Los perros fueron los primeros animales en ser domesticados por el hombre hace entre 20.000 y 15.000 años, probablemente cuando los lobos de la zona empezaron a merodear cera de los asentamientos humanos en busca de alimento. Generación tras generación, este proceso condujo a la aparición de unas poblaciones distintivas que acabaron ‘perdiendo el miedo’ y, posteriormente, siendo domesticadas.

A medida que la aparición de la agricultura en el creciente fértil iba dando lugar en Occidente a un cambio radical del modo de subsitencia, los animales que antes se cazaban ahora servían de ayuda para los trabajos del campo, mientras que otros, como los perros, eran destinados a pastorear el ganado.

Hace aproximadamente 9.000 años, esas primeras poblaciones neolíticas de Oriente Medio migraron a Europa, llevándose consigo numerosas especies e plantas y animales domésticos, entre ellos los perros, según se desprende de un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Biology Letters. Los investigadores concluyeron que esos primeros canes viajaron con sus dueños hasta el Viejo Continente, y que posteriormente se mezclaron con las razas locales.

Los investigadores concluyeron que las primeras poblaciones neolíticas de Oriente Medio trajeron consigo a sus perros cuando migraron a Europa

Los científicos analizaron el linaje mitocondrial único que diferenciaba de los perros procedentes de Oriente Próximo con las secuencias de ADN de 99 cánidos procedentes de Europa y de Oriente Medio de una época que abarcaba desde el Paleolítico Superior hasta la Edad del Bronce.

Perros del Neolítico
Los resultados mostraban que los canes europeos anteriores al neolítico presentaban el haplogrupo mitocondrial C, mientras que los perros neolíticos y postneolíticos presentaban el haplogrupo D, un indicador cuyo hallazgo respondía a la diseminación de los cánidos procedentes del Cercano Oriente. Del mismo modo, los investigadores concluyeron que el linaje de los canes europeos era muy diverso, incluso antes de que los perros del Cercano Oriente se abrieran paso hacia el oeste y el norte de Europa.

Los científicos sugieren, pues, que los perros formaban parte importante de la asociación entre los granjeros y la agricultura durante las etapas más tempranas de la agricultura, y que fueron introducidos en Europa junto con otros animales de granja, como cerdos, vacas, ovejas y cabras. El linaje de esos canes de Oriente Medio, sin embargo, fue diluyéndose progresivamente a medida que iban llegando a los márgenes occidental y septentrional del continente europeo.

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