Un héroe trágico, un político hábil, un estratega inteligente, un guerrero victorioso y un adalid de la defensa de la naturaleza, cuya “gesta crea conciencia sobre la fragilidad de la vida humana”. Así presenta al emperador mexica Cuitláhuac (1476-1520) la cantata épica Cuitlahuatzin.
A 500 años de la muerte del tlatoani que gobernó en Tenochtitlán sólo durante 80 días, pues se contagió de viruela y murió, esta obra del compositor mexicano Samuel Zyman sobre libreto de Samuel Máynez, en versión náhuatl de Patrick Johansson, narra por primera vez la verdadera historia de un personaje desconocido a través de su propia cosmogonía y la de su pueblo.
Es la primera ópera mexicana sobre Cuitláhuac en náhuatl. La idea es devolver la palabra a los indígenas, promover la identidad, levantar la moral colectiva”, comenta Máynez en entrevista con Excélsior.
El músico y periodista cuenta que desde hace cinco años le surgió la idea de hacer algo sobre Cuitláhuac. “Es el único que venció a los españoles en la batalla de la Noche Triste, el 30 de junio de 1520, y está casi en el olvido. Quedó eclipsado entre el heroísmo de Cuauhtémoc y Moctezuma. Nunca se le ha hecho nada desde el punto de vista melodramático o teatral”, dice.
Tras meses de recopilación de fuentes, lecturas e investigación, formó un grupo de trabajo y armó la dramaturgia, explica. “Está diseñado para gran orquesta, solistas, bailarines, coro, danzantes, grupos de instrumentos musicales prehispánicos y pantallas de gran formato”.
Con más de 150 participantes sobre el escenario, la puesta en escena “revalora la figura del señor de Iztapalapa como símbolo de la resistencia indígena”, agrega.
Máynez, quien el año pasado presentó su reelaboración del Moctezuma, sobre la ópera de Antonio Vivaldi, detalla que va muy avanzada la producción de la escenografía y el vestuario de esta ópera, que es apoyada por la Alcaldía de Iztapalapa y la Secretaría de Cultura capitalina.
Aclara que la pieza no se podrá estrenar a finales de noviembre próximo, cuando se piensa que murió Cuitláhuac, como lo había anunciado, debido a la pandemia. Pero añade que están considerando a mediados de marzo próximo como fecha tentativa.
Incluso, estoy pensando en filmar algo en el Cerro de la Estrella de Iztapalapa, si la emergencia sanitaria lo permite, para proyectar esas imágenes en escena. Pero no hay certeza”, confiesa.
El también violinista adelanta que el diseño del espacio estará inspirado en las construcciones de los templos y palacios mexicas, aplicable tanto para la gran Tenochtitlan como para la ciudad de Iztapalapa. “La idea es generar una atmósfera que nos transporte al mundo prehispánico y que pueda transformarse con facilidad de una escena a otra a partir de la edición de pocos elementos”.
En el caso de la escenografía física, diseñada por Peter Crompton, se trabajará con diversas plataformas con escalinatas fijas, “que no sólo nos remitan a la arquitectura de las ciudades, sino que nos ayuden a la distribución organizada de todos los artistas en escena, para su mayor lucimiento y distanciamiento social”, se detalla en la carpeta de trabajo que compartió el equipo.
Las proyecciones de Tomás Filsinger jugarán un papel fundamental, pues no sólo completarán la composición y darán profundidad al espacio, sino que serán las que nos transporten de una escena a la otra; no sólo en el plano realista y terrenal, sino también en el metafórico”, se apunta.
Detalla que la iluminación de Carlos Arce, de igual forma, “servirá no sólo para resaltar la acción y generar las atmósferas correspondientes, sino para integrar visualmente las proyecciones con los elementos físicos, de vital importancia para crear el efecto emocional y dar unidad al espectáculo”.
El vestuario de Cuitlahuatzin ha sido diseñado por Brisa Alonso y el maquillaje y los peinados han sido creados por Ilka Monforte; y estarán apegados a la investigación histórica realizada a partir del Códice Mendocino y supervisada por Patrick Johansson. “La paleta de colores partirá de los más tenues, en el caso del coro y figurantes, para ir subiendo en intensidad hacia los personajes principales, a fin de ayudar a resaltarlos en escena”, señala.
La utilería recreada por Ana García-Robles incluirá chimallis, macuahuitls, abanicos, braseros y otras piezas que ayuden a completar la acción de los personajes. Y se incluirán títeres diseñados y elaborados por Benjamín Barros en distintos formatos, con el fin de ayudar a representar a algunos animales que tienen fundamental presencia en la obra.
Finalmente, entre el elenco destacan el director de escena Ragnar Conde, la directora concertadora Gisele Ben-Dor y los cantantes Pablo Aranday, Enrique Ángeles y Carlos Lozada, que interpretarán a Cuitláhuac.
LOS OBJETIVOS
- Rescatar la figura del penúltimo emperador mexica y darle el reconocimiento que merece en la historia nacional.
- Reconstruir la belleza de la antigua Iztapalapan, ensalzando su cultura y su relación con el ecosistema.
- Profundizar en el lado humano y complejo de los antiguos mexicas, como una sociedad conectada con su entorno.
DATOS CURIOSOS
- Los títeres del águila real y el xoloitzcuintli serán operados por algunos de los bailarines, a fin de darle su simbolismo espiritual a la obra.
- La escena de la viruela se trabajará con una mojiganga de gran formato del dios Mictlantecuhtli, quien entrará a segar las vidas de los mexicas, que van cayendo por la epidemia.
- Todos los personajes contarán con un acabado artesanal para insertarlos en la lógica del montaje.