De acuerdo con el especialista José Antonio Merlo Vega, profesor titular de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Salamanca, el libro impreso no ha muerto y el libro electrónico está vivo, y ambos convivirán por un largo tiempo porque así lo exige el galano arte de leer, entre otros factores indiscutibles.

“Van a convivir”, aseveró contundente en la Biblioteca José Vasconcelos de esta ciudad, al dictar la conferencia magistral “El libro después del libro. Reflexiones sobre el futuro del libro, la edición, las bibliotecas y la lectura”, porque ninguno va contra el otro y ni uno de los dos es prioritario, moción que fue aceptada por su selecto público.

El libro impreso tiene recurrentes “booms” como ahora que el mundo vive el auge de las novelas e historias gráficas, que no son más que libros para ver, para hojear y muchas veces, hasta para desprender, sobre todo si se trata de ediciones destinadas al público de poca edad, niños y adolescentes, quienes gustan de las imágenes más que de las palabras.

Al hablar de la lectura, el especialista reconoció que hay un avance, lo cual se debe a las plataformas digitales y en ese terreno subrayó que el libro digital va a evolucionar porque vivimos en un mundo caracterizado hoy por la tecnología digital en materia de música, de televisión y de cine; “el libro no tiene nada distinto a esos medios de comunicación, dijo.

El mundo no está listo para leer nada más en digital, y la industria de los libros tampoco puede por ahora enfilar todas sus baterías a la elaboración de libros electrónicos dejando a un lado los impresos, porque eso representaría graves problemas laborales, sindicales, y económicos, explicó el catedrático de la Universidad que fue fundada hace ya 800 años.

Respecto a las bibliotecas, lo que hoy necesitan es espacio para poder atender a más gente, y los libros impresos ocupan la mayoría de sus espacios, por eso, reiteró convencido que “no estamos preparados para vivir en un mundo sin libros impresos, además de que para sacarlos del mercado representaría un esfuerzo enorme y muchos años”, destacó Merlo.

Usar un libro electrónico es complejo, se requiere acceso a las tecnologías modernas, de un estilo diferente de leer en pantalla y eso no es algo que la totalidad de los lectores esté dispuesto a hacer y más aún, no todos los amantes de la lectura tienen dispositivos de esa naturaleza para leer sus libros. “El libro digital es útil, pero el impreso también lo es”, anotó.

Lo anterior, a pesar de que a nivel mundial se lee menos que se ve cine o se escucha música, consecuentemente, lo importante no es ir en contra de, sino sumarse a, señaló en alusión a no tomar una posición radical en torno a este tema, sino tratar de comprender la modernidad e ir con ella de la mano, para no quedar a la retaguardia de los tiempos de hoy.

En el marco de los 800 años de la Universidad de Salamanca (1218-2018), Merlo Vega no se imagina un mundo sin libros, pero sí, subrayó, “un mundo con libros electrónicos”, y abundó al destacar que es bien sabido que el futuro de las bibliotecas dependerá de su capacidad para adaptar el valor de su pasado a las necesidades y posibilidades del presente.

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