El nuevo Premio Nobel de Literatura, Jon Fosse, siempre ha sabido que “escribir salva vidas”, puede que incluso salvara la suya, así lo dijo en la lectura de aceptación del galardón, durante la que explicó la importancia del lenguaje silencioso y cómo expresarlo en su obra.

El dramaturgo y novelista noruego recibirá el Nobel el próximo domingo, con el resto de galardonados, pero la tradición establece que días antes pronuncien un discurso. Hoy fue el turno de Fosse (1959) con un texto en el compartió recuerdos de su vida y ahondó en su visión de la escritura.

Fosse recordó que las felicitaciones que más le conmovieron cuando le concedieron el premio fueron las de personas que dijeron, “con franqueza”, que con sus escritos “les había salvado la vida”. En sus obras hay “muchos” suicidios y eso hacía temer al escritor que, con ello, pudiera haber contribuido a legitimarlo.

“En un cierto sentido, siempre he sabido que escribir salva vidas, quizás incluso ha salvado la mía. Y si mi escritura también puede ayudar a salvar las vidas de otros, nada me haría más feliz”.

Vestido de negro, con un pañuelo al cuello y el cabello largo y entrecano recogido en una coleta, comenzó su lectura tras una interpretación al piano de música de Bach, que también cerró el acto.

En la Academia Sueca y ante decenas de invitados, narró que la primera vez que tuvo que leer en voz alta en el colegio escapó corriendo porque el miedo se apoderó del él.

Un miedo a leer en alto través del cual entró en “la soledad, que es más o menos la vida de una persona que escribe” y ahí se quedó desde entonces.

Fosse empezó a escribir pequeños textos y poemas para recuperar el lenguaje que le arrebataba el miedo, lo que le dio un “sentido de seguridad” y encontró un “lugar secreto” dentro de sí mismo, desde el que aún escribe.

“Un lenguaje silencioso” fue el título del discurso, que conecta con la motivación de la Academia Sueca para concederle el galardón: “por sus innovadoras obras de teatro y prosa que dan voz a lo indecible”.

En su primera etapa de prosa y poesía trató de escribir lo que normalmente “no puede decirse con palabras”, pues “las cosas mas importantes en la vida no pueden decirse, solo escribirse”.

Por eso, intento dar palabras al “habla silenciosa”, dijo Fosse, autor intimista, reflexivo y minimalista, cuya obra innovadora y difícil de catalogar le ha hecho casi inventar nuevas formas literarias.

El escritor pudo usar ese “habla” de una forma completamente diferente en el teatro, género en el que comenzó con “Alguien va a venir” (1996), su primera obra y aún la más representada.

Todo lo que tenía que hacer era escribir “pausa”, palabra que es la más usada en su teatro -dijo-. A través de esos intervalos lo que más habla “es el silencio”.

El teatro le dio “un gran sentido de felicidad y seguridad”, ver sus obras representadas era lo opuesto a la soledad del escritor, era “compañerismo”, crear “arte compartiendo arte”.

Para Fosse, el teatro es “un gran acto de escucha” y el acto de escribir es “escuchar”, cuando escribe no planea nada y procede escuchando.

Tras unos quince años escribiendo teatro sintió que “ya era suficiente” y volvió a la narrativa, donde había comenzado en 1983 con “Rojo, Negro”. Un género en el que detrás de lo escrito hay también un “lenguaje silencioso” que debe ser expresado.

Ese lenguaje silencioso -destacó- habla desde “el espíritu de la totalidad de una obra”, ya sea teatro o narrativa, y si se oye lo suficientemente cerca, “escuchas el silencio. Y se ha dicho que solo en el silencio se pude oír la voz de Dios”.

Su vuelta a la narrativa fue con ‘Trilogía’ (2014) y después llegaría ‘Septología’ que le proporcionó algunos de sus “momentos más felices como escritor”.

Esta es una de las obras, junto a “Un día de verano” (1999) y “Mañana y tarde’ (2022) de las que se leyeron unos fragmentos tras el discurso del nuevo nobel.

Fosse, que no escribe para expresarse a sí mismo sino para “huir” de sí mismo, aseguró que si no escuchó las malas críticas en sus inicios y mantuvo la confianza en sí mismo, tampoco habría podido dejar que el éxito le influyera. “Me agarraría rápido a mi escritura, aguantaría, me aferraría a lo que había creado”.

“Creo -aseguró- que eso es lo que he conseguido hacer, y realmente creo que seguiré haciéndolo incluso después de haber recibido el Premio Nobel”. EFE

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