El estudio estima que algunas poblaciones del sur de Asia oriental migraron al norte a lo largo de la costa de la actual China hasta llegar al estrecho de Bering, que separa Asia y América.

Paleogenéticos chinos han secuenciado el ADN de un cráneo de 14.000 años de antigüedad y descubrieron que pertenecía a una mujer de tipo anatómico moderno y no a un homínido arcaico o híbrido, como se suponía anteriormente.

El análisis de los restos, desenterrados en 1989 en la cueva Malu Dong (cueva del Ciervo Rojo), en la provincia suroccidental china de Yunnan, reveló que el este de Asia estaba habitado por poblaciones genéticamente diversas.

Asimismo, el genoma de la mujer, bautizada como Mengzi Ren (MZR), es cercano al de la población neolítica temprana de las regiones del sur del este de Asia, de un individuo del sitio siberiano de Ust-Kyakhta y de los primeros habitantes del continente americano, concluyó el estudio, publicado en la revista Current Biology.

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“En combinación con los datos publicados, detectamos una clara estratificación genética en las antiguas poblaciones del sur de Asia del Este y el sudeste asiático y cierto grado de divergencia entre el sur y el norte durante el Pleistoceno tardío. La MZR fue identificada como una habitante del sur de Asia oriental con continuidad genética con las poblaciones actuales”, dice el resumen del artículo.

Los datos de la investigación antropológica indicaron que se trataba de una mujer joven que medía unos 155 cm de altura y pesaba 46 kilos. Vivió hace unos 14.000 años y se dedicaba a la caza y la recolección, detalló el autor principal del estudio, Zhang Xiaoming, citado por Xinhua. El equipo también descubrió que el MZR tenía vínculos genéticos profundos con los primeros nativos americanos.

“Nos dice [la técnica del ADN] de manera bastante concluyente que las gentes de la cueva del Ciervo Rojo eran humanos modernos y no una especie arcaica, como los neandertales o los denisovanos, a pesar de sus características morfológicas inusuales”, comentó por su parte Bing Su, arqueólogo de la Academia de Ciencias de China.

Su genoma secuenciado resultó ser el primero del Pleistoceno tardío descubierto en el sur del este de Asia, ya que el ADN antiguo se conserva extremadamente mal en estas regiones debido a su clima cálido y húmedo, así como a la acidez de sus suelos.

Asimismo, los paleogenéticos chinos estiman que poblaciones de los antiguos humanos que poblaban las cuevas de Asia Oriental comenzaron a migrar hacia el norte cuando el clima se volvió más cálido. Los científicos no descartan que existiera una ruta de migración a lo largo de la costa por la cual algunos grupos llegaron a Siberia y cruzaron el estrecho de Bering, que separa Asia y América del Norte.

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