A los 25 retratos a color, montados en gran formato, que a partir de hoy expone Serge Barbeau en el Museo Archivo de la Fotografía (MAF) en esta ciudad, “hay que acercarse con el ánimo de descubrir y conocer un universo casi olvidado dentro de México, el de los descendientes directos de la Guerra de Castas del siglo XIX”.

Así lo dijo a Notimex Barbeau, esta tarde en entrevista, tras señalar que saber de la existencia de esos rostros, que pertenecen a personas vivas cargadas de una herencia histórica, social, cultural y artística inmensamente valiosa, es bueno para los mexicanos, para el mundo y para la humanidad en su conjunto, pues son depositarios de una historia.

Lo interesante de la exposición es que muestra a quienes habitan en un rincón del país, en Quintana Roo. “Dentro de ese sitio hay otro todavía más pequeño y olvidado, que es el núcleo social donde viven los descendientes de rebeldes indígenas que a mediados del Siglo XIX, enfrentaron la injusticia política, económica y cultural de criollos y mestizos”.

Anuncios

De acuerdo con el entrevistado, quien durante tres años (20011-2013) capturó con su cámara los rasgos, gestos, actitudes y expresión corporal de esas personas, al visitar en numerosas ocasiones Quintana Roo vio la posibilidad de hacer una suerte de documental fotográfico que recogiera tanto los rostros como las historias en torno a aquella guerra.

“Me interesaba mucho que las personas me platicaran las historias, anécdotas, situaciones y vivencias que a su vez les transmitieron sus padres y a ellos sus abuelos. Una vez que tuve los materiales fotográficos listos, los expuse primero en Mérida, Yucatán, y luego en Múnich, Alemania; ya estoy viendo que la muestra viaje a París y otras naciones”, señaló.

Canadiense radicado en el sur de México desde hace más de una década, el fotógrafo hizo la curaduría de esa exposición que ha causado diversas reacciones hasta hoy y al respecto señaló que en Mérida la reacción del público fue más emocional, acaso por la cercanía de los retratados, mientras que en Múnich fue apreciada con ojos y sentido antropológicos.

Titulada “Últimos testigos”, la exposición que permanecerá en ese recinto hasta el 27 de mayo próximo da testimonio del pasado maya en la península de Yucatán. Son retratos expresivos, vivos, de los descendientes de los mayas que lucharon hasta la muerte por recuperar su identidad, libertad y territorio en la llamada Guerra de Castas (1847-1901).

El artista comentó que la exposición cuenta con un doble propósito, por un lado, poder reconocer la importancia de los ancianos en la transmisión de saberes y tradiciones mayas, y por otro, ofrecer al turista de México y el resto del mundo una visión íntima de la vida de ese pueblo ligada a un periodo histórico determinante en la vida de este país.

Dijo que al abordar un tema tan crítico para el país, como el de la resistencia indígena, su condición de extranjero le permite “observarlo todo sin prejuicios”, consecuentemente, el título de la muestra, surgió porque en un mundo tan convulso, “desafortunadamente para los mayas y para la humanidad, los últimos testigos son precisamente eso, los últimos”.

Explicó que cada fotografía de la muestra se acompaña de fragmento de conversación que sostuvo con los retratados. Los testimonios refieren a episodios de la guerra, así como a tradiciones, ceremonias, creencias y costumbres que, aunque no vivieron directamente, conocieron gracias a las narraciones de sus padres, abuelos o bisabuelos.

Entre los fotografiados se encuentran los familiares directos de dos líderes e iniciadores del levantamiento: Cecilio Chi y Jacinto Pat, así como algunos de los herederos de los aldeanos que presenciaron la lucha por la independencia indígena de primera mano; la persona contactada más grande tiene 107 años de edad y feliz, se prestó a ser retratada.

Publicidad