En los últimos años la novela negra ha escalado en violencia, brutalidad y sangre, rasgos habituales de las obras nórdicas, lo que ha provocado un nuevo interés por historias de misterio más amables, al estilo de la que fuera la reina del género, Agatha Christie. Es el llamado fenómeno cozy crime.

Con un aire que recuerda a los misterios que resuelven Miss Marple o Hércules Poirot en las ficciones de Christie, estos libros suelen ubicar la acción en pequeños pueblos y comunidades apacibles en los que parece improbable que ocurra un misterio, normalmente un asesinato, que será resuelto por un detective amateur. «Estas novelas evitan tratar temas oscuros e incómodos, centrándose así en el ingenio y la deducción de la historia», ha explicado a Efe Pol S. Roca, de la editorial Alma. Esta editorial creó en 2023 la colección cozy mystery, uno de los principales pilares del negocio, que actualmente cuenta con 19 títulos, entre los que se encuentran Unas galletas de muerte, de Joanne Fluke, Una espía muy real, de Rhys Bowen, o Asesinato entre libros, de Kate Carlisle.

Esta tendencia, que nació a finales del siglo XX del interés por recrear historias de la época dorada de la ficción policíaca como las de Agatha Christie, Josephine Tey o Dorothy L. Sayers, está dirigida a un público muy amplio porque «atrae a lectores de todas las edades y géneros», ha añadido Roca. Son historias que, según explican desde la editorial Alma, «relajan a los lectores al ofrecer un refugio seguro y predecible en un mundo caótico (…). Permiten ejercitar el ingenio y la deducción, todo ello con la garantía de un final reconfortante».

Otro ejemplo de estas novelas son las que componen la saga El club del crimen de los jueves (Espasa), del escritor, presentador, humorista y productor de televisión británico Richard Osman. En las cuatro entregas publicadas en los últimos cuatro años, Osman recoge la historia de cuatro amigos que viven en un complejo para jubilados y que cada jueves por la tarde se reúne para revisitar y tratar de resolver crímenes antiguos hasta que tienen que enfrentarse a su primer caso real.

Por su parte, el odontólogo y escritor nipón Hisashi Kashiwai es autor de la delicada saga Taberna Kamogawa (Salamandra narrativa) compuesta por dos títulos: Los misterios de la taberna Kamogawa y Las deliciosas historias de la taberna Kamogawa. Son unas historias que a través de los misterios que resuelven el dúo detectivesco formado por un padre y una hija en Kioto permiten adentrarse y conocer de cerca la cultura culinaria japonesa.

Un crimen con clase (Lumen), de Julia Seales, y Playa soledad (Espasa), de Melania Sebastián, son otros títulos que se suman a este fenómeno editorial. El primero se ubica en la campiña inglesa y combina el más puro estilo de Agatha Christie con los enredos amorosos de Jane Austen, mientras que el segundo se desarrolla en Laredo (Cantabria) después de que la protagonista haya creído ver a su padre, que supuestamente había muerto hacía diez años.

Cada vez son más quienes se lanzan a resolver estos misterios «amables». Sin embargo, pese a haber alcanzado su mayor popularidad a través de los libros, el cozy crime es un fenómeno que no se limita solo a la literatura sino que también puede seguirse con series y películas. Además de las adaptaciones de historias de Agatha Christie, un ejemplo evidente de este estilo trasladado a la televisión fue en los ochenta: Se ha escrito un crimen, con Angela Lansbury como investigadora sagaz.

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