la novela «no mira atrás solo a los tiempos felices, también se fija en los difíciles».
«El libro no se fija solo en la burbuja de Rachel y James, sino también en su contexto, en la sociedad y la cultura en la que vivieron», añade la irlandesa.
Algunos de los puntos en los que más incide O’Donoghue, tanto en el libro como en su encuentro con la prensa, es en el hecho de que en aquella Irlanda de 2011 «había mucho porno y mucha sexualización en la tele, así que se esperaba de las mujeres ser sexis, pero no había ninguna protección a ser sexualizadas».
Esto entronca con la imposibilidad del aborto en Irlanda hasta 2018 y una homofobia velada, que O’Donoghue trata a través de la figura de James: «si hablamos del mundo gay, en Cork nadie te diría que había un problema: la gente te diría que no había muchos».
En cuanto a la pregunta de si siente que su literatura va dirigida a un público femenino, O’Donoghue asegura que «sería genial que hubiera más hombres que leyeran, ya que la mayoría de los lectores en Inglaterra e Irlanda son mujeres, también quienes trabajan el mundo editorial, así como las escritoras más exitosas», por lo que concluye que «parece que la literatura es una forma artística que cada vez está más en el mundo femenino».
«Nunca he sido consciente de escribir solo para mujeres específicamente, la diferencia entre yo de joven y ahora es que antes intentaba impresionar a un lector hombre imaginario que existía en mi cabeza, al próximo Franzen o Hemingway, pero he visto que no existe y se me han pasado las ganas de impresionar a nadie», sentencia al respecto la escritora y periodista.
Sobre el presente de la literatura irlandesa, en auge gracias a autoras superventas como Sally Rooney o Maggie O’Farrell, la novelista asegura sentirse «encantada» de que se la incluya en esta categoría de «literatura femenina irlandesa».
Para O’Donoghue, este éxito no es casualidad, ya que «en Irlanda se invierte mucho en literatura y arte», y pese a asegurar que «el sistema no es perfecto y no hay dinero para todos», sí que da pie a que muchos artistas puedan dar sus primeros pasos.
O’Donoghue ya está centrada en su próximo libro, en el que regresará al género young adult, un estilo en el que asegura que sus lectores encontrarán sus opiniones sobre «la vida, la muerte y el paso del tiempo», mientras que en novelas como El factor Rachel, Scenes of a Graphic Nature o Promising Young Women, estos hallarán su visión sobre «las relaciones adultas».