En plena era de la compra masiva y rápida de ropa barata en internet, el Museo de Artes Aplicadas de Viena (MAK) indaga en una exposición sobre qué hay detrás de esa necesidad constante de cambio y renovación, y denuncia el creciente daño medioambiental y de explotación laboral que supone ese efímero consumismo.
Desde hoy y hasta septiembre de 2024, la muestra “Consumo crítico” abordará cuestiones que atañen a la sociedad capitalista y al consumismo en el mundo Occidental, a través de montajes audiovisuales y objetos históricos que ilustran cómo ha evolucionado el consumo de moda en los últimos trescientos años.
La innovación tecnológica y el cambio de las condiciones de producción y de los medios de comunicación de masas que ha acelerado todos los ámbitos de la vida en las últimas décadas, se experimenta también en cómo se consume la moda.
“Creo que nosotros, como especie humana, probablemente no vayamos a consumir para siempre en la forma en que lo hacemos ahora. Pienso que tenemos que cambiar y reflexionar sobre ello”, explica a EFE la comisaria de la exposición, Lara Steinhäußer.
Una camiseta con el mensaje “¿Es la sostenibilidad simplemente otra moda?”; una gorra fabricada con bolsas de paquetería recicladas; o una chaqueta de lana marrón, rota y remendada con lana azul, son algunas de las obras expuestas con la intención de hacer reflexionar al público y ofrecerle posibilidades de compra más sostenibles.
La exhibición, crítica con los “gigantes textiles” que lanzan decenas de colecciones al año en condiciones de trabajo precarias y con la destrucción de los ecosistemas que causan los residuos textiles, también lanza cuestiones como cuál es el valor de la ropa o quién puede permitirse renunciar al consumo.
Steinhäußer destaca entre las piezas de la exposición un documental del artista chino Wanbg Bing llamado “15 horas” (2017), el tiempo que se prolonga una jornada de trabajo en una fábrica textil en China.
“Básicamente, te llevaría dos días en el museo seguir el turno de la gente que trabaja en esta fábrica de ropa. Es impactante pensar en esa duración de un día de trabajo”, subraya la comisaria.
La compra compulsiva de moda es otro de los puntos clave de la exposición, analizada desde la perspectiva del sentimiento fugaz de felicidad que provoca comprarse una nueva prenda de ropa.
Para diseñar la exposición, Steinhäußer se inspiró en un libro de Alec Leach llamado “The world is on fire but we’re still buying shoes” (El mundo está en llamas pero seguimos comprando zapatos) que describe ese fenómeno como un círculo vicioso de placer efímero que necesita ser revivido con más y más compras.
“Al final, ¿qué podemos decir de nuestras vidas cuando nos dedicamos sólo a comprar y a querer aparentar algo para otras personas, cuando debería tratarse más bien de lo que sentimos en nuestro interior y de lo que queremos ser?”, reflexiona Steinhäußer al respecto.
“Hasta cierto punto, lo que hacemos como museo es promocionar productos. Y, pensando en lo que iba a pasar después de la pandemia (de la Covid-19), pensé qué podría ser interesante ver cómo podíamos hacer que los visitantes reflexionaran sobre su consumo”, cuenta.