Uno de los hallazgos recientes más importantes en la arqueología de México se dio por accidente.
Le ocurrió al arqueólogo Sergio Gómez, quien trabajaba en la conservación del Templo de Quetzalcóatl o la serpiente emplumada, en Teotihuacán, también conocido como “Las Pirámides de Teotihuacán”, en el centro de México.
Era la temporada de lluvias de 2003 y el agua que cayó una noche de octubre abrió un agujero en el piso.
Al día siguiente, Gómez descendió por ese agujero con la ayuda de una cuerda y de los trabajadores de la zona arqueológica.
Logró ver que, a 14 metros de profundidad, había un túnel.
El túnel había sido rellenado por los teotihuacanos y ha llevado años de exploración destaparlo y saber qué fines tenía
El descubrimiento del túnel ha ayudado a comprender más la historia de la ciudad, que fue destruida y abandonada probablemente por los mismos teotihuacanos y siglos después habitada por los aztecas.
El proyecto de exploración del túnel se denominó Tlalocan, que quiere decir “camino bajo la tierra”.
“Se ha distinguido por el uso de tecnología que no había sido aplicada en otros proyectos”, explica el arqueólogo. Entre ellos el uso de escáner láser y dos robots.
Fue la primera vez que se usaron robots en una exploración arqueológica en México. Antes de eso sólo se habían usado en Egipto.
El túnel había permanecido cerrado al menos 1.700 años. Su exploración comenzó en 2009.
Con la ayuda de los robots se descubrió que al final del conducto había un gran espacio abierto. Una especie de cueva cavada por los teotihuacanos que se abre en tres cámaras.
Nunca se abrirá al público
La entrada del túnel está tapada con una carpa y resguardada por una valla.
Allí solo entran los trabajadores del proyecto arqueológico y excepcionalmente algún invitado.
Pero, el túnel nunca será abierto al público.
“Es un lugar peligroso. Debemos tomar las medidas necesarias para conservarlo. Es muy estrecho y podría dañarse con la visita masiva de personas”, explica el arqueólogo.
Dice que para que la gente pueda entender cómo es se trabaja en una reproducción virtual.
El estudio de este túnel también podría ayudar a entender qué función tiene otro túnel que existe debajo de la Pirámide del Sol, la más grande de la zona arqueológica.
Ese otro pasadizo se descubrió en 1972.
“Pero no sabemos que había allí. En aquella época no había un arqueólogo y mucha de la información se perdió. Por eso, estudiar el túnel descubierto bajo el Templo de la serpiente emplumada es muy importante para entender más de Teotihuacán”.