Fernando del Paso, el escritor mexicano que este sábado recogerá el Premio Cervantes, ha iniciado esta mañana su gran vuelta de honor. La Biblioteca Nacional ha acogido al autor de Palinuro de México, quizá el menos conocido de los Cervantes de los últimos años (al menos en España), que ha hablado antes los medios en una rueda de prensa que parecía una presentación en sociedad.

Pequeño, frágil, bromista, un poco barroco, como sus novelas, “dandi enérgico y combativo que nos observa desde la lejanía”, como lo definió el secretario de Estado de Cultura en funciones, José María Lassalle, Del Paso habló, para empezar, de su país: “El problema no es solo que haya mucho gobernante inepto. El problema es también la bulimia y el escepticismo del pueblo. México es un país en decadencia”.

Después, hubo tiempo para disfrutar el momento. ¿En qué consiste ser Fernando del Paso? “Es respeto a las letras, perseverancia, sentarse a la mesa aunque creas que no tienes nada que decir. Hay que insistir, que ya se ocurrirá algo. Y es también revisión de lo escrito, sobre todo en la prosa, hay que revisar hasta que el texto quede, si no perfecto, sí de tal manera que exprese lo que uno quería decir”.

Esa definición de sacerdocio literario tiene un sentido. Del Paso ha explicado que, hace tres años, sufrió un infarto que lo dejó sin habla. “No se me entendía”. Hubo terapia y pequeños avances, hasta que el escritor estrenó su nueva voz leyendo Noticias del imperio, una de sus novelas. “Mi hija me decía: ‘Tu voz te ha devuelto la voz'”. Ahora, el escritor dice que tiene “fe en volver a escribir”.

La nueva voz de Del Paso leerá este sábado el discurso más esperado del curso en la literatura en español. Habrá “un poco de política y mucha literatura” y una nueva celebración del idioma compartido. “Tenemos tanto derecho como ustedes para decir que este es nuestro idioma”.

Fuente El Mundo

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