Hace alrededor de 4.000 años, dos personas fueron enterradas con objetos funerarios, cerca del pueblo de Upton Lovell, a unos 16 kilómetros al oeste de Stonehenge. Al ser descubiertos en 1801, los arqueólogos del siglo XIX interpretaron el hallazgo como el ajuar funerario de un chamán y su esposa.
Las piezas, que datan aproximadamente del 1800 a. C., incluyen hachas de pedernal, el fleco de una prenda, un collar de cuentas de piedra pulida y docenas de puntas de hueso, posiblemente, pertenecientes a otro collar.
Sin embargo, un nuevo análisis de las herramientas de piedra reveló la existencia de rastros de oro en su superficie. Por lo tanto, se utilizaban para fabricar productos con metales preciosos, concluyen los arqueólogos de las universidades de Southampton y Leicester del Reino Unido en su estudio publicado en la revista Antiquity.
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Los especialistas no pueden precisar si las personas enterradas eran chamanes, joyeros u otros. “El ajuar funerario es más que una representación de la identidad de una persona”, sostienen en su estudio.
Los elementos encontrados marcan la complejidad de las identidades en la antigüedad y muestran que los roles sociales de chamán o joyero no reflejan necesariamente la identidad de personas que, en realidad, pudieron tener otras funciones.
“Tendemos a pensar sobre las personas con categorías simples: chamán, trabajador del metal, mago, persona importante, pero este enfoque occidental moderno debe dejarse de lado para imaginar la vida a principios del segundo milenio antes de Cristo”, comentó a Live Science Timothy Darvill, arqueólogo de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido) que no participó en el estudio.
Por su parte, Susan Greaney, investigadora de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), que tampoco estuvo involucrada en la investigación, sostiene que el descubrimiento evidencia que la fabricación de artefactos finos pudo haberse considerado mágica.
“La capacidad de transformar objetos mediante el delicado y hábil proceso de cubrirlos con láminas de oro puede haber sido visto como un proceso mágico o ritual, un método secreto conocido solo por unas pocas personas”, señaló.
“Esta investigación muestra cómo el trabajo del metal estaba estrechamente ligado a las creencias mágicas, rituales y religiosas”, sostuvo Greaney.