Psicólogo Franco González Aguilar

La extinción del Centro de Estudios e Investigaciones en Conocimiento y Aprendizaje Humano (CEICAH), que informó el rector de la Universidad Veracruzana la semana anterior, vuelve a exhibir a esta Casa de Estudios en lo relacionado con el pésimo manejo de un tema tan sensible como son los derechos humanos en la comunidad universitaria.

En un documento firmado el 6 de abril por el doctor Martín Gerardo Aguilar Sánchez, se comunicó la extinción del Centro, argumentando la existencia de problemas entre docentes. Y es bueno que la rectoría muestre alguna premura para atender la problemática entre académicos e investigadores, después de meses inciertos, pero es bastante malo que el responsable de hacerlo, olvide que la solución no puede aplicarse, afectando los derechos humanos de los estudiantes de doctorado, que justamente se inconformaron por esa medida “unilateral”, sorpresiva y lesiva para ellos y sus intereses formativos y económicos.

Tampoco se ve correcto que la solución se hubiera dado cerrando un centro de investigación que llevó muchos años y esfuerzos abrir y consolidar, justamente donde es docente un doctor honoris causa y uno de los poquísimos investigadores eméritos que tiene la UV. ¿O acaso, cerrando instituciones con reconocimiento nacional e internacional, es la manera en que el doctor Martín Aguilar piensa mostrar eficiencia y eficacia en este su primer año de gestión?

Pero lamentablemente es de años atrás, el tema de los derechos humanos mal gestionados en esta institución de educación superior, como lo ha mostrado la historia de la Universidad, y como lo han señalado y reiterado alumnos y profesores en la propia comunidad universitaria y en medios de comunicación de Veracruz. 

Y viene una pregunta fundamental. Por qué el rector de la UV no se acordó de los derechos humanos de los estudiantes, cuando son estos los que justifican la existencia de las universidades y los presupuestos operativos que paga la sociedad en su conjunto. Por qué las autoridades universitarias se olvidaron que había 19 alumnos de doctorado, a quienes de pronto y sin aviso, les extinguen la institución donde se forman en el nivel de posgrado. Alguien piensa que después de este cierre, ellos podrán enorgullecerse de haber concluido su doctorado en un Centro de investigación clausurado por autoridad superior.

Cuando el sociólogo Martín Aguilar recorría los medios de comunicación y buscaba reflectores para alcanzar el rectorado, hace menos de un año, insistía cansinamente en la no violencia y en el respeto a los derechos humanos de los universitarios, situación que sobradamente reiteró en su primer discurso como rector.

Y es oportuno recordarle la página 8 de su Programa de Trabajo 2021-2025, en el apartado de presentación del documento, cuando ofrece lo siguiente para su gestión: 

“…el hilo conductor de los Ejes Transversales del Programa de Trabajo serán los derechos humanos y la sustentabilidad”. Líneas después, insiste en la “dignidad humana” y remata esas primeras palabras de esta manera: “El programa no apunta estentóreamente a resoluciones piramidales o a la cancelación de otras aportaciones que puedan enriquecerlo”. Y para que no quepa ninguna duda, concluye: “Este es el espíritu de este rectorado y es lo que defenderé a título personal y como universitario y también como funcionario: que una universidad no se planifica desde arriba, sino que la teje desde abajo la comunidad siempre abierta y actuante que la conforma”.

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Corregir es de personas inteligentes y sensatas. El doctor Martín Aguilar debería revisar y evaluar su Acuerdo de Extinción. Examinar con tranquilidad y desde su criterio personal, si es que como autoridad, respetó los derechos humanos de los estudiantes del CEICAH; si respetó los derechos y la trayectoria de los docentes, y si respetó el prestigio de ese centro de investigación, generado en años de trabajo por psicólogos como Emilio Ribes Iñesta, Daniel Gómez Fuentes y otros más. ¿Acaso esa es su manera de impulsar la carrera de Psicología en Veracruz? ¿O así se debe entender la “sustentabilidad” que ofrece en su programa?

La extinción no es más que una salida fácil, que por las implicaciones que olvidaron, pareció más bien una decisión de tipo político. Y se aclara que estas líneas no son de alguien con nexos familiares o amistosos con los involucrados. El interés proviene de la preocupación e inquietud por ser integrante de la comunidad de psicólogos de Veracruz y por ser egresado de la carrera en esta Casa de Estudios y también como prestador de servicios profesionales a la sociedad en temas relacionados con esta disciplina.

Todavía se recuerda que hace más de 40 años, por conflictos mal entendidos, también relacionados con la investigación en la Facultad de Psicología de Xalapa, la solución que se dio ignoró la posición vulnerable de los alumnos, quienes por esa causa perdieron año y medio de clases, lesionando con ello sus derechos humanos.

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