El historiador y escritor mexicano Enrique Krauze ingresó ayer martes en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España, de la que ya es académico de honor en reconocimiento a su defensa de la democracia y los valores liberales y la lucha contra el populismo.

La institución, con más de 160 años de historia, ensalzó de Krauze que es un intelectual de primer rango internacional y un defensor de la democracia constitucional y de la libertad política, valores por los que fue nombrado “por unanimidad” académico de honor.

El presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Benigno Pendás, subrayó que “en estos tiempos convulsos de polarización y populismo, es importante escuchar la voz de personajes como Krauze, que se distingue por su rigor y moderación”, informó la institución.

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El historiador mexicano dedicó su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas al “realismo trágico de Max Weber” en donde recrea las circunstancias históricas y biográficas de la célebre conferencia “La política como vocación”, que impartió Weber en enero de 1919 en Múnich.

Con notable emoción en la ceremonia, Krauze transmitió la importancia permanente de que en la política prive el sentido de responsabilidad sobre los arrebatos de la convicción y la embriaguez del poder.

“Quienes se dejan llevar por la ética de la convicción, enamorados de la belleza moral de sus principios, a menudo sólo se preocupan por actuar con fidelidad a sus principios abstractos independientemente de las consecuencias concretas de la aplicación de los mismos”. Weber, en cambio, sostenía que la vocación política debe normarse por el sentido de la responsabilidad y ser cuidadosa de las consecuencias de cada acto. No hay duda de que el buen político debe sentir pasión, “pero una pasión –decía Weber- atemperada por la prudencia, la mesura, una pasión que se cuide de no incurrir en la vanidad”, dictó el historiador en la ceremonia.

Krauze sostuvo que la vanidad continúa siendo hoy día uno de los “pecados capitales” de los políticos, aunque no el peor de ellos: “la soberbia, el narcisismo, la megalomanía, la paranoia, la embriaguez del poder que sólo se ve a sí mismo, son defectos aún mayores. En muchos políticos “de convicción”, enamorados de la belleza moral de sus principios, hay un peligroso desdén por la realidad. El resultado suele ser no solamente desastroso sino muchas veces contrario a los principios que sustentan esas convicciones”, dijo.

Krauze, autor de más de una veintena de libros, ha sido condecorado ya en España con la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, y ha recibido el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald. 

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