Juana Elizabeth Castro López

Cuántas personas viven hoy derrotadas por un fracaso (quiebra en los negocios, divorcio, desplome de un proyecto, por mencionar algunos). El fracaso es fulminante, deja fuera de combate y sin fuerza suficiente para poder levantarse. Pero, el fracaso es, casi siempre, producto de un proceso previo. De ahí la importancia de presentarte, a través de una analogía sencilla, desde el proceso que lo genera, hasta el momento en que impacta y derriba al que lo sufre. Pero, sobre todo, revelarte cómo hasta el más grande fracaso puede convertirse en el mayor triunfo.

La teología, especialmente la cristiana, permite conocer que Dios ha hecho todo perfecto y con un  propósito  excelso y que, de la misma manera, ha escrito, para cada uno de sus hijos, una historia de vida bendecida y con un designio superior. 

¿En una historia de vida trazada por el dedo de Dios, cómo pueden tener cabida los fracasos? Pues bien, suceden de la misma manera como cuando un pequeño está aprendiendo a escribir. Su hoja tiene muchas rayas para que él pueda empezar a hacer sus primeras letras, pero como apenas está desarrollando la habilidad de escribir,  muchas veces se sale de esa línea o raya que está ahí para guiarlo.

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Así sucede con nosotros. Tenemos ya trazada una historia de vida perfecta, hermosa, de victoria, con un orden y un propósito. Pero, cuando empezamos a vivirla, comenzamos a escribir fuera de ese trazo, tenemos errores, hacemos tachaduras y perdemos la línea del renglón. La hoja comienza a verse desaseada y carente de orden. A esto, en nuestra vida, lo llamamos fracaso y, generalmente,  pensamos que ya no hay solución.

Pero sí la hay. Porque, de la misma manera que los pequeños tienen una libreta con renglones guía, nosotros tenemos una historia de vida con el trazo divino. Historia gloriosa, maravillosa; que sigue ahí esperando por nosotros, como los renglones de la libreta esperan al niño para guiarlo. Solo, hay que recapacitar y volver al renglón, volver a ese trazo divino de nuestra historia de vida.

Retomar nuestra historia de vida no es algo que podamos hacer solos, claro que no. Es cierto que solos y sin ayuda pudimos cometer errores, echar a perder, salirnos de la línea, hacer tachaduras y borrones,  pero eso fue experiencia. Eso fue para que nos diéramos cuenta que hay renglones, líneas que seguir, que nos llevan a un rumbo de bendición, porque son líneas de bendición.

En el momento en que entendemos, volvemos la vista a Aquel que hizo nuestra historia de vida, a Aquel que trazó con amor ese tan maravilloso propósito superior. Ineludiblemente, necesitamos humildad para reconocer que hasta aquí hemos hecho “bolitas y palitos” como se nos ha dado la gana,  sin tomar en cuenta el renglón. Y, podemos elegir seguir así. Pero, si queremos  cambiar los fracasos en triunfos, la única manera de hacerlo es volver a la senda antigua y retomar la historia de vida que Dios trazó. Y, esto sucede cuando permitimos a nuestro Creador tomar nuestra mano para ayudarnos y enseñarnos a escribir sobre la línea de manera hermosa, fluida y congruente. No de balde Jesús, la “Palabra de vida”, dice: “…el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”  (Juan).

En conclusión, como dice una hermosa cita, de un famoso diario: “Nuestras vidas se forman gracias a nuestras elecciones. Primero hacemos nuestras elecciones. Entonces nuestras decisiones nos hacen a nosotros “(Anna Frank).

Si hoy vivimos la amarga experiencia de un fracaso, bastará con hacer memoria para ver que las palabras que dijimos y los actos que hicimos, cada día de nuestra vida, formaron la persona que somos hoy.

Elegir bien es dar buen uso al libre albedrío. Permitir, que sea Dios quien, día a día, guie nuestra mano es un acierto, que suavemente nos llevará al trazo original, al glorioso destino al que estamos reservados. Transformando, así, cualquier fracaso en triunfo, al convertimos en la mejor versión de persona que jamás nos imaginamos poder ser. Pero, Dios sí, porque él nos creó.

juanaeli.castrol2@gmail.com

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