Palabras Claras acudió a San Miguel de Allende a entrevistar a Giovanni Díaz Conti, un músico veracruzano que actualmente reside en esa ciudad turística del estado de Guanajuato. Por muchos años Giovanni fue uno de los artistas de la noche xalapeña, ya fuera como integrante de diversos grupos musicales, o cantando solo, o con su grupo Acorde 3, ante su piano y en cafés, restaurantes, centros nocturnos, bailes estudiantiles o eventos de carácter privado, interpretando canciones populares o composiciones de su producción autoral. En ese pueblo mágico donde ahora reside, nos compartió su manera particular de ver la música y los nostálgicos recuerdos que guarda de su querida Xalapa.

¿Cómo inicia tu camino en la música?

Mi camino inicia cuando escucho tocar la guitarra a mi tío Julio Pichardo Coronel, quien me enseña los primeros acordes y me aprendo una canción que les cantaba en reuniones familiares y viajes vacacionales. En la casa de mis abuelos paternos había un piano donde mi padre, el doctor Alberto Diaz Conti, es el que me enseña los acordes en ese instrumento y ahí es donde bajo su dirección aprendo a valorar el arte de la música.

A los nueve años de edad, y solamente de oído, saco mis dos primeras canciones; sigo tocando y una tercera canción surge y así continúo practicando y tratando de interpretar las canciones que en ese tiempo conocí gracias a mi primo Humberto Frutis que tuvo a bien enseñarme a escuchar la música de esa época a finales de la década de los setenta.

Yo ensayaba sin que lo supiera mi familia, y mi primera presentación la hice frente a todos ellos un diciembre a los 10 años. Ahí inicia este sueño maravilloso llamado Música; así descubrí cómo es vivirla, crearla, trabajarla y mostrarla a la gente.

¿Cuáles fueron los primeros grupos en los que participaste?

El primer grupo qué inicié con muy poca experiencia musical fue Blancos y Negros, después toqué dos años con Avestruz, luego varios más con Punto 7, para pasar más tarde a la ya famosa Banda Rams. Posteriormente hago duetos con Samuel Padilla en la Barranca y Víctor Herrera en el Hotel Xalapa, 

Como pueden ver, pasé por grandes grupos del estado, y ya con mi propio proyecto, pude acompañar a importantes artistas del momento en el mundo de los centros nocturnos, donde desde luego, tuve que pasar por el difícil trayecto del aprendizaje armónico y vocal.

De ese tiempo toqué con músicos como Humberto León, Dario Arcos, Carlos Murillo, Alejandro Pale, Juan Galicia, Lorena Banda, Chimy Barradas, Pepe Hernández, Juan López, Sebastián Figueroa, el Santana xalapeño, Lupita Castillo, Lolita, Edna, Roberto Vázquez, Jacinto Castañeda, Nano Tobalina, Memo López, Rubén López Bucio, Víctor Flores, Pablo Domínguez, Yenca, Hugo Pérez, Alejandro Gutiérrez, Ernesto Moreno (+), Memo López (+), los integrantes de Parámetros y muchos más, que ahora no llegan a la memoria.

¿Qué nos dices de la vida musical en esos días?

Recuerdo que al inició de mi participación en los grupos y consecuentemente al presentarse a un evento, era emocionante y te preparabas, y esperabas el momento con muchas ganas y responsabilidad, dando lo mejor dentro de tú nivel musical y vocal. En esos años, principalmente, creo que me interesaba más la emoción de hacer música, que la cuestión monetaria, porque había épocas en las que se ganaba escaso dinero. Teníamos poco dinero, pero con el espíritu lleno a tope. Y eso sí, todos los artistas locales éramos muy conocidos en escuelas, cafés, centros nocturnos, colonias y lugares populares de baile, tocando música tropical, rock, rumba, bossa, bolero, cumbia y salsa. 

Ver y escuchar a grandes grupos de esa época en los cafés de Xalapa, como Los Beens, Los Joao. Las ideas o La parada suprimida, por nombrar algunos, era una época, en la que la música de esos tiempos daba un matiz extraordinario a la juventud y quedó fijado como parte de nuestra esencia como personas, hijos, hermanos, padres o madres. En ese tiempo nos hicimos a la idea de que la música viva siempre es la mejor, porque se toca y se escucha y se vive con emoción, con el alma y el corazón.

Giovanni Díaz Conti músico veracruzano

¿A quiénes admirabas? 

Mi primera influencia musical fueron los grupos de los 60’s en discos de 45 revoluciones por minuto. Y en los años 70’s, artistas de la talla de Elton John. Carole King, Chicago, Earth Wind and Fire, John Mayal y muchos otros que influyeron en mi formación musical.

¿A qué artistas nacionales has conocido en tu actividad musical?

En los escenarios y en los ensayos he convivido con algunos en diferentes épocas, acompañando o alternando en sus shows. Y siempre es muy agradable conocer a artistas como Oscar, el comediante, el actor Ricardo Cortés, Arturo Castro, desde luego a Los Joao, Mario Pintor, Yekina Pavón, Nanina Roberta, Los Cronners, Víctor Arcos, Agustín Lara Jr. Benjamín y varios más.

¿Además de la música, en qué otras áreas incursionaste?

Por fortuna pude estudiar en la Escuela Panamericana de Hotelería en la Ciudad de México, y estuve trabajando en ese medio, compaginándolo siempre con la música, así pude recorrer varios centros turísticos de la costa del Pacífico en Sinaloa, Jalisco y Guerrero. Fui director de publicidad en una compañía importante y recorriendo las ciudades (Vallarta, Mazatlán, Guadalajara y Acapulco), me presentaba en centros nocturnos de hoteles grandes. Después regresé a Xalapa., donde logré algunos proyectos relevantes y finalmente me establecí en San Miguel de Allende, donde resido y actúo en diferentes lugares, solo, o con Acorde 3, a veces acompañando a artistas que viven ahí o que llegan a esos escenarios. 

¿Cuál era la vida de un músico en tu juventud?

Pues para los que nos hemos dedicado a ésta bella profesión, la vida eran las presentaciones en los cafés de moda, en las semanas del estudiante en la UV, la Escuela Normal Veracruzana y las preparatorias, en centros nocturnos, discotecas, antros y también en fiestas particulares en Xalapa y municipios del estado.  Desde luego, estaban los ensayos diarios para afinar y depurar bien los temas para llegar a las tocadas de fin de semana. El músico solía tocar de jueves a domingo, cuando era época buena, y en meses de vacas flacas, una vez a la semana.

¿Cuál era tu proyecto musical y qué ha sido de Acorde 3 en el paso de los años?

Puede decirse que la organización musical Acorde 3 se forma con un piano como instrumento central, al que se suman una guitarra y las percusiones. Ese es el concepto básico en el que me desenvuelvo en la música. En mi época en los grupos musicales, adquiero amigos entrañables en Avestruz (1977-1978): Ramón Rodríguez en el bajo, Franco González en la guitarra, Marco Antonio López (+) en el órgano, Abraham Cortés Escamilla (+) en la batería y yo en el piano. 

Años después Franco me da a conocer algunas de sus composiciones y decidimos grabarlas junto a otras mías como Yo te conozco y Ella va conmigo en GLM Studios de Miguel Galicia. Así hicimos una producción que se llamó Luna Jazmín, con Graciela Contreras en la voz y otros compañeros invitados, entre ellos Chava Blues, Iván Sarmiento, Cheque y Joel Barranco. Logramos presentarnos en la Rockola Coca Cola en el Estadio Xalapeño, abriéndoles a los grupos Magneto y Caló.  De ese tiempo, en YouTube pueden escuchar temas como Es el amor, Provocativa y Por tu amor.

 Acorde 3 es punto de encuentro y reencuentro para nosotros. Algunos años en Xalapa participaron Sony y José Hernández. Aquí en San Miguel, ahora tengo la estupenda compañía musical de Enrique (Kike) Carrillo.

Hay una anécdota de una canción que desde que la escuché por primera vez me gustó y dije qué un día la grabaría. Con los años tuve la oportunidad de hacerlo, el tema se llama Versos para Xalapa, con la participación de Rolando Sayavedra en el bajo, Pedro Miguel en las percusiones, y con un servidor en el piano. La pieza es un poema dedicado a la capital y al estado de Veracruz, que llegó a finalista en un concurso de composiciones: una bella canción nostálgica y muy positiva.

En esa alianza con dicho compositor este año decidí sumarme a su proyecto Viaje con poetas, en el que participan artistas del ámbito cultural de varios puntos del país. Con Acorde 3 estamos haciendo los arreglos de tres poemas-canciones, para entrar a grabarlos el año próximo.

Hace varios años que te estableciste en San Miguel de Allende. ¿Qué puedes contar de esta nueva época en tu vida?

El cambio fue positivo y necesario, yo subsistía, fiel a mis ideas musicales, en una lucha día a día muy compleja por la situación económica de Xalapa, sin alcanzar la satisfacción profesional. 

Para mi llegada a San Miguel de Allende influyó mucho una mujer extraordinaria que siempre estuvo en mi vida como novia, pareja y amiga, y con su apoyo incondicional en 49 años, que siempre recibí de ella, estando juntos o no. Hablo de la doctora Leticia Beatriz Rodríguez Durán, quien desgraciadamente falleció el pasado 16 de octubre por complicaciones ajenas a la pandemia. Los tres años y tres meses que vivimos como pareja estable, tuve conmigo a un gran ser humano y una presencia que influyó mucho en mi persona y en mi vida. Y seguiré luchando y lo haré en reconocimiento a esa amorosa mujer, a mi añorada compañera de vida en los últimos años.

En Xalapa siempre fue frustrante que a un músico de 60 años lo consideren viejo o acabado. Aquí en San Miguel, se reconoce el talento, la experiencia, la constancia y el arte; hay decenas de tecladistas, pero sólo estamos cuatro pianistas que damos la batalla en lo musical, con mucho trabajo y apoyo y gracias a eso Acorde 3 sigue vivo.

¿Cómo es la vida nocturna en San Miguel?

Aquí la vida nocturna tiene un colorido excepcional. Gracias a la influencia de la comunidad extranjera podemos disfrutar desde una velada gipsy con rumba española, o jazz muy al estilo de los clubes americanos, noches de bohemia, música de tríos por doquier, mariachis talentosos, músicos y cantantes en sus diferentes formatos de solistas y dúos, voces privilegiadas que las circunstancias del camino condujeron a este lugar mágico.

¿Qué contactos mantienes en Xalapa?

A mi linda madre, la señora Rosa María Pichardo Coronel, la que siempre ha estado de manera incondicional en las buenas y en las malas y me motiva y enseña día a día a seguir siendo mejor persona en lo humano y en lo profesional.

Desde luego a mis hijas Mara Giovanna y Carolina Claudette, mis hijos Giovanni, Jorge, Alejandro, y sin faltar mis nietos María Fernanda, Juan José, Isabela, Jimena, Andrés y Romina, contando siempre con Paola, Dani, Shantal, Stephano, Jana, Luna…y claro, sin olvidar a mi hermana Jeannina. 

Aquí en San Miguel, tengo a Kike, Érika, Sara, Salvador, Jan, Ángel, Oliver, Luis Enrique, Diego, Suri y mi familia en general. Y por supuesto, a los amigos entrañables y hermanos que la vida te pone en el camino, sin ser de sangre.

¿Cómo se conforma tu repertorio? 

A través de los años he buscado canciones que sean las adecuadas para cada evento o presentación. El público es diverso en gustos, entonces un repertorio de varios géneros siempre va a darte esa amplitud para complacer a la audiencia más exigente: boleros, balada, rock pop, rumba, bossa y música tropical bailable. Y puedo afirmar que encima de un escenario, un día descubrí que la buena música no envejece. 

Eres una persona que siempre has tenido que ir a contracorriente ¿Cuál es tu experiencia, y que les puedes decir como consejo a los músicos jóvenes?

Ser músico implica preparación y ensayos diarios, porque la música se vive, se come y se sueña. Deben prepararse día a día y hacerlo con todo el profesionalismo que implica, no solo en lo musical sino también en lo personal. Walter Elliot decía que “La perseverancia no es una carrera de larga distancia, son muchas carreras cortas, una tras otra” 

Los músicos deben reconocer siempre que somos figuras públicas y la imagen hacía el público que nos ve y nos escucha, siempre será motivo de buen o mal comentario. Así que sigamos siempre con actitud positiva, porque eso se reflejará en tu vida, en tu trabajo y en tus logros.

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