En un momento en que ya es posible que las mujeres aspiren a ser presidentas electas, ya sea con el respaldo de un partido político o de forma independiente, es importante recordar que se trata de un logro muy reciente. En 1947, las mujeres mexicanas participaron como electoras por primera vez en unas elecciones municipales y el 17 de octubre de 1955 lo hicieron en unas elecciones federales.

No fue sino hasta el año 1982 cuando una mujer, llamada Rosario Ibarra de Piedra, fue candidata a la presidencia por vez primera por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Al final de las votaciones, obtuvo el 1.82% de apoyo electoral. Volvió a contender en 1988 dentro del mismo partido (con 0.39% de votos). A partir de ella, sólo otras cinco mujeres han intentado llegar al cargo. Ellas son: Cecilia Soto, con el Partido del Trabajo en 1994 (2.75% de votos); ese mismo año participó también Marcela Lombardo con el Partido Popular Socialista (0.47%); Patricia Mercado en 2006 con el Partido Socialdemócrata (2.78%); y, Josefina Vázquez Mota en 2012 con el Partido de Acción Naconal(26.1%). Margarita Zavala era hasta hace unos días la primera candidata independiente a la presidencia, pero decidió abandonar su campaña a poco más de un mes de las elecciones.

¿Cuáles han sido los retos que han debido superar estas mujeres?

En 1952, la Organización de las Naciones Unidas determinó que un país en donde las mujeres no tuvieran derecho a voto no podía considerarse verdaderamente democrático. Según el censo geográfico de 1950, el total de habitantes mexicanos eran 25 millones 791 mil 017, de los cualesaproximadamente el 50.1% eran del sexo femenino. Aunque hasta mediados del siglo XX la situación desigual se hizo obvia para el mundo, según apunta la investigadora Patricia Galeana, hacía muchos años que algunas mujeres ya lo habían señalado así.

En 1824, durante la construcción de la república mexicana tras la guerra de Independencia, unas mujeres de Zacatecas enviaron una carta al Congreso Constituyente para exigir el reconocimiento de su participación en la lucha y su derecho a ser ciudadanas con capacidad de acción política reconocida.Durante su programa de gobierno, algunos años después, Benito Juárez reconoció la importancia de la educación formal para mujeres y fundó la Escuela Secundaria para Señoritas en 1869. En 1875 comenzó a impartirse Pedagogía en esa misma institución y eso fue el antecedente para la formación en 1888 de la Escuela Normal de Profesoras.

Galeana explica en Un recorrido histórico por la revolución de las mujeres mexicanas que la educación fue muy importante para el surgimiento de los primeros grupos feministas mexicanos. En 1884 Laureana Wright González fundó la primera revista feminista en México, que en un inicio se llamó Violetas del Anáhuac y, más adelante, Mujeres del Anáhuac. Otro aspecto relevante para esta historia es, desde luego, el papel de las trabajadoras en su exigencia por derechos laborales justos. En 1884 se formó en Puebla un sindicato de tejedoras de sarapes y en 1887 uno en la ciudad de México, formado por cigarreras.

Cuando llegó el momento de la lucha armada por la Revolución mexicana de 1910, algunas mujeres formaron grupos de discusión o se unieron a los ya existentes. Cuando Madero resultó presidente, le exigieron apegarse al texto constitucional de 1857, que no especificaba el sexo que debían tener los votantes. Sus voces no fueron escuchadas y, además, faltaban algunos años para pacificar el país. Tras el asesinato de Madero y de Huerta, los constitucionalistas vencieron sobre las tropas de Zapata y Villa. En 1916 se organizó en Yucatán el primer Congreso Feminista, por órdenes del gobernador Salvador Alvarado.

En las conclusiones del Congreso feminista se destacó que: “la mujer del porvenir

desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constitución física, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad” (Galeana, “Un recorrido…”).

La señora Hermila Galindo, que trabajó como secretaria de Venustiano Carranza, sentó las bases teóricas sobre la igualdad intelectual entre hombres y mujeres en México y encabezó en 1917 una marcha para demandar el sufragio femenino ante el Congreso Constituyente en Querétaro, que no aprobó las peticiones.

Fue hasta los años entre 1922 y 1923 que Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatán, aprobó el voto de las mujeres en el estado y brindó apoyo a las candidaturas femeninas. Rosa Torres fue la primera mujer electa para un cargo popular y estuvo al mando de la Regiduría de Prensa y Beneficencia; Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche y Raquel Dzib Cícero fueron las primeras diputadas del congreso estatal. Sin embargo, todos estos logros tocaron el suelo con el asesinato de Felipe Carrillo hacia 1924. En 1927, el estado de Chiapas retomó la estafeta y registró a la primera diputada local, llamada Florinda Lazos.

En la Constitución de 1917 se escribió un artículo sobre los derechos de los trabajadores (art. 123) para estipular sus derechos; sin embargo, hasta los años 30 comenzó a existir un salario mínimo que no atiende a diferencias entre sexos. Los intentos por legitimar la participación de las mujeres en la política pública del país se extendieron hasta la presidencia de Lázaro Cárdenas, quien inició un proceso legislativo en 1937 para otorgarle plena ciudadanía a las mujeres.

El proceso duró largo tiempo y sufrió muchas trabas, hasta que el presidente Miguel Alemán otorgó a las mujeres el derecho a participar en las elecciones municipales, como una prueba inicial para evaluar si podían ejercer el voto de forma razonada y no sólo seguir las indicaciones de la Iglesia o de sus esposos.

Finalmente, el candidato a la presidencia Adolfo Ruiz Cortinez escuchó las demandas de más de 20 mil mujeres que lo apoyaron en un mitin a cambio del reconocimiento a su calidad de ciudadanas. Estas mujeres, encabezadas porAmalia González Caballero, juntaron firmas para presionar al candidato cuando resultara electo. El 1 de diciembre de 1952, en su toma de poder, Ruiz Cortinez anunció las próximas reformas constitucionales a los artículos 34 y 115 ,en relación con la participación de las mujeres. En 1953, las promesas se hicieron realidad y una larga lucha rindió sus frutos:

Artículo 34. Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además, los siguientes requisitos:
Haber cumplido 18 años, y Tener un modo honesto de vivir.

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