El 16 de abril de 1828 España y el mundo despedía a uno de los artistas plásticos más influyentes de la historia, Francisco José de Goya y Lucientes. Su obra incluye quinientos óleos y pinturas murales, además de cerca de trescientos aguafuertes y litografías y centenares de dibujos, en los que destacan Autorretrato, Maja desnuda y El 3 de mayo de 1808 en Madrid. La vida de Goya ha sido recopilada en diversas obras, sin embargo, existe un misterio acerca del paradero de su cabeza.

Por más de doscientos años se han preguntado sobre lo qué le pasó al cráneo de Francisco de Goya. Se sabe que el pintor español fue enterrado en la tumba de su consuegro Martín Miguel de Goicoechea, que falleció en 1925, en Burdeos. Sin embargo, el cónsul español de aquel poblado francés Joaquín Pereyra notó la sepultura doble de Goicoechea y Goya durante uno de sus paseos por el cementerio francés, por lo que alertó a las autoridades españolas sobre el asunto, menciona el Museo de Zaragoza.

Pero sería en el año 1888 que la exhumación tuviera efecto ante la prestancia de las autoridades legales competentes. Dicho suceso quedaría marcado en una crónica del cónsul hispano que le relató el acontecimiento a un amigo.

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En el comunicado difundido por el Museo de Zaragoza, señalan que tras realizar la exhumación del pintor ante las autoridades competentes, “observamos que, abierta la tumba, nos encontramos en presencia de dos cajas, una de las cuales estaba forrada de zinc, y la otra de madera sencilla sin ninguna placa ni inscripción exterior, ambas eran de la misma longitud”, describen.

Una vez que abrieron ambos se percataron que en la forrada de zinc encontraron el esqueleto completo de una persona. mientras que en la otra estaban “todos los huesos de un cuerpo humano, excepción hecha de la cabeza que faltaba por completo, lo que no dejó de sorprendernos a todos los allí presentes”. escribió el cónsul.

“Y precisamente todo induce a creer que los huesos encerrados en esta última caja son los de Goya, por ser los huesos de las tibias mucho mayores que los contenidos en la caja de zinc, y además haberse encontrado restos de un tejido de seda de color marrón, que debe ser los del gorro con que se presume fue enterrado Goya, así como por estando más próxima de la entrada del ‘caveau’ debió ser la última que en él se colocó”, recoge el Museo de Zaragoza.

Una vez las autoridades españolas descubrieron que Goya había perdido la cabeza, el cónsul español envió un telégrafo a Madrid: “Esqueleto de Goya sin cabeza. Por favor, dame instrucciones. Rápidamente recibieron su respuesta: “Envía a Goya, con o sin cabeza”, según el medio británico The Guardian.

Los restos de Francisco de Goya fueron trasladados a España en 1899. Primero a la catedral de san Isidro, y después en 1919, a San Antonio de la Florida en Madrid. Desde ese momento se plantearon las incógnitas sobre el paradero del cráneo de Goya.

¿Qué pasó con el cráneo de Francisco de Goya?

El Museo de Zaragoza apunta que existen varias hipótesis en torno al paradero del cráneo de Francisco de Goya, las cuales están pendientes de que se comprueben. Una es que se profanó la tumba de pintor español y su cráneo fue robado por supuestos y “exaltados” ladrones, frenólogos, coleccionistas o románticos.

Otra es que fue el mismo Goya quien “hizo donativo en vida de su cabeza”, a través de su amigo el Dr. Jule Laffargue. El fin: realizar un estudio frenológico, el cual pudo haberse llevado a cabo inicialmente en el asilo de San Juan de Burdeos y después en la Facultad de Medicina de París.

Sin embargo, hay algo que desconcierta a los investigadores, ya que el pintor Dionisio Fierros realizó en 1849 un cuadro titulado Vanitas, el cual se ha relacionado con la cabeza del pintor español, por lo que nació en la historiografía otra hipótesis sobre que la existencia del cráneo de Goya pudo haber estado en manos de Fierros.

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