Un equipo de científicos de las universidades de Georgia y Cornell, EE.UU., han establecido que, probablemente, el colapso del poderoso Imperio hitita, que existió en el Medio Oriente durante varios siglos antes de Cristo, haya estado relacionado con unas graves sequías, según un artículo publicado en ScienceDaily.
Alrededor del 1200 a. C., las civilizaciones del Cercano Oriente y el Mediterráneo oriental experimentaron un fuerte declive casi simultáneamente. Este fenómeno se conoce como el ‘colapso de la Edad del Bronce’.
Uno de los imperios más poderosos de su tiempo, junto con Babilonia, Egipto y Asiria fue el Imperio hitita. Estaba ubicado en los territorios actuales de Turquía, Siria e Irak y surgió cerca del 1650 a. C. en Anatolia central, una región que incluye a gran parte de la Turquía moderna.
Durante los siguientes quinientos años, los hititas fueron una de las principales potencias del mundo antiguo. Cerca del 1200 a. C., la capital, Hattusa, fue abandonada. El imperio que pudo resistir a los asirios y fue el principal rival del Antiguo Egipto durante el Imperio nuevo [famoso por su dinastía de faraones como Hatshepsut, Amenhotep III y Akenatón] dejó de existir.
El final de la ciudad de Hattusa, la capital del reino, ha sido un tema muy abordado en el estudio histórico. Durante mucho tiempo, se la consideró víctima de un ataque, ya sea por parte de los pueblos del mar o de los asaltantes locales de Anatolia. Sin embargo, actualmente, las investigaciones arqueológicas indican que la ciudad fue abandonada por la administración real y solo más tarde quemada, según un estudio publicado en Nature.
Como parte de un nuevo trabajo, científicos analizaron los árboles de enebro que crecían en el imperio en aquella época y fueron talados cerca de la moderna Ankara, aproximadamente, en el año 748 a.C. para la construcción de una cámara funeraria. Los autores estimaron el tamaño de los anillos y midieron la proporción de isótopos de carbono, para determinar el nivel de humedad.
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Los resultados mostraron que los residentes de lugar experimentaron sequías severas durante tres años consecutivos (1198, 1197 y 1196 a.C.) que, inevitablemente, se tradujeron en la pérdida de las cosechas.
“Lo más probable es que tuvieran reservas de alimentos para un solo año de sequía. Pero cuando se vieron afectados por tres años consecutivos, no tenían alimentos para subsistir”, explicó Brita Lorentzen, profesora de antropología de la Universidad de Georgia y coautora del estudio citada por The Guardian.
“Esto habría provocado el colapso de la base impositiva, la deserción masiva del numeroso ejército hitita y probablemente una migración masiva de personas en busca de la supervivencia. Los hititas también se enfrentaban al desafío de no tener puerto ni otras vías fáciles por las que llevar alimentos a la zona”, agregó la científica.
El descubrimiento reviste una importancia especial hoy en día, “cuando la población mundial lidia con un cambio climático catastrófico y el calentamiento del planeta”, concluye el artículo.