El asesinato como una forma de crear belleza, contrario a la idea platónica, y el elemento del mal latente en el ser humano es lo que subyace en la trama de la novela policiaca “Crímenes exquisitos” que su coautor, el español Vicente Garrido Genovés, promueve en México.

El también criminólogo, psicólogo y catedrático nacido en Valencia en 1958 dijo que en la novela que escribió junto con Nieves Abarca (La Coruña, 1968) “se muestra el asesinato como una forma de producir belleza”.

No obstante “uno se puede preguntar: pero, ¿cómo es posible que el crimen pueda producir belleza, acaso no tenía Platón razón cuando decía que lo bueno era lo bello? Pero desde la mentalidad del asesino la belleza forma parte del crimen, porque los asesinos, sobre todo los sistemáticos o seriales, tienen une estética”, dijo.

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“Los asesinos psicópatas, seriales, los que están obsesionados con una fantasía que tiene que desarrollar tienen una ética y una estética. La ética se basa en la nula empatía, aquello que les hace sentirse seres especiales, y el concepto de necesidad ajena o derechos de los demás para él son meros referentes intelectuales, nunca vitales”, puntualizó.

Y hay una estética, continuó, “derivada de la necesidad de la fantasía, porque tú necesitas producir un ritual para sentir satisfacción”, y eso lo diferencia de un matón, subrayó quien colabora con la policía de su país para realizar perfiles criminalísticos y atrapar asesinos, labor por la que en 1999 recibió la Cruz de Sant Raimon de Penyafort de parte del Ministerio de Justicia.

El asesino no cabe en el mundo gris, diario, busca su esencia a través de lo que hace por una necesidad, y así se entiende que persevere en ello, aunque a veces se exponga a ser capturado, añadió Garrido, graduado en Criminología en el Instituto de Criminología de la Universidad Complutense de Madrid y doctorado en Psicología en la Universitat de València, en la que es catedrático asociado de Psicología penal y Educación correccional.

Bajo este panorama, indicó que algunos asesinos, los que son inteligentes, dan mucho juego para la literatura, porque el arte tiene cánones diferentes a los de la realidad, y para hacer una novela de ellos, no un docudrama, se necesita que flirteen con su condena, con su captura y se supere cada vez más, y tiene un plus si además puede evadir a la policía.

Recordó que “Cadáveres exquisitos” se publicó por primera vez en 2012 en España y fue recibida con expresiones como “un retrato descarnado de la realidad”, porque en la novela Garrido y Abarca ponían “en relieve alguno de los caminos que yo denomino caminos del mal”, y tiene qué ver con cómo la gente de poder puede manipular voluntades y vivir en la impunidad.

El libro es una investigación criminal clásica, que sigue todas las normas policiacas recomendables en una novela, pero que cuida mucho en mostrar que son muchos los caminos del mal y los exhibe entrelazados, anotó el entrevistado.

Así, encontrará a la gente con poder pero también a otra con la obsesión de matar para satisfacer ciertas necesidades emocionales; “la belleza o la cultura también pueden ser parte de un propósito criminal”, como lo demostró lo ocurrido en Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, puso como ejemplo.

Todo ello lo quisieron plantear en una novela policiaca clásica de 900 páginas, en la que hay un crimen y un asesino al que hay que descubrir, pero donde el lector encontrará un desafío a su sensibilidad, conocimiento literario, artístico, y aunque sucede en La Coruña y Londres, el lector mexicano encontrará referencias culturales con su país, confió.

Señaló que en el discurso literario y cinematográfico existe una tendencia en la que el villano es un personaje más interesante que el héroe, pero en esta novela existe uno que a él más le gusta, la detective “Valentina Negro”, quien carga profundas secuelas emocionales pero al mismo tiempo es muy arrojada en un mundo muy machista, como es la policía todavía.

Como experto en la mente de los criminales, explicó que para definir el perfil del asesino de esta novela se tomó en cuenta en primer lugar introducir el tema del puro mal en un contexto de belleza, que la gente ve normalmente como términos antagónicos.

En segundo lugar la importancia de que el personaje “cupiera” en las escenas criminales que va dejando, lo que es muy importante en lo que es una investigación policiaca en la vida real. Entonces, el lector encontrará un relato muy detallado de lo que es el procedimiento detectivesco, subrayó.

Señaló que otro objetivo de Abarca y él fue que los personajes no fueran meros clichés del género, sino muy verosímiles sin dejar de ser literatura, que el lector se dé cuenta de las debilidades del ser humano, tanto buenas como malas, y en la solución del caso no podía faltar el factor suerte, que sucede en la realidad.

Y en medio de todo esto, pero a la vez entrelazando las historias, se encuentran personajes con psicologías muy definidas que chocan, se encuentran, generan conflicto y dan sentido al ritmo literario.

“Porque el conflicto siempre plantea frente al lector, en este caso, la duda de cómo van a resolver un problema, el problema de una colaboración, el problema de un desencuentro, y esto es lo que hace avanzar una historia.

“Una historia avanza en la medida en que tú vas conociendo a los personajes, y ese conocimiento te permite identificarte mejor con ellos, o bien porque los acontecimientos te llevan a diferentes escenarios”, lo que es la acción, y en “Crímenes exquisitos” la lectura es fluida porque se dan las dos cosas, finalizó al confiar en que tendrá éxito en México.

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