Uno de los más vergonzosos episodios de racismo, esclavitud y despojo escasamente abordados en la historia de este país narra el escritor Francisco Martín Moreno en su nueva novela “México esclavizado”.
En ese trabajo el autor hace referencia a las víctimas de una alianza trabada entre la dictadura porfirista, el clero y la insaciable voracidad de los finqueros. Son miles de peones y campesinos de las haciendas henequeneras de Yucatán, a principios del siglo XX, que fueron sometidos a través de las armas.
En ese escenario la inglesa “Marion Scott” y el yucateco “Olegario Montemayor”, personajes ficticios de la historia de Francisco Martín, luchan para erradicar su explotación y liberarlos.
Él es hijo del productor de henequén más poderoso de Yucatán. Se traslada a Inglaterra para estudiar en la Universidad de Oxford, donde conoce a “Marion”, quien lo deslumbra y contagia de sus preocupaciones sociales.
Se enamoran y juntos viajan a Yucatán para descubrir la codicia del patriarca de la familia de él y de sus socios, pues desean dominar el mercado del llamado “oro verde”, es decir, del henequén.
“Pepe Avilés y Francisco Macías fueron mis guías durante el año pasado. Hicimos un recorrido por casi toda la península, pues no me bastaba la información que había adquirido de las hemerotecas y bibliotecas privadas ni de los archivos públicos, yo quería constatar la realidad del campo yucateco”, explicó Francisco Martín Moreno.
Durante la presentación de “México esclavizado” en El Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, al lado del profesor Ariel Avilés, el autor aseguró que en el campo yucateco había esclavitud porque los trabajadores no podían salir de la hacienda sino tenían la carta de liberación de adeudo.
“Los hacendados eran al mismo tiempo gobernadores. Éstos imponían a los diputados y ellos legislaban a los términos que les ponían los hacendados. Por lo tanto la ley decía que ningún trabajador de las haciendas henequeneras podía abandonar la finca si no había sido liberado su adeudo”.
Sin embargo, dijo, esto era imposible porque los hacendados cobraban sus exportaciones de henequén en dólares y a los campesinos les pagaban con fichas y no con pesos mexicanos.
“La deuda que llegaban a tener no se liquidaba a la muerte del esclavo, pues se transmitía de familia en familia. Cuando alguien se fugaba lo agarraban las guardias blancas de los hacendados, los policías rurales de Porfirio Díaz o la policía yucateca.”
Reveló que al regresarlos, los castigaban de una manera feroz y el dinero que les pagaban a los guardias por haberlos agarrado, se incrementaba a la deuda del campesino, de modo que nunca podían abandonar la hacienda.
“Tampoco olvidemos el derecho de pernada que tenían los hacendados para acostarse con la mujer que se casaría con el trabajador al día siguiente.
“Le decían que ojalá saliera embarazada porque así adoptarían al niño. Por supuesto, era una canallada, pues no adoptaban al niño y cometían todo tipo de vejaciones debido a que estaban amparados por la ley porfirista”, señaló el escritor de obras como “México acribillado” y “México ante Dios”.
No había manera de escapar. No tenían libertad espiritual, tampoco civil ni económica. En aquel tiempo había mil 200 haciendas en Yucatán y aproximadamente 100 mil esclavos.
“Todo esto me estremeció. Estudié todo lo concerniente a la esclavitud en Yucatán y también en otras latitudes, como la que pasaba en el Congo Belga, donde se empezaron a producir cantidades gigantescas de caucho porque sangraban a los árboles y éste se lo vendían a los europeos para hacer llantas”.
Francisco Martín Moreno platicó que la idea de “México esclavizado” nació cuando conoció a una mujer “bellísima, de aproximadamente 35 años”, durante la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
“Me dijo: ‘¿Te acuerdas de mí?’. Yo no podía contestarte una mentira, así que le respondí: ‘Me muero de la pena, pero no recuerdo dónde nos conocimos’. Ella me dijo que me contaría en una cervecería de Zapopan y me latió ir con ella.
Estando ahí, la mujer le reveló que se habían conocido en una marcha encabezada por Martín Lutero en octubre de 1520 en Wittenberg, Alemania.
“Por eso no me acordaba, había pasado mucho tiempo. En ese momento pensé en pedir la cuenta, pues me pareció que estaba muy guapa, pero quizá mareada. Me explicó que ella era hombre y yo mujer. Espero al menos haber estado guapa”, compartió Francisco Martín Moreno.
Con “México esclavizado”, dice el escritor, espera que los mexicanos conozcan esta parte de la historia y la analicen para evitar caer en los mismos errores, pues considera que aquel que no conoce su historia, está condenado a repetirla.
Indicó que es una manera de recordar que la esclavitud sigue vigente, que no ha sido erradicada porque las empresas continúan ubicando sus fábricas en países donde la mano de obra se cotiza a precios míseros.
“Existen más de 29 millones de personas en todo el mundo que están sometidas a trabajos forzados, mientras que 400 millones de niños laboran en condiciones de esclavitud”, resaltó.
Como parte de la presentación de su libro, Francisco Martín Moreno recorrió con varios representantes de la prensa provenientes de varias regiones de México, la Hacienda Sotuta de Peón, construida a finales del siglo XIX en Tecoh, Yucatán, a fin de conocer la producción y proceso del henequén.