El próximo 6 de febrero, la reina Isabel II celebra el 70 aniversario de su llegada al trono del Reino Unido. Durante todo este tiempo, 14 primeros ministros han pasado por el número 10 de Downing Street, la sede del gobierno de Su Majestad.
Las relaciones de la reina con cada uno de ellos han sido diferentes. Desde Winston Churchill, del que se dice que quedó prendado de su joven reina, y hasta el actual líder del gobierno del Brexit, Boris Johnson, el documental desvela la secreta relación existente en el Reino Unido entre el poder representativo y el político.
De Downing Street a Buckingham Palace
Cada semana, el primer ministro del Reino Unido hace un viaje de trabajo al palacio de Buckingham. Allí, le espera la reina. Aunque ella lleva la corona, son los inquilinos de Downing Street los que ejercen el poder político. Y como marca la tradición, el líder del gobierno está obligado a informar a su majestad. “Todos llegaron a considerarlo uno de los mejores momentos de la semana”, revela el historiador Robert Lacey.
Desde que el 6 de febrero de 1952, Isabel II se convirtiera en la monarca del Reino Unido y de otros 15 países, catorce primeros ministros han despachado con ella cada semana a lo largo de estos 70 años. Unas audiencias privadas donde la confidencialidad siempre fue muy estricta.
“Desde el palacio de Buckingham nunca, jamás, se filtró lo que la reina le dijo al primer ministro o el primer ministro a la reina”, relata el prestigioso realizador británico de documentales políticos Michael Cockerell. Sin embargo, biógrafos de la familia real británica, expertos políticos y conocedores de Buckingham han desvelado algunos datos sobre las relaciones entre Isabel y sus primeros ministros.
Churchill, su paternal amigo
Cuando Isabel subió al trono tras la muerte de su padre, el rey Jorge VI, Winston Churchill ocupaba ya el cargo de primer ministro. Tenía 78 años.
Para ella fue un paternal amigo. De él se dice que siempre admiró la seguridad y seriedad de su reina y que, desde su primera audiencia, dejó claro que sentía mucho más que respeto por ella. “Creo que, en cierto sentido, todos han estado un poco enamorados de la reina, pero Churchill lo mostró abiertamente”, afirma el historiador Robert Lacey.
“Por supuesto, adoraba a la reina, la amaba”, confiesa Nicholas Soames, nieto de Churchill. “Ella despertaba en él todas sus ideas románticas sobre la realeza y la monarquía, y una nueva era isabelina, como él la llamaba”.
Desde los comienzos del reinado, la nueva soberana dejó claro el fuerte compromiso y el sentido de la responsabilidad que, a partir de entonces, marcarían su proceder ante sus súbditos. Cualidades que encandilaron a Churchill desde el principio.
La sintonía con Harold Wilson
La década de los sesenta presagiaba aires de inestabilidad en el Reino Unido. En 1964, tras décadas de gobiernos conservadores, los británicos cambiaron el rumbo político.
El laborista Harold Wilson ganaba las elecciones y se convertía en el quinto primer ministro de Isabel. “Yo creo que Wilson fue el primero que la trató como a una igual”, cuenta el historiador Lacey. Los convulsos años 60 y las continuas huelgas en los sectores industriales del acero y del carbón desgastaban al gobierno laborista de Wilson pero este catedrático de Oxford y primer ministro supo explicar a la soberana cómo funcionaban el partido laborista y los sindicatos.
“Con el paso de los años, las audiencias de Harold Wilson, con el beneplácito de la reina, empezaron a durar más y más y él se quedaba a tomar una copa”, revela Cockerell. Nunca antes el brandy y la ginebra habían estado presentes en estas reuniones semanales, cuentan Katharina Wolff y Larissa Klinker, directoras de este documental sobre los 70 años de reinado de Isabel II.
Diferencias con la Dama de Hierro
Como jefa de Estado, Isabel II preside cada año la apertura del Parlamento británico. En 1979, junto a la reina, otra mujer de la misma edad y conocedora de su poder protagonizaba la ceremonia. Se trababa de Margaret Thatcher, la primera mujer que ocuparía el cargo de primera ministra de su majestad.
Sus divergencias provocaron que, “durante mucho tiempo, las audiencias con la reina fueran bastante tensas”, confirma Cockerell. “Una de estas dos mujeres adoraba la confrontación, la señora Thatcher, y la otra, la reina, haría cualquier cosa por evitar una discusión”, sostiene Robert Lacey.
No obstante, y al margen de discrepancias y “modus operandi”, “la reina estaba muy disgustada por la forma en que el Partido Conservador se deshizo de la señora Thatcher”, cuenta el biógrafo experto en la familia real británica, Hugo Vickers.
Johnson, el brexit y la reina
Muchas cosas habían cambiado en las tres últimas décadas en el Reino Unido cuando en 2019, Boris Johnson llegó a Downing Street. El último de los 14 primeros ministros de Isabel nació cuando la soberana llevaba doce años reinando. “Creo que a la reina le gustan las personas con carácter”, comenta Camilla Tominey, editora adjunta de The Daily Telegraph.
El gobierno de Johnson defendía muchos aspectos que se oponían a los principios de Isabel como el nacionalismo, la confrontación y la ruptura. Pero ella nunca se pronunció. Tampoco sobre el Brexit, el hecho histórico más complejo al que se ha enfrentado el Reino Unido en los últimos tiempos.
“Ha demostrado que es una mujer sabia y con experiencia”
“Es muy complicado saber lo que piensa la reina sobre cualquier tema político”, garantiza Tominey. “Ella ha entendido la importancia del silencio, de no expresar sus opiniones”, añade Lacey. Los que la conocen bien aseguran que nunca da un paso en falso.
Durante todo este tiempo de reinado, éxitos y fracasos, penas y alegrías han acompañado a Isabel. Ha vivido momentos dulces y algún “annus horribilis” y “ha demostrado que es una mujer sabia y con experiencia, la clase de persona en quien confiar en tiempos de crisis”, sostiene Tominey.
Sin ostentación alguna, Isabel ha cumplido 70 años de reinado. 14 primeros ministros han estado al lado de una sola reina que ha cumplido la palabra que un día, cuando contaba con tan solo 20 años, le dio a su pueblo: “Declaro ante vosotros, que mi vida entera, ya sea larga o corta, estará dedicada a vuestro servicio”. Y su vida está siendo larga.