La escritora mexicana María José Ramírez cree que, en el mundo actual, donde “todo el tiempo tenemos que reaccionar ante las cosas”, es necesario pararse a “observar más” antes de actuar, algo que permiten el arte en general y la escritura en particular.

Durante una entrevista con EFE para presentar en Madrid su primera novela, “Genética de los monos”, la escritora aseguró que la literatura, por ser lenta, permite hacer frente a esas dinámicas de inmediatez: “Es una rebelión contra un sistema que nos hace todo el tiempo ser reactivos”.

La obra refleja lo que lleva haciendo desde que era pequeña: rebelarse ante “el estado actual de las cosas”, en particular sobre las relaciones de la mujer con personajes masculinos.

Aunque no quiere clasificar su novela como literatura feminista ni activista, Ramírez subrayó que su interés al escribir “Genética de los monos” radica en “problematizar, poner sobre la mesa la complejidad de esos vínculos”.

“Siento que estamos en un momento en el que las redes sociales potencian el pensamiento dicotómico y creo que esa dicotomía diluye un montón la complejidad de la realidad y de ser un humano y de ser contradictorio”, consideró Ramírez (Ciudad de México, 1982).

La conciencia de la muerte impulsa la creación

Además de las relaciones con otros, para Ramírez el ser humano también se compone de los vínculos con el mundo y con la muerte, temas que incluye en su novela.

“Lo que sí pensaba mucho cuando estaba escribiendo era en esta idea de los humanos en el momento en el que se dieron cuenta de que alguien se moría y eso necesariamente los motivó a contar historias”, reflexionó.

A su juicio, todas las culturas tienen formas diferentes de lidiar con la muerte, para poder “vivir con ello”, y utilizar formas artísticas, como la propia literatura o altares, para “recuperar la memoria de lo que ya no está”.

Aun así, cree que existe una contradicción a la hora de cuestionarse el mundo y, en especial, la muerte: “Uno no vive todos los días pensando en que se va a morir y en que se va a morir alguien que amas; necesitas pensar que eso no va a pasar porque si no, no puedes seguir avanzando”.

Sin embargo, aunque al mismo tiempo el ser humano desea cierta estabilidad, para Ramírez, esa búsqueda “en algún punto te está estorbando para seguir existiendo”.

La vulnerabilidad para escribir una autobiografía

Aunque “Genética de los monos” se define como autobiográfica, la escritora mexicana considera que, incluso en el caso de la literatura de ficción, siempre se escribe sobre las propias experiencias.

No obstante, para ella “es distinto hacerlo con una intención”.

“Ya estás pensando en qué vas a decir y qué no, qué puedes y qué no puedes decir, cuáles son los límites cuando estás hablando de hechos que vivieron otros o experiencias compartidas”, comentó.

Así, puede haber una cierta autocensura al definir “el límite de la historia” que se tiene derecho a contar, para lo que, señaló, es importante conocer hasta qué punto se está dispuesto a incomodar a quienes participan de la narración.

La escritora indicó que, durante el desarrollo de la novela, asumió la vulnerabilidad que suponía hablar de su vida en ella.

“Estuve dispuesta a hacerlo en función de ciertos temas que para mí era importante tratar en la historia (…). Si yo me limitaba, era un poco reproducir lo mismo que me ha hecho rebelarme”, destacó.

Tras la “dificultad” que supone escribir una autobiografía, la también ilustradora se siente más libre para escribir cualquier tipo de texto, como los ensayos que está realizando en estos momentos,

“Cuando escribes algo autobiográfico es posible hacer una reflexión acerca de tus motivaciones, de cómo transformas en literatura, en un relato, una experiencia personal con todas las emociones que te despertó. Hacer ese ejercicio de pronto abre la puerta de cualquier otra cosa”, concluyó. 

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