Con más de seis mil 600 documentos de incalculable valor histórico, pertenecientes a artistas como Miguel Ángel Buonarroti o Giorgio Vasari, el Archivo Vasari es uno de los más importantes patrimonios del Renacimiento.

Actualmente está en el centro de una batalla legal entre la familia Festari-Rasponi-Spinelli, que reivindica la propiedad, el Estado italiano, que pretende expropiarlo, y la Universidad de Yale.

Fue en esa última institución donde en 1988 aparecieron tres de los 34 legajos que componen el Archivo Vasari y que habían desaparecido ocho años antes durante un misterioso robo ocurrido en la villa de la familia en San Casciano in Val di Pesa, en las colinas toscanas de Chianti.

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En esa ocasión fue sustraido todo el archivo histórico de la familia de origen noble Rasponi-Spinelli, una colección de más de 150 mil documentos originales que cubren mil años de historia italiana.

Entre estos están incluidos los citados legajos del Archivo Vasari, con manuscritos de Miguel Ángel, notificados en 1917 a la autoridad y declarados de “notable interés histórico” por el Estado italiano.

En un encuentro con medios extranjeros el conde Tommaso Festari, quien al lado de sus hermanos Antonio, Francesco y Leonardo es heredero del Archivo Vasari, denunció que el robo de 1980 fue casi seguramente por “encargo”.

También acusó al Estado italiano no solamente de no haber movido un dedo para recuperar esa documentación, que por ley no debería abandonar territorio italiano, sino de incluso haber legitimado su estancia en la Universidad de Yale.

Y es que, dijo, en 1994 la institución estadunidense organizó un simposio sobre el pintor Giorgio Vasari (1511-1574), avalado por funcionarios de la superintendencia de Bienes Culturales de Florencia y del Instituto sobre el Renacimiento florentino, que participaron y en el que fueron expuestos los manuscritos robados en 1980.

Acompañado por su abogado Guido Cosulich y por sus consultores Massimo Mucci y Rolando Bellini, Festari desmintió la versión del Estado italiano de que nunca fue denunciado el robo de 1980.

En particular presentó una copia de la denuncia que su padre, Giovanni Festari (fallecido en 2009) hizo ante los carabineros de la región de Toscana cuando en 1994 se enteró que los tres legajos del Archivo Vasari sustraidos 14 años antes, estaban en la Universidad de Yale, que nunca ha acreditado la propiedad con documentos oficiales.

Igualmente dio a conocer un expediente en el que se establece que en 1687 su antepasado, el senador Buonsignor Spinelli, ejecutor testamentario de Francesco Maria Vasari (último heredero masculino de Giorgio Vasari) adquirió legalmente el Archivo Vasari, por lo que desde hace más de 330 años esa documentación es propiedad de los condes Festari-Rasponi-Spinelli.

El conde confirmó que los otros 31 legajos del Archivo Vasari se encuentran en el municipio de Arezzo, también en Toscana, y que en 1989 su padre (nombrado en 1985 heredero universal del patrimonio Rasponi Spinelli) encontró dentro de un armario del siglo XVIII el contrato de depósito en esa ciudad.

Ante las demandas y contrademandas interpuestas entre la familia y el Estado italiano, finalmente en 2017 el director de Archivos de la superintendencia de Bienes Culturales de Toscana, Gino Famiglietti, presentó una denuncia formal contra la Universidad de Yale por el delito de exportación ilícita de la documentación.

En abril pasado, sin embargo, la guerra legal dio un nuevo giro cuando el ministerio italiano de Bienes Culturales inició el trámite para declarar de utilidad pública el Archivo Vasari y proceder a su expropiación, con una indemnización de un millón 500 mil euros, considerada ridícula por la familia.

“El Estado italiano quiere apropiarse de todo con acciones legales”, denunció Festari.

Su abogado reconoció que hace algún tiempo el magnate ruso Vassily Stepanov, con su sociedad Ross Engineering, llegó a firmar un contrato de compra del Archivo Vasari por 150 millones de euros (10 veces superior a la indemnización propuesta) pero que ante los obstáculos e intimidaciones del Estado italiano, dio marcha atrás en sus planes.

Ahora se espera que en septiembre próximo un arbitraje se pronuncie sobre el valor de expropiación del bien, además del veredicto del Tribunal Administrativo Regional (TAR), ante el que la familia impugnó el procedimiento expropiatorio.

Igualmente debe proceder la demanda privada contra la Universidad de Yale para recuperar todo el Archivo Spinelli y los tres legajos del Archivo Vasari.

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