Para el escritor mexicano Vicente Quirarte (Ciudad de México, 1952) no hay duda: “El poema es la victoria de la palabra por encima del dolor, de la vivencia, y la palabra trasciende todo eso. Lo que queda en la palabra no se puede borrar, la vivencia a lo mejor se acaba, pero la palabra permanece”.

Con ese espíritu apareció su antología personal “El tiempo y sus mastines”, publicada por El Colegio Nacional, institución de la que es miembro, al igual que de la Academia Mexicana de la Lengua, y en el que reúne un grupo de obras que proceden desde que inició a publicar, hace 40 años, hasta la actualidad.

En entrevista telefónica con Notimex, hizo énfasis en que es una selección personal, que cuenta con un posfacio de Jorge Esquinca, “donde siento que el testimonio de lo vivido se ha concretizado en poemas que lanzo al mundo para describir lo que ha pasado”.

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Añadió que “de eso se trata la poesía, que la emoción se transforme en creación”, y el título habla de eso, el poema es resultado de las heridas, las mordidas que los mastines, los perros del tiempo, dan a uno y el resultado es sublimado en poemas.

Sobre el particular, señaló que el eje que impulsa esta antología es hablar del oficio del poeta, el enfrentamiento con la palabra, de la creación, y dentro de ella una de las vertientes es lo amoroso, lo erótico. Incluso, recordó, su primer libro publicado se titula “Vencer a la blancura”, y eso describe su trabajo poético.

Quirarte, doctor en Literatura Mexicana por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que en su poesía permanecen presentes temas como la ciudad, la calle, el cuerpo de la mujer, la pasión, y el poeta busca identificarse con esas palpitaciones, esas manifestaciones, a través del enfrentamiento con la palabra, con la creación.

Inclusive con la muerte, la que acecha a la belleza, como se puede leer en su poema “Lucrecia Borgia muere en Ferrara”, incluido en esta publicación de 223 páginas, y cómo la palabra lo que hace es celebrar esta breve aventura que es la vida.

“El poema es la victoria de la palabra por encima del dolor, de la vivencia, y la palabra trasciende todo eso. Lo que queda en la palabra no se puede borrar, la vivencia a lo mejor se acaba, pero la palabra permanece”, señaló.

Al hablar del oficio del poeta, recordó que Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013) decía que se trataba de decir de otro modo lo que ya está dicho, mientras que el también maestro José Emilio Pacheco (1939-2014) recomendaba “leer mucho, escribir mucho, pero publicar poco”.

Vicente Quirarte mencionó que a la par de “El tiempo y sus mastines” vio la luz su libro con nuevos poemas “Melvin en Jerusalem”, publicado por la Universidad de Querétaro, en el que reflexiona sobre el viaje que hizo a Tierra Santa el autor de “Moby Dick”, al mismo tiempo que lo hace del suyo propio.

Además, actualmente trabaja en un libro sobre la presencia/ausencia de su esposa, Patricia, a un año de que ya no está presente en este mundo, pero siempre lo está en él, y al cual ha titulado “Bisturí de cuatro filos”, en referencia al poema escrito por Federico García Lorca (1898-1936).

Es un libro que está en reposo, para que permanezca la poesía y no quede solamente el dolor, acotó; lo que Ernesto Sábato llamaba “el procedimiento de refrigerador”, porque “la palabra puede ser muy engañosa, la vivencia puede ser muy engañosa, por supuesto que el dolor es auténtico, pero entonces hay que ver qué se queda para uno y qué es lo que puede convertirse en poesía para los otros”.

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