Reconocida por más de 60 libros de literatura infantil y juvenil publicados, la ecuatoriana María Fernanda Heredia ha tejido -letra a letra- una trayectoria que une la memoria íntima del papel con la expansión digital, y celebra que hoy haya «una convivencia necesaria, sana y viable» de ambos formatos.

«Aunque los formatos van cambiando, la lectura encuentra nuevas maneras de acercarse a los niños, a los jóvenes», dijo en entrevista con EFE, al recordar que hay quienes tienen argumentos «importantes sobre lo que implica la relación física y sensorial del niño con el libro que abre, con las páginas que pasa».

Sin embargo, pretender que lo digital desaparezca «no va a ser tan fácil porque las pantallas ya conviven con nosotros», anotó quien celebra que se estén reabriendo librerías en España, su casa desde hace varios años, y que en Ecuador se afiancen los espacios del libro infantil dentro de las librerías.

Heredia lleva 30 años escribiendo para niños y 20 también para adolescentes, tiempo en el que ha detectado que el libro en papel les genera «un magnetismo muy interesante» con gran cantidad de sagas para adolescentes que tienen volúmenes de hasta 400 páginas.

Cada vez más sucinto

A sus 55 años, Heredia reconoce que, con el desarrollo de las redes sociales, «todo tiende a hacerse más sucinto», aunque en la Feria del Libro de Madrid de este año, constató que las editoriales trabajan «muy intensamente» en la categoría juvenil.

«Los lectores somos minorías, pero lo que leen los jóvenes, lo que leen los niños hoy por hoy, en cifras, es inmensamente superior a lo que leíamos nosotros cuando éramos niños y adolescentes», dijo al ponderar -además- la oferta literaria y la promoción actuales.

Heredia recordó que hay grandes editoriales que publican obras de jóvenes de 20 y 21 años, que han dado sus primeros pasos en el mundo de la literatura a través de redes sociales.

Y apuntó que hay autores que venden «millones de copias» con textos profundos y otros que se pierden en la ebullición de las redes sociales.

Humor y emociones

En un mundo marcado por la violencia, «la literatura no es el medio ni para enseñar, dar lecciones y peor aún para adoctrinar», dijo quien, no obstante, a través del manejo de emociones y el humor, no solo busca acercarse a los lectores sino plantear reflexiones «sobre este mundo en el que estamos viviendo», señaló.

«Aunque podría parecer que el humor está divorciado de todos estos asuntos más escabrosos, para mí -dijo- es un vehículo muy importante para que el lector entre en la historia, para que se sienta en confianza y para que, a veces, en medio del nubarrón tremendo que es la violencia o la corrupción o la falta de oportunidades, podamos tener un pequeño espacio para reírnos, agarrar fuerzas» y seguir.

Miedo a olvidar

Heredia, quien -entre otras razones- escribe porque tiene miedo a olvidar, se confiesa «un poco perdida» en el mundo actual donde «la violencia está instalada», incluso en hogares y escuelas, que deberían ser espacios de seguridad.

«Escribir para niños es lo más bonito que puedo hacer, pero es lo más complicado» pues es empaparse de realidades tremendamente dolorosas, comentó quien -con genialidad- aborda complejos temas en sus obras, como distintos tipos de violencias.

Heredia sostiene que «no hay ningún tema que no pueda ser abordado en la literatura infantil, pero lo importante es la forma de abordarlos» porque hay cosas que la literatura sugiere y terminan de decantar en la cabeza de un niño, como cuando en una charla un niño de ocho años en Perú le preguntó: «¿Te ha pasado alguna vez que quisieras cerrar los ojos y lanzarte al vacío?». 

EFE

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