El célebre escritor español Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1615) no habría nacido en la localidad madrileña de Alcalá de Henares, como se creía hasta ahora, sino en la ciudad andaluza de Córdoba, según un estudio realizado por el investigador José de Contreras y Saro que recoge el diario ABC.

La prueba definitiva es un documento fechado en 1593, descubierto en 1914 pero vuelto a extraviar hasta 2016, que ha conseguido desenmarañar la historia de tres Miguel de Cervantes cuyas historias de vida quedaron mezcladas.

Así, Contreras afirma que Miguel de Cervantes sí nació en Alcalá de Henares, pero no era el afamado escritor, sino su primo segundo, mientras que el autor de ‘El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha’ nació en la ciudad de la Mezquita.

La confusión provendría de la costumbre de aquella época de poner a los hijos varones el nombre de los abuelos, lo que, en el caso de haber varios descendientes daba lugar en ocasiones a nietos con el mismo nombre y apellido.

La investigación llevada a cabo por Contreras tenía el objetivo de identificar a esos tres Miguel de Cervantes de los que había constancia y conseguir saber quién era cada uno. Se utilizaron estudios de grafología, cotejos de firmas e infinidad de documentos históricos.

El estudio concluye que el padre de la novela moderna es el que nació en Córdoba, porque es el único a quien en un solo documento se identifica su edad, lugar de nacimiento, oficio e interés por escribir comedias y autos.

El documento que da la clave está relacionado con el proceso judicial de un tal Tomás Gutiérrez que presenta como testigo a Cervantes, por lo que el texto con su testimonio recoge todos sus datos de filiación.

El legajo fue hallado por el abogado e historiador Adolfo Rodríguez Jurado en 1914, momento en el que pasó desapercibido, y volvió a desaparecer tras diferentes incendios y la Guerra Civil española, que afectaron al patrimonio documental.

En 1983, una donación de un archivo a la Universidad de Sevilla prendió la mecha del rescate del documento. El catálogo de todas las piezas se prolongó durante 33 años y fue en 2016 cuando volvió a salir a la luz el papel que ahora sustenta que Miguel de Cervantes era andaluz.

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