Los dibujos que Federico García Lorca realizaba en los bordes de las cartas y en los libros que regalaba a sus amigos vuelven a cobrar vida gracias a una tienda de tatuajes de Granada que los pinta con tinta en la piel de sus lectores.

En este local situado en el centro de la ciudad, la artista Belén Zaragoza explica a EFE que la idea de hacer estos tatuajes nació un tanto “por casualidad”, ya que se le ocurrió después de encontrar paseando por el barrio granadino de El Realejo un mercadillo de segunda mano en el que había un libro antiguo sobre los dibujos del poeta.

“Me sorprendieron muchísimo y estuve leyendo sobre ellos, sobre por qué y cómo los empezó a hacer y me llamaron mucho la atención. Entonces pensé que sería buena idea homenajearlos de alguna manera y hacer tatuajes de ellos”, detalla.

Además, según comenta, los dibujos del también dramaturgo granadino son un tanto desconocidos incluso para sus lectores, por lo que le pareció buena idea realizar estos tatuajes para que la gente los conociera y que, además, quien acudiera al estudio para llevarse un recuerdo de la ciudad pudiera hacerlo a través de estos diseños originales.

Trazos finos y elementos florales

Los dibujos de Lorca se caracterizan por estar hechos con trazos finos y utilizar con frecuencia elementos florales y frutales. Se pueden encontrar referencias simbólicas similares a las de su literatura, como la luna, y también son habituales los decorados y figurines que diseñó para sus obras de teatro.

Como cuenta Zaragoza, muchos de los dibujos que se conservan aparecen en dedicatorias y cartas a sus amigos, aunque se llegaron a utilizar en portadas de libros como la del Romancero gitano (Revista de Occidente, 1928), en la que se puede ver un sobrio jarrón con tres flores un tanto marchitas.

En principio, la afición de Lorca por los dibujos nació con carácter privado pero, según recoge el escritor Benito Madariaga en su libro Los dibujos poéticos de Federico García Lorca fue creciendo gracias al estímulo de sus amigos pintores, por lo que llegó a sentirse satisfecho al comprobar que su nueva faceta tenía “un verdadero contenido artístico” y llegaba a despertar incluso admiración.

A pesar de esta ilusión que sentía el poeta, la tatuadora comenta que algunos dibujos reflejan lo “triste” que vivió Lorca.

“Leí que el tema de las dos caras lo hacía por los dos rostros que tenía que tener: uno para la sociedad y luego el suyo verdadero. Por eso siempre tiene una normal y luego la otra llorando”, lamenta.

Mezclar elementos

En una de las camillas del estudio El cactus rosa tattoo, Juan, un granadino que lleva algunos años viviendo fuera de la ciudad, detalla a EFE que ha decidido hacerse uno de estos tatuajes por el cariño que tiene a Lorca y a su ciudad.

“Mi madre siempre me leía un poema de La casada infiel y al ver la idea que tuvo Belén me decidí a hacerme este tatuaje”, cuenta.

En el antebrazo, la tatuadora ha tallado una luna dormida junto a la frase “Se apagaron los faroles y se encendieron los brillos”, un verso de este poema que pertenece al Romancero gitano.

“Lo que proponemos a la gente es que elija uno de los dibujos y escojan una frase de alguno de sus poemas o de sus obras de teatro. Y si quieren, pueden añadir también un extra de color o del tipo de técnica”, explica antes de precisar que a veces mezcla el dibujo principal con algunos detalles de otras creaciones de Lorca para que queden más armónicos.

Como subraya, le parece “importante” recordar la figura del poeta y los elementos alegres que tuvo en su vida: “No quiero que se recuerde solo su muerte y la parte triste, sino su vida. Espero que allá donde esté no se esté revolviendo al ver estos tatuajes”, concluye entre risas.

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