De los vikingos sabemos mucho sobre sus batallas y aventuras, pero ¿sabemos cómo eran en el día a día? Acostumbrados a concebirlos como bárbaros, nos puede sorprender que tuvieran un juego de mesa, el Hnefatafl, con un estatus social parecido al que ha tenido tradicionalmente el ajedrez.

El Hnefatafl es, junto con el Tablut, la variante más conocida de los juegos Tafl. Se trata de una familia de juegos germánicos y celtas que la influencia vikinga llevó a todo el norte de Europa. En estas regiones septentrionales, el Hnefatafl y los juegos Tafl fueron muy populares entre los siglos V y XII. Su ocaso se debió, como tantos otros juegos de mesa antiguos, a la irrupción del ajedrez.

Si bien las sagas vikingas y las leyendas célticas mencionan a los juegos Tafl, no sería hasta 1723 cuando se conocieron mejor sus reglas. El botánico sueco Carlos Linneo realizó una expedición a la por entonces desconocida Laponia, y describió en su diario cómo jugaban los lapones al Tablut.

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Todos los juegos Tafl se desarrollan sobre un tablero cuadriculado, con unas dimensiones y una cantidad de piezas que dependen de cada variante. En todos los juegos, sin embargo se mantiene una proporción de dos atacantes por cada defensor, sin contar el monarca. Las variantes son:

Ard Ri: variante jugada en Escocia con dieciséis atacantes y ocho defensores en un tablero de 7×7.
Brandub: ocho atacantes y cuatro defensores se dan cita en las 9×9 casillas de este juego irlandés.
Tablut: esta modadlidad finlandesa es la mejor documentada gracias a los escritos de Linneo. Dieciséis “moscovitas” acechan al rey “sueco” y sus ocho soldados en un tablero de 9×9.
Hnefatafl: la vikinga es probablemente la versión más conocida. Veinticuatro atacantes y doce defensores en un espacio de 11×11.

Reglas del Hnefatafl: al acecho de un rey
Como cabe suponer después de tantos siglos, es natural que las reglas no se conozcan con una precisión absoluta. Existen algunas discrepancias sobre las normas del Hnefatafl, pero el reglamento que mejor conduce a unas partidas equilibradas es el que sigue. Las reglas son las mismas para todas las variantes de los juegos Tafl.

Un jugador controla al bando atacante (negras), compuesto de peones, y su adversario maneja al bando defensor (blancas), que además de peones cuenta con un líder. El objetivo de las negras es capturar al soberano, mientras que las blancas tratarán de proporcionarle una escapatoria.

Los jugadores del Hnefatafl mueven una pieza por turno, empezando la partida el bando negro. En el tablero hay cinco casillas especiales que sólo pueden ser ocupadas por el rey: las cuatro esquinas por las que puede huir el monarca y el trono o casilla central. Los soldados sí pueden pasar a través del trono siempre y cuando esté desocupado.

El movimiento en el Hnefatafl
Todas las piezas del juego se mueven ortogonalmente a través de casillas vacías al estilo de las torres del ajedrez. No se puede, por tanto, saltar por encima de otras piezas ni ocupar una misma cuadrícula con varias unidades.

La captura en el Hnefatafl
Una pieza es eliminada cuando dos peones rivales la atrapan entre sí, ya sea en sentido vertical u horizontal. Ahora bien, las capturas sólo se efectúan cuando ha sido el atacante el que encierra a su rival, y no cuando éste coloca una de sus piezas entre dos dos enemigas.

Para liquidar a un enemigo también se puede utilizar el trono (esté ocupado o no) y las casillas de fuga, que ejercen como una pieza aliada a la hora de atrapar a un rival. La acción de arrinconar a una pieza contra el borde del tablero, por contra, queda sin efecto.

El rey blanco, que puede entrar y salir del trono a placer, captura y es capturado de la misma manera que los soldados, con dos excepciones:

Si se encuentra en el trono habrá de ser rodeado por los cuatro costados.
Si se encuentra en una casilla adyacente al trono, habrá de ser rodeado por los tres lados libres.

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