El escritor Manuel Rivas tiene miedos, como todo mortal. Sin embargo, siente que los ha vencido, al menos a la hora de escribir su nueva novela, Detrás del cielo (Alfaguara), con la que considera que ha creado “una nueva especie”, en la que reflexiona sobre la depredación social y natural del hombre.
“A la hora de escribir pienso que no se puede tener miedo. Yo sigo con ellos, pero en esos momentos felices de escribir siento que los venzo”, explica Rivas (A Coruña, 1957) en un encuentro con periodistas y lectores en Santiago de Compostela.
Para escribir Detrás del cielo (Tras do ceo, Xeraris, en la edición en gallego) tuvo que producirse una «operación imprescindible», tal y como ha expresado su autor, la «limpieza del miedo a contar» y el convencimiento de que «la propia boca de la literatura va por delante de prejuicios y condicionamientos» para mostrarse en «absoluta libertad». Así lo ha explicado Rivas, que en su nueva novela, «diferente a cualquier otra», pone el foco en el ecologismo, la extinción de la naturaleza y el abuso de poder y la violencia por parte del hombre con una historia que mezcla ficción y realidad y que, a pesar de retratar «el infierno terrenal», es también «compatible con la risa y el humor».
La historia comienza cuando una cuadrilla de cazadores, que tienen una relación de amistad pero sobre todo está marcada por distintos intereses de poder, participan en una batida en la que el objetivo es Solitario, un legendario cerdo bravo al que se le atribuyen muertes y ataques a participantes en otras cacerías. En Detrás del cielo, un territorio agreste donde está situado el Edén, escenario de la novela, aparecen dos mujeres que están haciendo senderismo y que tras sufrir un accidente reciben la ayuda de los cazadores. A partir de ahí se establece una relación que empieza con cordialidad, pasa por la tensión y acaba conduciéndose hacia la violencia verbal.
A través de diferentes situaciones, el escritor revela los comportamientos, las ideologías y las formas de actuar de cada uno de los personajes, siempre desde la voz narradora de Donbodán, personaje histórico de la narrativa de Rivas que nació en Un millón de vacas (1989), todo bajo la sombra de varios crímenes que tienen como objetivo mostrar una realidad o trasfondo social, marcado por la masculinidad «dominante, lesiva y degradante».
«Es una novela sobre el ejercicio de poder como dominación y de esa excitación destructiva, de ese poder asociado a la codicia y la depredación, a la posesión, que es el núcleo del propio machismo». Afirma que Detrás del cielo anticipa cómo “el uso violento de las palabras puede dar lugar a una guerra” y cómo la actitud depredadora del hombre acaba por extinguir ciertos valores e incluso especies naturales, todo ello con un estilo que bebe de la tradición literaria gallega, marcada por la importancia de la imaginación y del humor.
“Cuando hablo de imaginación y de realidad no hablo de espacios contrapuestos. La imaginación no es una manera de huir, es más bien una herramienta para conocer mejor la realidad». Por otro lado, el autor reivindica el humor, que considera que está “en peligro de extinción” a pesar de ser «la tradición más importante para la naturaleza humana. No podemos entender la cultura popular gallega o la literatura gallega sin esa tradición de risa popular, irreverente, que no se deja avasallar”.
En la presentación de la novela ha participado también el director de Edicións Xerais, Fran Alonso, que ha asegurado que el nuevo trabajo de Rivas es «arrebatador» y que «inquieta, perturba y seduce». Según ha expresado, se trata de una novela «de brutalismo mágico» y de «perfil poético» en la que el autor mezcla realidad y ficción y ayuda a «comprender mejor la sociedad en la que vivimos». Detrás del cielo llegará a las librerías el próximo mes de octubre traducida al castellano, de la mano de la editorial Alfaguara.