“Luis Nishizawa no solo formó parte de una generación combativa y comprometida con su tiempo, como lo podemos ver en sus obras figurativas y de realismo social”, comentó la directora del Salón de la Plástica Mexicana (SPM), Cecilia Santacruz, en el marco del 105 aniversario del natalicio del del artista japonés.

En 1921, el proyecto educativo y cultural de José Vasconcelos dio origen a una nueva generación de artistas mexicanos, y en aquellos años se colocó uno de los artistas fundamentales de la plástica mexicana.

“Hay que tener en cuenta todo lo que habían vivido, la generación de Nishizawa abrazó la vida y el arte, lo cual se comprueba en su vocación docente, y esto fue algo que distinguió a todos los miembros fundadores del SPM.

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“Nishizawa es un artista fundamental para entender la plástica mexicana y la diversidad que existe en el arte nacional. A él lo invitaron, en 1949, a fundar el SPM, junto con Fernando Murillo Dr. Atl, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Rufino Tamayo, Frida Kahlo y otros 46 artistas, entre pintores, muralistas, escultores, grabadores, lo más representativo de la época, porque no solo era un artista comprometido con el arte, sino con la formación de nuevas generaciones.

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“Para ser miembro del SPM había que tener una trayectoria y, sobre todo, haber aportado algo al arte nacional”, señaló Santacruz, y subrayó que uno de los aspectos que caracterizó la trayectoria de Nishizawa fue la búsqueda de la perfección.

“Decía que primero se debía ser un artesano, es decir, conocer perfectamente los materiales y la técnica, y solo entonces el artista podía reflejar su interior. Su obra, en ese sentido refleja su espíritu de experimentación.

“Para él, el rigor académico, la búsqueda de nuevos materiales y lenguajes era fundamental, como lo fue también para artistas como José Chávez Morado y David Alfaro Siqueiros”, destacó.

La galerista recordó que parte de sus búsquedas del artista japonés lo llevaron a dejar obras con diferentes técnicas, como la cerámica, el grabado, los vitrales, la escultura, además del dibujo y la pintura, así como abordar diferentes temas.

“El maestro Nishizawa fue heredero de la Escuela Mexicana de Pintura, para quienes el arte fue un medio a través del cual se recupera y replantea la estética de lo mexicano y no de lo europeo, con nuestros paisajes, nuestras artesanías, nuestros valores ancestrales, nuestras culturas antiguas y tradiciones.

“Sin embargo, dijo, también tiene diversas etapas, pasa por el expresionismo, el realismo social y especialmente se dedica al paisaje con una postura muy personal, pues vemos una fusión de elementos mexicanos y japoneses”.

Nishizawa ingresó a la Academia de San Carlos, institución a la que posteriormente dedicaría más de 50 años como docente en el taller Técnica de los materiales.

“Como muralista, Nishizawa trabajó con éxito la técnica de cerámica de alta temperatura” en México y algunas piezas en Japón. Por su obra muralística y de caballete le entregaron el Premio Nacional de Ciencias y Artes en México y la condecoración Orden del Tesoro Sagrado, por parte del gobierno japonés.

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