El escritor francés Molière, considerado el mayor escritor de comedias de teatro, quien se caracterizó por el uso de la ironía y por captar el absurdo humano, es recordado a 345 años de su muerte ocurrida el 17 de febrero de 1673.
De acuerdo con información de la Enciclopedia Británica en línea (britannica.com), Jean-Baptiste Poquelín, verdadero nombre del escritor y actor, nació el 15 de enero de 1622. Perdió a su madre cuando tenía apenas 10 años de edad y su padre era uno de los vendedores de muebles designados de la casa real francesa.
Molière tuvo una buena educación en el Colegio de Clermont, plantel que había capacitado a mentes brillantes como Voltaire, y aunque su padre había pensado que su hijo fuera su sucesor en el empleo, Jean-Baptiste decidió dedicar su vida al escenario teatral. Y así lo hizo.
En 1643 rompió con la tradición y se fundó la empresa Illustre- Théâtre, según la fuente que indica que su nombre artístico, Molière, aparece por primera vez en un documento fechado el 28 de junio de 1644.
El portal “biografiasyvidas.com” señala que Molière se licenció en la Facultad de Derecho de Orleans y frecuentó el círculo formado por Gassendi, Chapelle, Cyrano de Bergerac y D’Assoucy.
Aunque pretendió establecerse en París, la joven compañía no pudo lograrlo por falta de recursos, incluso Molière pasó unos días tras las rejas por deudas, por lo que durante 13 años recorrió la región del sur del país, bajo la dirección del escritor y actor.
Al parecer, la compañía representaba tragedias de autores de la época, así como los primeros textos del personaje, guiones sencillos sobre los cuales los actores improvisaban, como lo mandaba la Comedia del Arte.
En 1658 regresó a París y un año más tarde obtuvo su primer éxito, “Las preciosas ridículas”; en 1660 creó al personaje “Sganarelle”, que repitió en otras obras e interpretaba el propio Molière. Tuvo varios fracasos y hasta 1662 obtuvo el favor del rey Luis XIV con “La escuela de las mujeres”.
Su matrimonio con Armande Bejart fue muy criticado por la sociedad de la época, entre otras cosas porque ella era 20 años menor, y el monarca fue padrino de su primer hijo, nacido en 1664, aunque muerto poco tiempo después.
A las críticas, Molière respondía con comedias que le generaban enemigos, y entre la organización de festivales en el palacio de Versalles estrenó en 1663 los tres primeros capítulos de su “Tartufo”.
Pero su sentido crítico motivó que sus enemigos promovieran su prohibición, lo cual lograron. Lo mismo ocurrió con otros de sus trabajos, como “Don Juan o el festín de piedra”. En cambio, “El médico a palos” fue todo un éxito.
Además de las constantes críticas a sus obras satíricas, el artista enfrentaba las penurias económicas, pues si bien gozaba del favor del rey francés, éste no le pagaba con regularidad. Todo ello menguó su salud y su productividad, aunque entonces aparecen sus mejores trabajos “El misántropo”, “El avaro” o “El enfermo imaginario”.
De la última obra, durante una representación de la misma en 1673, Molière sintió fuertes dolores en el escenario y fue llevado a su casa, donde murió el 17 de febrero de ese año. Debido a la animadversión de la Iglesia, el rey francés debió intervenir para poder ser enterrado en tierra santa.