Uno de los negocios que ha perdurado a través del tiempo y que forma parte del quehacer diario de los mexicanos es la sastrería, que lucha por no morir, y que en la actualidad son pocos los establecidos en colonias populares o tradicionales.

En un recorrido por las calles de la colonia Portales, se encontró el negocio de Jorge Reyes León, que es muy conocido en esta zona y que también fue recientemente espacio de locación del filme “Cuando los hijos regresan”.

Jorge Reyes León, de 63 años, dueño y encargado de Sastrería Portales, desde 1991, comentó en entrevista con Notimex que este negocio el dueño anterior lo abrió en 1962.

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“Nosotros llegamos en 1980 a continuar este trabajo, pero el hijo mayor del dueño que inició este negocio, de nombre Delfino Cabrera nos dio las facilidades para continuar aquí desde 1991”, expresó el dueño y encargado.

Rodeado de máquinas de coser manuales de aquellas que se usaban en los años 60 y 70, dándole con el pedal, el dueño Reyes León, reconoció que sabía poco de costura y aprendió conforme veía a los demás con mayor experiencia, lo que representó un aprendizaje en el zurcido invisible.

Para Reyes León, la sastrería no ha cambiado en lo absoluto, aunque desde años hay máquinas de coser eléctricas y de fácil traslado a diferencia de las antiguas que tiene su propio mueble de madera y bien pesadas.

“Para nosotros ha sido lo mismo, ocupamos las mismas máquinas para costuras chicas o cortas no necesitamos máquinas tan sofisticadas”, aseguró el dueño.

Aunque para las grandes fábricas, abundó León, sí ocupan más grandes y reforzadas, pero aquí no, pues cuentan con unas ocho máquinas de coser.

El costurero señaló que las reparaciones de las máquinas de coser no son muy costosas, porque casi nunca se descomponen, al contrario, las nuevas son las que luego hay que mandar al taller.

“Las antiguas como son familiares, hay que darles su mantenimiento como cambiar su banda y su aceitada, por lo que no se requiere de alguien especializado para que lo haga”, reiteró.

Entre los servicios que pide más la clientela, dijo León, es subir la bastilla, cambio de cierres, hacer cintura.

Lamentó que haya pocos establecimientos que se dedican a la costura, esto porque hay muchas marcas y trajes nuevos, “y ya nada más nos toca arreglar la bastilla y la cintura”.

También dijo que hay gente que se le olvida recoger sus prendas, por ejemplo, “recuerdo que un cliente se le olvido pasar por unos trajes, casi medio año y hasta que vio la película ´Cuando los hijos regresan´ se acordó de sus prendas.

Por último señaló que las prendas que no pasan a recogerlas por un tiempo determinado, las llevan a una bodega, y si el público o su clientela quieren ver y comprar alguna de estas, los llevan al lugar.

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