El escritor César Pérez Gellida, ganador del Premio Nadal 2024 con su novela ‘Bajo tierra seca’, considera que “la propia hostilidad del entorno nos vuelve hostiles a nosotros”.

Según ha compartido el novelista en una entrevista con EFE, el germen de esta historia comienza con una investigación sobre asesinos en serie, pero la intención no era mostrar las cifras de las víctimas ni los casos en sí, sino “qué motivaciones tiene una persona para convertirse en un monstruo”.

Pregunta: ¿Cuándo y de dónde surge esta historia ya ganadora del Premio Nadal 2024?

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Respuesta: El germen lo conocí hace años cuando estuve investigando sobre asesinos en serie. Vi que no había mujeres en ese listado, pero sí estaba el nombre de una inmigrante noruega que llegó a Estados Unidos a principios de siglo y que se encontró con una situación de miseria que no tenía que ver con el sueño americano. Esta mujer trazó un punto recto desde donde estaba hasta dónde quería llegar para subir peldaños en esa escala social de la época. Ese camino se convirtió en sangre y fue una de las grandes asesinas en serie de la historia. Me interesa no las cifras de sus víctimas ni el caso en sí, sino qué motivaciones tiene una persona para convertirse en un monstruo.

Lo españolicé, lo hice mío y lo llevé a una situación muy parecida en el personaje de Antonia Monterroso, que es la protagonista de la época. Me voy hasta Extremadura con expresiones latifundistas, el caciquismo como ingrediente vertebrador… Lo hice hasta conseguir un ‘thriller’ en el que el suspense es el elemento principal.

P: ¿Qué hay bajo la tierra seca?

R: Toda la historia gira en torno de esta mujer, que desaparece en un incendio donde el capataz es el principal sospechoso. En ese interrogatorio vamos conociendo la historia de lo que ha sucedido y que es la historia de ella.

P: ¿Cómo ha sido encontrar el equilibrio entre la realidad y la ficción de estos años?

R: La realidad es este ingrediente inicial que encontré y la ficción es lo que me ha permitido hablar sobre las motivaciones y razones que han empujado a esta mujer a tener esta conducta. No quiero que el personaje genere simpatía, sino que se pueda empatizar. Esto se consigue si logras dejar un espacio para que entre Antonia y pueda desarrollarse y tomar sus decisiones.

P: Retrata la Extremadura del siglo XX. ¿Cómo ha sido llevar una historia así a Zafra y Almendralejo en vez de a una gran ciudad?

R: Quería replicar las mismas condiciones que encontró la mujer real en el estado de Indiana. Al final, la propia hostilidad del entorno nos vuelve hostiles a nosotros y, en la Extremadura rural de principios del siglo XX, se vivía una situación muy complicada. Había hambre y la propiedad de la tierra estaba en manos de unos pocos. Esto hace que las personas tuvieran la obligación de buscar sus métodos y caminos para sobrevivir a un entorno hostil.

P: Ella manipula y sabe el poder que tiene de atracción. ¿Sigue siendo de las peores armas que existen?

R: Es una mujer que por su físico, al medir 1’85 y pesar 100 kilos, rompe con los cánones de las mujeres de la época y llama la atención de los hombres, que son sus víctimas. Ella busca como una mantis religiosa aprovecharse de esos hombres y que caigan hipnotizados por sus condiciones físicas. Quiere manipularlos y aprovecharse de ellos.

P: Los personajes tienen su lado oscuro.¿Qué los hace así?

R: En esta novela la mayoría de personajes pertenecen al mundo de la oscuridad porque incluso el teniente que representa la justicia por dentro está resquebrajado por su histórico vital y porque es adicto al opio. Todos los personajes pertenecen más a ese mundo de la oscuridad, que yo creo que atrae más a los lectores porque les cuesta más entender cómo las personas son capaces de hacer algo así. Sin embargo, nos resulta más sencillo entender los actos bondadosos aunque todas las personas tengamos una parte oscura por la ética y las normas sociales. La ficción te permite jugar con ello.

P: ¿Qué aprendizaje se lleva de esta escritura?

R: Lo más importante ha sido ser capaz de hacer un viaje en el tiempo, retroceder a 1917 y mantenerlo en una estructura de ‘thriller’, con un ritmo que no puede estar lastrado por unas descripciones que hablen de la época. Hay que conseguir que el lector viaje contigo sin lastrar la narración. No es nada sencillo porque tienes que evaluar dónde y cuándo. 

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