La democracia en el mundo está en una situación difícil y es “fundamental” una revisión desde la cultura para defender los valores tradicionales de la modernidad que la sostienen y dan sentido a una vida en comunidad, afirmó el poeta español Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.
“Creo que la democracia que une los valores tradicionales de la modernidad, libertad, igualdad y fraternidad está en un momento muy difícil porque se está intentando liquidar lo que significa la convivencia en una comunidad”, dijo a EFE en una entrevista García Montero en Ciudad de Panamá, donde asistió al festival Centroamérica Cuenta que finalizó el domingo.
García Montero (Granada, 1958), que antes de estar en Panamá cumplió con un periplo por Argentina y México, destacó que esto es muy preocupante pues en ese camino “encontramos que se unen las extremas derechas que brotan en Europa o en América Latina, con los neoliberales que quieren cargarse (dañar) el Estado”.
Son propuestas de un “neoliberalismo radical” que se carga el Estado y que “defienden que las grandes fortunas tienen el derecho en poner la ley del más fuerte (…) y hemos visto personajes como Donald Trump, (Jair) Bolsonaro, ahora con (Javier) Milei, que van en esa tarea”, afirmó.
Para el poeta y ensayista, galardonado con el Premio Adonáis por ´El jardín extranjero´ (1982), el Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994 por ´Habitaciones separadas´, es igualmente alarmante el ascenso de la extrema derecha en Europa y la “peligrosa deriva de las derechas democráticas en Europa a las que no les está importando pactar con la extrema derecha, olvidándose que son derechas democráticas”.
Mencionó por ejemplo que “hay comunidades autónomas en España donde la derecha gobierna con la extrema derecha y se vuelve a la censura y se prohíben actos relacionados pues con Federico García Lorca, con Miguel Hernández, con la libertad cultural”.
También lo sucedido con la evolución de Nicaragua “hacia una democracia sin contemplaciones” le causa un “efecto muy triste”, por la manera cómo se portaron con el poeta Ernesto Cardenal “incluso en su entierro”, y “el modo con que han tratado a gente como Sergio (Ramírez) y Gioconda” Belli, ambos expatriados y desnacionalizados por el Gobierno nicaragüense que preside Daniel Ortega.
Es así que García Montero, Premio Nacional de la crítica en el 2004 por su poemario ´La intimidad de la serpiente´, cree que la situación de la democracia en el mundo “necesita de una revisión” a la luz de la cultura.
Señala como “fundamental reivindicar, desde la cultura, los valores de la democracia: la conciencia crítica frente a los bulos, la educación frente a las mentiras y la manipulación, el respeto a la diversidad que no sea la ley de más fuerte, sino la posibilidad de convivir con los matices políticos raciales identitarios personales que cada cual tenga”.
En esa misma perspectiva, el director del Instituto Cervantes defiende el respeto a la diversidad y las conciencias individuales como una vía también hacia la democracia.
Prefiere así la “configuración de un nosotros donde lo común no sea un ámbito de sectas y minorías enfrentadas a muerte las unas con la otras, sino espacios individuales que consiguen convivir en una ilusión colectiva”.
El vacío dejado por Almudena
Casada con García Montero, con quien tuvo una hija, la escritora madrileña Almudena Grandes falleció el 26 de noviembre de 2021, en Madrid, a los 61 años por un cáncer.
Almudena (1960) fue Premio Nacional de Narrativa en 2018 y una de las escritoras más relevantes de las últimas generaciones, con obras como ´Las edades de Lulú´, ´Malena es un nombre de tanto´ o la serie ´Episodios de una guerra interminable´, que dejó inacabada.
“Fue una presencia muy importante en mi vida, definió mi vida porque tuve la suerte de convivir con ella 30 años, y cuando murió pues me quedé en el vacío claramente, en el vacío más grave”, dijo García Montero, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Granada.
En su intento por superar el duelo, el poeta español tuvo la “suerte” de apoyarse en la poesía, para preguntarle “desde los clásicos hasta nuestros días, qué ocurre cuando ocurre la muerte, qué respuesta hay para el vacío”.
El resultado fue una serie de poemas hablando de la “enfermedad, de la muerte, de la pérdida”, que lo pusieron en contacto con Jorge Manrique, o con Piedad Bonet en los libros que esta escribió cuando murió su hijo.
“Y he conseguido salir de mi duelo más profundo dialogando con la condición humana (…), un diálogo inevitable con la muerte”, manifestó.
Los buenos poetas comunistas
“Cuando me llaman en España comunista, yo digo que sí, porque el Partido Comunista de España se organizó en la clandestinidad para luchar contra la dictadura franquista, y para mí apoyar al Partido Comunista era luchar contra una dictadura”, responde cuando se le pregunta sobre la buena poesía de algunos poetas comunistas.
Pero García Montero, que de joven militó en el Partido Comunista y en 2015 fue candidato de Izquierda Unida a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, recuerda que con el tiempo” vio la evolución de la palabra comunismo en otros sitios y cómo pasó a ser “una excusa, no para buscar la igualdad, sino para imponer una dictadura”, y que si lo identifican con Stalin o lo que hizo “no tengo absolutamente nada que ver”.
“A partir de ahí es que leo con mucha admiración a Pablo Neruda, César Vallejo, Blas de Otero, poetas que militaron en el Partido Comunista; y creo que esos poetas son buenos porque supieron unir su conciencia individual con la búsqueda de un nosotros en sus poemas, y hablar no ya de un individuo sino de la condición humana”, zanjó.