María José Siri vuelve a interpretar su adorada Aida para una sorprendente versión futurista de la temporada lírica de la Arena de Verona (noreste de Italia), pero esta vez la guerrera y determinada esclava etíope, explica la soprano uruguaya en una entrevista con EFE, es “dulce y pacífica” porque “cualquier gesto de paz y amor que hagamos en este momento en el que vivimos puede ser muy importante”.
Siri (Tala, Uruguay) llega como un ciclón a las galerías del anfiteatro romano de Verona y saluda uno a uno “a su familia”, porque la soprano está prácticamente en casa ya que desde hace años vive en esta ciudad donde llegó por amor y se convirtió en una de sus musas.
Y sin embargo, confiesa su emoción cada vez que pisa el escenario de la Arena porque “es mágico, es el teatro más grande del mundo al aire libre. Se pueden ver las nubes y las estrellas y a veces hasta los pajaritos que vuelan. Es como si fuera una cápsula de espacio y tiempo por lo que hacemos dentro respecto a la música, al teatro, al arte y la intención de dar belleza”.
“Música y amor, todo esto yo siento cuando entro a la Arena”, asegura la intérprete que este verano también estará en las producciones de Nabucco y Madame Butterfly para la temporada lírica en la que se celebra el 100 aniversario.
Siri está entusiasmada con la nueva producción de la Aida de Giuseppe Verdi, una ópera muy futurista y envuelta en la tecnología, ideada por el director Stefano Poda pero que para la soprano es “muy espiritual”: “Es maravillosa, es muy especial no solo por el centenario, sino porque representa una nueva etapa y un deseo de que no haya más Capuleti e Montecchi (las familias de Romeo y Julieta), unos contra otros, sino que nos unamos en luz con lo mejor que tengamos dentro”.
Los personajes femeninos en las óperas son siempre mujeres fuertes pero destinados a sufrir y Siri explica que es un reflejo de la vida real porque “la energía femenina tiene mucho poder al tener este útero materno que nos conecta con la tierra y con el cielo a la misma vez, al tener la posibilidad de crear vida, de traerla al mundo”.
Y son siempre muy románticas, una característica que Siri afirma que le gusta: “Sí, soy romántica a mi manera, soy muy con los pies en la tierra, pero muy soñante. Para mí el romanticismo es una creencia, creo mucho en el amor”.
Para la artista uruguaya la decisión extrema final de Aida (elige quedar sepultada viva con su amor, Radamés), es “un gesto también de paz porque cree que esto es el amor. ” Y en eso estamos unidas completamente María José y Aida”, confiesa.
Vivimos tiempos marcados por la guerra, como la representada en Aida entre Egipto y Etiopía. Por ello Siri ha preferido dar una nueva versión de la esclava etíope.
“Aida es muy combativa, es muy guerrera. Pero yo en la vida soy muy pacífica y entonces este va a ser un rasgo poco usado en las más de 30 producciones que he hecho, por lo que en el contexto que estamos, en esta vida de hoy, aquí en la Arena, es una Aida dulce y pacífica y dispuesta a todo por la paz”, señala.
“El mundo necesita, luz, paz, amor y que cada uno dentro de lo poco o grande que puede hacer, aunque sea muy, muy, muy pequeñito, puede convertirse en algo muy grande. Acordémonos, porque un gesto de amor y de paz siempre va a ser algo que en este momento es muy importante. Cualquier pequeña situación que nosotros podemos cambiar en amor y en paz es una gran cosa”, explica.
Para la soprano, “este es el mensaje” de una ópera como Aida después de 152 años de su estreno.
Siri, de origen italiano e italiana de adopción, revela que tiene un gran relación con España donde tiene “amigos y hermanas del alma” que son prácticamente como familia en “esta vida que tenemos de nuevos vagabundos y que vamos por aquí por allá dejando afectos por todas partes”. Su próximo proyecto en España será Nabucco en el Teatro de La Maestranza de Sevilla.
Sobre su querida Uruguay y Latinoamérica destaca su tradición lírica debida a los antepasados europeos y asegura: “Como solistas estamos trabajando en el mundo para traer a nuestros países toda esta belleza de la ópera”.