La plástica mexicana se ha encumbrado por medio de grandes nombres que trascendieron a través del muralismo, el abstraccionismo y otras corrientes pictóricas, para transitar hacia la escena del arte contemporáneo. Hoy, nuevas voces y nombres emergen a través de una tradición que, en esencia, revela una cultura que se resiste a perecer ante el vertiginoso embate del mundo actual.
Semanas del arte como las que se suscitan en distintas capitales del mundo han cobrado relevancia en los últimos años, y la Ciudad de México no escapa a ser testigo presencial de ferias como Zona Maco, BADA, Salón Acme o Feria Arte Material, mismas que hacen coincidir a artistas, coleccionistas, compradores, entusiastas y nuevos públicos de la expresión creativa.
Durante estos días, “vienen muchos gestores y galeristas de distintas regiones y lo importante es que existen públicos muy específicos para cada una de estas propuestas”, comenta Ana Rojas, artista gráfica.
Buena parte de su obra se ha abocado a temas que tienen que ver con la vida en la periferia, la migración y cómo la movilidad de las personas hacia los principales centros urbanos termina por cambiar el paisaje natural por completo.
Ella, al igual que el artista plástico, José Cacho, es parte de quienes se han presentado en distintas ediciones de BADA México, una feria que, en lugar de convocar galerías de arte, presenta a los creadores directamente, característica que la artista encuentra muy atractiva, puesto que, reflexiona, esto permite democratizar el arte y ponerlo al alcance de todas las personas, así como “generar un diálogo, el cual, de otra forma, no puedes encontrar.
Por esta razón, Cacho aprovecha la cita de arte para presentar las nuevas ideas que definirán su concepto creativo y artístico para ese año en particular, como son las técnicas que no había trabajado con anterioridad, entre ellas, ediciones limitadas y propuestas visuales en 3D.
Otro tanto hicieron Roberto Turnbull y Manuel Rocha, dos artistas mexicanos que desarrollaron una exhibición un tanto experimental, llamada “De oído”, presentada en la galería Le Laboratoire, como parte de las actividades paralelas a Zona Maco.
Esta exposición, comenta Turnbull a Forbes Life, es una mezcla entre música y artes visuales, con la idea de que no sea un proyecto terminado, sino que exista la posibilidad de seguir interviniendo. “Así, tenemos la posibilidad de quitar, poner, alterar y modificar”, explica.
CITA INFALTABLE
Cuando aparecen las ferias de arte, reflexiona José Cacho, éstas se convierten en la posibilidad de multiplicar por miles la función de presentar en un mismo espacio diferentes propuestas. Gracias a la diversidad de propuestas, estos espacios de encuentro permiten atraer a más personas (como asegura Ana Rojas) y, con ello, se promueve la posibilidad de que cada visitante puede ir formando su gusto personal.
Al recorrer los pasillos y detenerse a contemplar las piezas que más le llaman la atención, o bien, continuar su camino frente a propuestas que no le trasgreden ningún sentimiento, sin hacerlo del todo consciente, la gente va decantándose por dialogar con ciertas expresiones plásticas.
En parte es por esta razón que la Ciudad de México se ha convertido en un referente importante en Latinoamérica, al posicionarse como un espacio de encuentro para las distintas expresiones de la plástica contemporánea.
ARTE EN CONSTRUCCIÓN
Es a la luz de estos espacios donde las galerías más renombradas y aquellas con propuestas emergentes aprovechan para mostrar las obra de los artistas que representan. Así, se construye una escena del arte contemporáneo que trasciende más allá de las instalaciones, para albergar toda la obra realizada por artistas vivos, quienes tienen ahora entre sus manos el futuro de la plástica mexicana.
Como asegura José Cacho: el arte contemporáneo no se refiere, solamente, a propuestas conceptuales visuales y sonoras. “Creo que hay un arte de gran calidad en México y Latinoamérica. El problema, como siempre, es: ¿Cómo llegas al público? ¿Cómo puedes mostrar [tu obra] a la gente? Ése es el gran reto que tenemos, tanto los artistas como las ferias y las galerías”.
Si bien estas últimas son un canal importante para la consecución de esta idea, lo cierto es que la mayoría prefiere mostrar en sus espacios obras de artistas ya consolidados, con quienes han colaborado por un largo tiempo.
Lo anterior se convierte en una traba difícil de escalar para los artistas independientes, y más si no residen en la Ciudad de México, como es el caso de Rojas, quien, incluso, encuentra complejo la posibilidad de ser parte de las ferias al no estar representada por una galería.
Este mismo pensamiento circunda la mente de Roberto Turnbull, para quien la escena artística de México se está renovando con nuevos nombres, y además se empieza a desconcentrar de la capital del país para diversificarse hacia otras latitudes, extendiéndose a Oaxaca o Guadalajara, por ejemplo.
Eso ayuda mucho para consolidar un entorno más saludable en la escena artística del país que empuje los límites de la creación nacional hacia caminos poco explorados.