Mauricio Angel/Agencia Reforma
Rechazado por una gatita, Pepe Le Pew se apunta a la cabeza con una pistola, se despide con la mano y dispara… pero es sólo un truco para hacerla salir de su escondite. “Fallé, por suerte para ti”, le dice cuando la tiene entre sus brazos al final del episodio.
Los clips cómicos del zorrillo de Looney Tunes parecen haber pasado de divertidas caricaturas a situaciones donde la sociedad de hoy, marcada por la violencia contra la mujer, ve incesante acoso sexual.
También se cuestiona a Speedy Gonzales por estereotipar a los mexicanos como flojos; a exitosas películas de Disney por el racismo en su representación de asiáticos y pueblos originarios, así como a la película Vaselina, por exhibir masculinidad tóxica.
“Hoy hay una relectura de materiales y personajes a la luz de lo que sabemos de una sociedad más consciente de otras realidades. Es una recepción crítica más desarrollada y es buena, pero hay que entender que estamos criticando otra sociedad.
“Los productos culturales no nacen de cero, son parte del contexto cultural de una sociedad que produce ese tipo de mensajes. Hacer una crítica a los personajes nos obliga a hacer una crítica a nuestros discursos sociales”, explicó, en entrevista, Diana Marenco, maestra en comunicación por la UNAM.
La catedrática, especializada en análisis del discurso y semiótica, hace la distinción entre una opinión, que cualquiera puede ventilar en redes sociales, y una crítica o análisis, donde un contenido debe entenderse en su época.
“Pepe Le Pew representa la realidad del Don Juan del barrio, pero también está en las películas de Pedro Infante, en la literatura, teatro, cine. Forma parte de uno de cientos de contenidos de su época que hablaban de lo mismo.
“Brozo también es una representación de la sociedad. A él no se le ocurrió la idea innovadora de tomar a una mujer semidesnuda y usarla como tapete en su papel de objeto sexual; está en la publicidad”, dijo la docente.
Cuando Horacio Villalobos lanzó Desde Gayola, en 2002, su intención era usar el humor en sketches para visualizar lo que padecía la comunidad LGBT+.
El conductor destaca que los tonos cambian incluso en el humor, pero considera que el libro “El Cuento de la Criada” vaticina lo importante de recordar hasta lo vergonzoso.
“Debemos explicar que las cosas pasaban antes y ahora buscamos que cambien. Algunos de los personajes que hoy los puristas pretenden cancelar contribuyeron a la misoginia, homofobia, racismo y todos estos horrores que hoy se están visualizando, pero es muy distinto a la corrección política. Una cosa es la reflexión; otra, el linchamiento”, opinó Villalobos.
El productor teatral Morris Gilbert siempre ha admirado Vaselina, la película y el musical, por lo cual la montó en México hace tres años. Para él, el teatro debe poner en la mesa temas polémicos: en los 70, en el folleto de la obra Los Hijos de Kennedy, tuvo que explicar qué significaba gay, pues así llamaban a Héctor Bonilla en escena y pocos lo entendían.
Considera a Vaselina una historia inocente, un reflejo realista de la juventud.
“Le mostramos a la gente cómo éramos, de dónde venimos, para que pensemos qué viene de aquí en adelante, pero no podemos mejorar el pasado ni cambiar lo que ya sucedió”, señaló.
Los entrevistados coinciden en que es fácil ver a distancia esos errores y estiman que el ejercicio necesario es criticarse hoy.
“Lo que me parece más peligroso es ponerle un halo de bondad a la actualidad que en realidad no tiene. Pepe Le Pew no es más dañino que la comedia, el chiste y los programas de TV de hoy ni que lo que hacemos en redes sociales.
“Hay un ojo que debe voltear a ver el pasado para no repetirlo, pero que no se nos olvide voltear a vernos ahora al espejo o no estamos aprendiendo nada”, afirmó Marenco.
Educación, la solución
Hoy, algunos clásicos infantiles en Disney+ ya advierten, de inicio, sobre representaciones negativas, inapropiadas e incorrectas por estereotipos de época.
¿Ejemplos? La Dama y el Vagabundo, con gatos siameses de acento asiático; Peter Pan, donde llaman a nativos americanos injuns (término despectivo en EU), y Dumbo, con cuervos que hablan en jerga negra.
Aunque esa leyenda es un argumento legal ante demandas, Villalobos cree que eso remarca la urgencia de explicar a los niños que los retratos de antaño no son modélicos.
“Es un asunto de familias y escuelas, pero Disney sabe que en las familias no hay comunicación para explicar a los hijos la historia. El dicho es: ‘Un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla’.
“Si los niños tienen suficiente educación, entenderán que no es un delito ver Lo que el Viento se Llevó. Cuando la vi de niño con mis padres no necesitaron explicarme que no debería existir la esclavitud ni que ningún color te hace más ni menos, porque lo vivíamos”.
Marenco piensa que la censura y la cancelación evitan la reflexión, pues la apuesta debería estar en los consumidores para cambiar las nuevas expresiones incluso con humor mediante.
“No se puede culpar a los cómicos por el humor si logran que la gente muera de risa. ¿Queremos que ya no haya Brozos? Eso pasaría en una sociedad que se mueve en otro sistema de valores, con respeto a la diversidad, empatía y ética.
“Esperaría que los Brozos tuvieran cada vez menos audiencia y espacios, pero no por prohibición, sino de forma natural, que la gente diga ‘no’ y nadie lo quiera ver”, dijo.