Un equipo internacional de investigadores descubrió qué tipo de plantas psicoactivas utilizaba la cultura nazca, asentada en la costa sur del Perú entre el 100 a.C. y el 800 d.C., como parte de su medicina tradicional y durante las prácticas ceremoniales previas al ritual del sacrificio, de acuerdo a una investigación que saldrá publicada en el número de diciembre de la revista Journal of Archaeological Science.
Durante su investigación, los arqueólogos analizaron muestras de cabello de 22 individuos, incluidas cuatro cabezas trofeo, enterradas en Nazca y en el valle de Yauca. Los resultados de las pruebas de cromatografía líquida y espectrometría de masas realizadas detectaron la presencia de sustancias psicoactivas.
Los resultados de las pruebas dieron positivo en alcaloides de hojas de coca, lo que demuestra que esta planta fue utilizada desde el periodo temprano, entre el 100 a.C y el 450 d.C. Asimismo, dieron positivo en triptamina, harmalina y harmina que, se sospecha, provienen de la liana ‘Banisteriopsis caapi’, el principal compuesto de la ayahuasca, una bebida ritual alucinógena, así como de la mescalina, procedente del cactus San Pedro, conocido por sus poderosos efectos psicoactivos.
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Del mismo modo, descubrieron rastros de mescalina en una de las cabezas trofeo, perteneciente a un menor. Este hallazgo, destacan los investigadores, es la primera evidencia arqueológica que sugiere que las víctimas de este tipo de sacrificio ceremonial consumían el cactus en el ritual antes de morir.
Junto con los restos humanos, los expertos también hallaron diversos objetos funerarios, entre los que destacan diversos textiles, vasijas de cerámica, herramientas de tejido y una chuspa, un tipo de bolsa utilizada para llevar hojas de coca.
Según señala el estudio, el hecho que las plantas detectadas no correspondan a la flora nativa de la costa sur peruana, indica la existencia de una ruta comercial que unía esta región con la zona andina y amazónica, y muestra la importancia de estas plantas para la cultura nazca.
A pesar de la evidencia arqueológica recién descubierta, que sugiere el uso medicinal y ritual de las plantas, Dagmara Socha, coautora de la investigación, señaló que aún no está claro con qué frecuencia o qué tan extendido era su consumo entre los nazca. Una incógnita, apuntó, que podrá resolverse a medida que continúen las investigaciones en la región.