La subasta de documentos impresos y manuscritos, folletos, autógrafos y libros dedicados que tendrá lugar el martes 17 de abril en la Casa Morton, en la capital del país, “se distingue por la rareza, el valor histórico y los personajes implicados en cada pieza”, indicó Jesús Cruz Granados.

Entrevistado por Notimex en ocasión de la exhibición de los lotes que serán rematados en el Salón de Monte Athos, en las Lomas de Chapultepec, el jefe del Departamento de Libros y Documentos de la reconocida casa de subastas explicó que el precio de cada pieza depende de quién es el autor.

También de quién la firma o autografía, el asunto que toca y el acontecimiento o momento histórico en que se creó el manuscrito, el libro o el impreso.

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Aunque resultó difícil para el entrevistado citar la pieza más interesante de las que serán rematadas, destacó la carta firmada por el Rey Carlos V el 23 de agosto de 1538 en la que felicita a los Franciscanos de América por dar educación a los indígenas en lengua y doctrina y sobre todo, por la apertura del Colegio de Santa Cruz Tlatelolco.

Explicó que cuando recibió ese documento lo primero que observó es quién lo firma y luego analizó el texto, de lo que se desprendió una amplia investigación que lo llevó a la comprobación (que en muchas ocasiones puede ser un gran descubrimiento) de que Fray Juan de Zumárraga, junto con Don Antonio de Mendoza, fundó el colegio; “esa es una importancia intrínseca del documento”, dijo.

“Hay otros casos que si bien son de alto valor histórico pueden no decir la verdad completa, como el documento del Primer Censo de Población de la Nueva España, fechado en 1790, que calculaba 112 mil 924 habitantes. Sin embargo  sólo contó a las clases sociales altas, ignorando a indígenas y pobres”, comentó el experto de Morton.

Otra pieza es una carta escrita por José María Morelos y Pavón de manera previa al movimiento independentista en México, en la que pide que a una persona se le cobije para que pueda continuar sus estudios.

En igual caso se encuentra una orden de aprehensión contra dos personas acusadas por herejía firmada por el primer inquisidor de México, Fray Juan de Zumárraga, y dos cartas signadas por el caudillo Emiliano Zapata.

Entre los documentos curiosos y de atractivo no sólo para coleccionistas profesionales, sino también para estudiosos y público en general, destaca un gran cheque firmado por el empresario e inventor Thomas Alva Edison, y numerosos autógrafos, entre ellos uno del boxeador Muhammad Alí y uno de Salvador Dalí que incluye un dibujo realizado por él mismo.

Además documentos y libros autografiados por el muralista mexicano Diego Rivera, por el escritor colombiano y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, y uno del también Nobel de Literatura mexicano Octavio Paz, así como otro más de Pablo Neruda, todos ellos de valor estético, artístico y cultural que sin embargo no implican inversiones millonarias.

Recordó que es poco conocido que las firmas de personajes famosos sobre papel tienen un valor económico. Además del misticismo que implica tener en las manos testimonios del pasado y poder conocer la letra autógrafa de nuestros antepasados, poder tocarlos y sostener por un instante es una oportunidad que a veces no todas las personas pueden tener.

Señaló que, en su calidad de experto, por sus manos pasan obras de arte de incalculable valor histórico, social, político y estético, libros incunables, cartas firmadas por los más variados personajes de la historia de México y del mundo, así como documentos impresos y manuscritos, folletos, autógrafos y libros dedicados que serán subastados.

A través de los lotes que se ofrecerán “podemos constatar que un documento es un testimonio material de un hecho, con la capacidad de mostrar rasgos de otro tiempo dando cuenta de un rico proceso histórico; poco a poco, en México se cultiva la cultura de atesorar libros y documentos que permiten reconocer hechos y cambios en nuestra historia”, dijo.

Los precios de esos valiosos documentos van de los tres mil a los 160 mil pesos, subrayó el entrevistado, quien se dijo orgulloso que con más de dos décadas de laborar en esa institución se siente “privilegiado porque los objetos que la mayoría de las personas sólo pueden conocer a través de vitrinas en los museos, yo los he tenido en las manos”.

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